¿Alguien recuerda si en algún momento de la historia contemporánea de nuestro país, un grupo social organizado se tomaba la sede de un partido político, como acción de lucha para plantear sus reivindicaciones?
Al menos este servidor suyo no recuerda un antecedente parecido a lo que aconteció ayer lunes 12 de noviembre, cuando en horas de la mañana, un grupo de unas 150 personas agricultoras costarricenses se tomaron la sede de El Balcón Verde, oficinas oficiales del Partido Liberación Nacional (PLN), para enrancharse (como lo definió uno de sus integrantes), sin tiempo definido de salida-abandono de esas instalaciones.
Evidentemente estamos de cara a un evento de mucho significado sociopolítico, si lo vemos en el marco de la confrontación social que se está desarrollando en el país a partir del pasado 8 de mayo y, con mayor crudeza, desde el 10 de setiembre.
Desde el 8 de mayo, por un lado, cuando empezó a destaparse la cruda realidad de la estafa política que ocurrió en el mes de abril anterior con ocasión de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales; por otro, desde el pasado 10 de setiembre, con el desarrollo abierto de esa confrontación, materializada en la Huelga General Indefinida contra el Combo Fiscal, expediente legislativo 20.580; conflicto sociopolítico que todavía se mantiene por el heroico Magisterio Nacional y diversos sectores laborales-institucionales, como los municipales, que han estado inmersos en este histórico movimiento.
Los imprevistos visitantes de El Balcón Verde proceden de zonas agrarias de nuestro país caracterizadas por la pobreza, la exclusión y la desigualdad; tales como Los Chiles, Talamanca, Pococí, Guácimo, Upala, Golfito, Zona Norte y otras.
Nos cuentan que se dedican, en esencia, a la producción de raíces y tubérculos (plátano, ñame, ñampí); yuca en las variables para exportación (zona del Caribe) y para el mercado nacional (zona de San Carlos).
Uno de sus principales voceros nos comentó varias de las razones que les motivaron para tan sui generis protesta, mostrando que tienen una lectura del devenir actual de la situación sociopolítica del país bastante precisa. Veamos:
1. Están contra el combo fiscal.
2. Luchan por una reactivación económica que sea incluyente y redistributiva.
3. Creen en una política de contingencia para los pequeños agricultores.
4. Anhelan una transformación radical del Consejo Nacional de Producción (CNP), como parte de esa política de contingencia.
5. Piensan en una restructuración-fortalecimiento del PAI (Programa de Abastecimiento Institucional): ¿cómo es posible que el IMAS reparta diarios comprados a los revendedores y/o a los supermercados oligopólicos?, afirman.
6. Conceptúan la famosa banca de desarrollo de otro modo y no, según lo comprenden como está en la actualidad en que la mayoría de sus recursos incrementan la tasa de ganancia de un conocido banco privado.
Los aspectos anteriores bien podrían ser parte de una concepción de desarrollo nacional con preponderancia de la soberanía y de la seguridad alimentarias, tal y como se aspira en cuanto a una sociedad multifacética con plena integración social y productiva.
Ahora bien, si están pretendiendo llegar con sus aspiraciones a las máximas autoridades ejecutivas del país, pero pasando por la sede del PLN (como lo están indicando), ¿cuál es la lectura correcta, entonces, de la toma de El Balcón Verde por este grupo de costarricenses labradores de la tierra?
Probablemente apelan al pasado socialdemócrata del PLN cuando, aunque fuera con políticas públicas no tan fuertes como la tienen los propios gringos con su gente del agro, algo los protegieron gobiernos liberacionistas que alguna sensibilidad tuvieron para con este grupo social.
Probablemente, también, al ser tomado el propio PLN por el neoliberalismo, como ya es más que incuestionable, este grupo está consciente de que este partido es ahora parte esencial del triunvirato gubernamental PLUSC-PAC; y, por tanto, puede llegarle con más escucha a Zapote desde la misma sede del PLN que lo que lograría un grupo de agricultores en sus afueras de la sede presidencial.
Esta última percepción del grupo social habitante transitorio de la sede liberacionista parece muy acertada si el propio presidente del PLN, el señor Patoni, les admitió, sin pelos en la lengua, que el jefe de la fracción parlamentaria liberacionista, señor Benavides, no es más que un diputado de gobierno; y la bancada legislativa que éste coordina (con algunas honrosísimas excepciones), es la más grande del oficialismo triunviral.
La verdad es que nuestros agricultores tienen una sapiencia natural digna de admirar; y sí son poseedores reales del más común de los sentidos, el sentido común.