El Vaticano, el TLC y Arias: Dirigentes sindicales son recibidos en la Nunciatura

Al Excelentísimo y Reverendísimo
Monseñor Osvaldo Padilla Montesinos
Nuncio Apostólico de Su Santidad
EN SAN JOSE
Excelencia Reverendísima:

El movimiento obrero y las organizaciones sociales y sindicales costarricenses han valorado históricamente los extraordinarios aportes de la Iglesia Católica a favor de la justicia social y la paz. Desde las postrimerías del siglo XIX con la Encíclica Rerum Novarum hasta nuestros días, las trabajadoras y los trabajadores del mundo entero pudieron constatar la permanente adhesión de la Iglesia Universal, a los postulados bíblicos de defensa de la solidaridad, el bien común y el beneficio del mayor número.

Resulta innecesario, a este respecto, recordar las lúcidas exhortaciones apostólicas de Medellín y de Puebla durante el pontificado de Su Santidad Pablo VI; la valiente convocatoria de Su Santidad Juan Pablo II en su Encíclica Laborem Exercens; o, más recientemente, la hermosa admonición de Su Santidad Benedicto XVI, al recordarnos la importancia de la acción de los cristianos en su primera Encíclica Deus Caritas est.

Como es de su conocimiento, Costa Rica también fue privilegiada al contar en la década de los años 1940 con el iluminado liderazgo del entonces Arzobispo de San José, el recordado Víctor Manuel Sanabria Martínez. Hijo del campo y de ascendencia aborigen, Monseñor Sanabria supo interpretar fielmente el llamado de su vocación pastoral, al promover y defender, junto a las más importantes fuerzas sociales y políticas de la época, la Reforma Social de 1942, piedra fundacional de la Costa Rica contemporánea.

El aporte de Monseñor Sanabria, su valentía al soportar el repudio de las fuerzas más conservadoras del país que querían detener dicha reforma, fue un fiel testimonio de la adhesión de la Iglesia Católica costarricense a la Doctrina Social.

En ninguno de estos momentos históricos –como tampoco en la actualidad-, la Iglesia Católica ha contrapuesto su llamado a la Justicia Social y a la Paz, a la existencia de los grandes movimientos económicos globales, llámense estos industrialismo, capitalismo o el libre comercio. Muy por el contrario, la Iglesia ha defendido su legitimidad y ha reiterado la conveniencia de su adecuado funcionamiento, como mecanismos de generación de riqueza siempre y cuando tales fenómenos no atenten contra la dignidad de las personas y su bienestar espiritual.

Es precisamente allí, en el ámbito de los principios y valores supremos, en donde la voz profética de la Iglesia Universal ha condenado los abusos del materialismo capitalista y ha advertido sobre las amenazas del lucro y de la desmedida ambición de los pequeños grupos de interés que atentan contra el bien común.

En los últimos días hemos escuchado a algunos altos funcionarios del Gobierno de la República de Costa Rica, particularmente al Presidente Oscar Arias Sánchez, “sugerir”, en el marco de una visita protocolaria a Su Santidad Benedicto XVI y al Excelentísimo y Reverendísimo señor Secretario de Estado, Angelo Cardenal Sodano, que el Vaticano remita una carta a la Conferencia Episcopal de Costa Rica indicándole la conveniencia “de apoyar el Tratado de Libre Comercio con los EEUU”.

Semejante atrevimiento no merecería ningún comentario si no fuera porque pone en entredicho, no sólo la sabiduría y buen criterio de los obispos costarricenses en una materia sumamente delicada para la vida nacional; sino porque más aún, pretende poner en boca de los más altos representantes de la Iglesia Católica palabras que confunden a los católicos costarricenses y tergiversan el conocido –y legítimo- apoyo que siempre la Iglesia ha ofrecido al libre comercio cuando éste se realiza en un marco de justicia, solidaridad, inclusión y equidad.

Las organizaciones sociales y laborales que suscriben, desean por este medio, Excelencia, reiterar su confianza en la sensata y prudente opinión de la Iglesia Católica romana y expresar su repudio a quienes, en un afán poco edificante, intentan manipularla.

También desea ratificar su total apoyo a la Conferencia Episcopal de Costa Rica, al Arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes Ureña y a sus hermanos de la Pastoral Social; quienes, en un espíritu de caridad y lucidez cónsone con las mejores tradiciones del catolicismo, han dado “voz a los que no tienen voz” y han asumido con gran responsabilidad la crítica social sin la cual será imposible preservar la paz de la República.

Al concurrir a Vuestra Excelencia con todo respeto, las organizaciones sociales que nos honramos en representar, deseamos solicitar que estas opiniones sean trasladadas a la consideración de la Secretaría de Estado del Vaticano, con el único objeto de abonar a una discusión en donde consideramos que la voz responsable y amorosa de la Iglesia no puede hacer caso omiso al clamor de los más pobres, tal y como lo han señalado con toda razón los señores Obispos y el señor Arzobispo a propósito de la alarmante descomposición de la urdimbre social en Costa Rica.

Sin otro particular, saluda al señor Nuncio con toda consideración,

Albino Vargas Barrantes
Asociación Nacionalde Empleados Públicos y Privados
*ANEP *

Jesús Vásquez Quesada
Asociación de Profesores
Segunda Enseñanza
APSE

Fabio Chaves Castro
Asociación Sindical de Empleados del ICE
ASDEICE

José Antonio
Barquero Mora
Asociación Nacional de Educadores
ANDE

Luis Chavarría Vega
Unión Nacional de Empleadosde la Caja y de la Seguridad Social
UNDECA

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