La destitución del Contralor

Elevado al más alto pedestal de la gestión contralora del país, por un acuerdo político extraparlamentario del desacreditado sistema bipartidista “PLUSC”, incluido el beneplácito del Expresidente de la República, Oscar Arias Sánchez; el Lic. Alex Solís Fallas parece haber desatado la furia de ese sistema cuando evidenció que le imprimiría un sesgo independentista a la Contraloría General de la República, dando paso a la superioridad del interés público por encima del interés del lucro privado.

En tal estado de cosas, altamente riesgosas para los tradicionales y poderosos intereses económicos tutelados por el PLUSC, nada mejor que las revelaciones públicas de las actuaciones erráticas privadas en el campo de la actividad notarial de quien ya, hoy, es Excontralor General de la República, el Lic. Alex Solís Fallas; pese a que los resultados del tiempo en que permaneció en el mismo (seis meses), dejaron al desnudo cuán permisivo había sido el rol político contralor de los últimos años, en la construcción de la compleja red de negocios privados con la institucionalidad pública, para el favorecimiento del proceso concentrador de riqueza que vive la Costa Rica de hoy.

Ese fue el eje central de nuestra posición con respecto a toda esta situación: Observar y aplaudir resultados concretos en el corto tiempo, en beneficio de la transparencia en la gestión pública; y que el cuestionamiento legal de la irregular actividad notarial del Lic. Alex Solís Fallas, se ventilase para la sanción respectiva, en las instancias correspondientes según el ordenamiento jurídico vigente.

Desde nuestra perspectiva, tales resultados ponían en peligro la existencia útil de la poderosa red de negocios privados con los servicios públicos que, en no pocas ocasiones, recibió la bendición contralora; como ya consta en varios casos de conflicto abierto entre el interés público y el lucro privado, con las necesidades que representa la satisfacción del bien común.

Sinceramente, siguiendo el sentido que nos dicta nuestra orientación de clase, observamos cuidadosamente el ataque sistemático, persistente y hasta rabioso que la gestión del ya hoy Excontralor General de la República, estuvo recibiendo desde el periódico La Nación; como vocero de esos poderosos grupos económicos que han encontrado inspiración política en la devaluada figura del Expresidente de la República, Oscar Arias Sánchez.

Para la ANEP está más que claro que La Nación, verdadero partido político-ideológico con ropaje de medio de comunicación colectiva, decidió la suerte política de quien hasta ayer fue Contralor General de la República; creando las condiciones escénicas necesarias para garantizar su remoción; habida cuenta de que los poderosos intereses económicos que se reflejan en la línea informativa y editorial de tal periódico, se sentían incómodos con una gestión contralora que, sencillamente, “se salió de control”.

El tránsito sociopolítico y económico hacia una total neoliberalización de la sociedad costarricense, reduciendo al mínimo el papel del Estado en la conducción del país, no podía ponerse en riesgo; mucho menos, en vísperas de la concreción del más ansiado sueño de esa neoliberalización: la imposición del denominado tratado de “libre” comercio con los Estados Unidos de América.

Indudablemente que el descrédito en que ha caído el primer poder de la República, la Asamblea Legislativa (descrédito no del todo completamente genuino por sus propias obras, sino que inducido, en no pocas ocasiones), necesitaba de una acción política de impacto como la remoción del Contralor General de la República; mejor todavía si esa estratégica decisión era tomada en una atmósfera circense creada al efecto. Nuestro parlamento, acorralado para los efectos del caso, siente que logra para sí un poco de reivindicación política.

“Muerto el rey, viva el rey”. Queda para el ya casi encima 2005, la elección de la persona que habrá de encabezar la estratégica entidad contralora. Sobre el tema quisiéramos aportar en su momento.

San José, 14 de diciembre de 2004.

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