* Escritor y Académico
La Nación hace público un correo enviado al Presidente de la República, Dr. Oscar Arias Sánchez, por el Vicepresidente Kevin Casas y el diputado Fernando Sánchez, pariente cercano del Presidente (¡las ventajas de la meritocracia!), en el cual se le hacen al mandatario las siguientes recomendaciones de cara a la campaña en favor del TLC:
1. Infundir temor en la población, haciéndole creer que si dicho tratado no es aprobado el país sufrirá gran desempleo , cosa absolutamente falsa, agregamos nosotros, pues el TLC no toca para nada las exportaciones costarricenses, y, por el contrario, si afectará el empleo de centenares de miles de costarricenses por la competencia desleal de las importaciones provenientes de Estados Unidos, sobre todo las agropecuarias, altamente subsidiadas.
2. Añadamos que en el correo de marras se pide infundir temor no solo a causa del eventual desempleo que se provocaría, sino y a como sea, crear un miedo general y difuso, un ambiente de incertidumbre y zozobra entre la población. Esto nos recuerda las estrategias orquestadas por brutales dictaduras de ingrata memoria. ¡Que bajo hemos caído!
3. Presionar a los alcaldes para que se unan a la campaña del Sí ; a los alcaldes se les advierte en el infame correo que aquellos cantones en donde no gane el Sí serán penalizados con la ausencia de inversión pública. ¿Tendrá esto que ver con el obligado apoyo que los alcaldes liberacionistas, electos por una pequeña fracción de votantes, le dieron hace poco al TLC, a pesar de los efectos negativos que tiene para los municipios costarricenses, como ha sido demostrado hasta la saciedad por académicos tan serios como Henry Mora?
4. Hacer que las empresas inviten al mandatario y a otros altos funcionarios gubernamentales para hablar de temas generales, pero aprovechando dichas actividades para hacer abierta propaganda a favor del Sí , en violación de las regulaciones establecidas por la Ley Electoral costarricense. Con todo descaro, en el ya tristemente célebre correo se reconoce que actuando así se burlan los controles del Tribunal Supremo de Elecciones. Más claro no canta un águila, perdón, un gallo, y de paso se demuestra el absoluto desprecio que el Gobierno del Presidente Arias y la Campaña del Sí han mostrado por el Tribunal Electoral y como éste, además, se ha prestado a tan indecente y antidemocrático jueguito. En otras palabras, los discípulos cimarrones de Maquiavelo alientan la violación de las leyes. Entre otros muchos calificativos, puede afirmarse que este proceder es fraudulento.
5. Ofrecer bonos a los pobres, para lo cual se están gastando más de 250 mil millones de colones, según lo informa el último número del semanario UNIVERSIDAD luego de una exhaustiva investigación, en cuyas ceremonias de entrega (o de promesas de entrega) se les dice a los personas que tales prebendas corren riesgo si no se aprueba el TLC. A pesar de que visto y oído muchas cosas, nunca he presenciado nada tan sucio y vergonzoso. ¿Hasta dónde iremos a parar por este camino de bajeza y ruindad?
Lo único que no se recomienda es inventarse encuestas fraudulentas, del tipo de las que se publicaban el año pasado semanas antes de las elecciones presidenciales. No obstante, parece que tal consejo no le hacía falta a la campaña del Sí. Lo más lamentable fue la respuesta del Presidente, cínica de tan cándida y anodina: él recibe muchas recomendaciones. Así actúa todo un Premio Nóbel de la Paz.
Lo “curioso” es que hemos visto en los últimos meses una campaña y un proceder que siguen al pie de la letra las maquiavélicas sugerencias del Vicepresidente y del pariente de don Oscar Arias. En consecuencia, las recomendaciones no cayeron ni en saco roto ni en oídos sordos.
Repasemos: desde una sistemática propaganda que miente con todo descaro sobre el eventual desempleo que sobrevendrá de no ratificarse tan nefasto TLC, hasta las presiones a los alcaldes, pasando por los regalos de bonos y las visitas “desinteresadas” a las empresas para, por supuesto, mentirle a los trabajadores, quienes serán los más perjudicados en caso de que, en un acto suicida, el pueblo costarricense vote por el Sí en el referendo del 7 de octubre.
Basta ya de mentiras, señores del Sí. Son tan mendaces y falsos, que su propia arrogancia terminará perdiéndoles. ¿Les vamos a creer a quienes llevan tantos años robándonos, empobreciéndonos, engañándonos y mintiéndonos? La careta se les cayó y lo que vemos da asco y vergüenza.