El prestigioso Diario Extra, el de mayor circulación del país y el más leído, publicó nota de prensa el pasado sábado 9 de enero de 2015 (página 15 de Nacionales), bajo la responsabilidad de la distinguida periodista Carmen Navarro Leiva, dándonos cuenta de que el señor Presidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera, dice que el país entra en “Alerta Roja” por el asunto del déficit fiscal.
Según esta información el mandatario habría dicho lo siguiente: “Tenemos que empezar a reducir la riqueza que se ha concentrado en manera escandalosa durante los últimos diez años”, recordándonos algo que ya es sabido en muchos círculos especializados en el tema, de que Costa Rica tiene la “menor carga fiscal del continente”.
El Presidente Solís Rivera indicó que su administración podría “patear la bola para adelante” (frase nuestra) en este tema fiscal pues saldría avante en los dos años y medio que le quedan de gestión gubernativa. Según él, todavía tendría algún espacio para maniobrar en tal sentido; pero, eso sí, sentenció que las nuevas autoridades ejecutivas del país a partir del 8 de mayo de 2018, estarían de cara a “una circunstancia absolutamente inmanejable”.
Otra publicación de prensa escrita de ese mismo día consignó que el Presidente Solís Rivera se dejó decir que se necesitan acciones para mejor la “distribución de la riqueza” en el país, al mismo nivel que se viene hablando de impuestos y de gasto.
Hemos insistido en múltiples ocasiones y circunstancias, con base en la visión país que manejamos desde la perspectiva sociopolítica y sindical en la cual militamos, que el tema del déficit fiscal es un asunto de mucha gravedad.
Sin embargo, no compartimos las visiones catastrofistas de signo neoliberal que nos plantean de que ha llegado “el fin de los tiempos” y/o de que estamos ya en situación apocalíptica, “hundiéndonos” en el abismo sin fondo de la quiebra estatal, irreversiblemente.
Eso sí, no vamos, repetimos, a negar la gravedad del problema y reconocemos que debemos asumir una actitud cívica y positiva mostrando vocación de diálogo y de negociación, proponiendo alternativas; pero no es cierto que sea la clase trabajadora (asalariada y no asalariada), quien deba cargar con la responsabilidad y con las consecuencias si no se hace nada.
Ahora bien, la caracterización de “alerta roja” que hace el Presidente Solís Rivera por la cuestión del déficit fiscal nosotros pensamos que debe aplicársele al tema de la desigualdad sistemática y creciente en nuestra sociedad, precisamente por lo que el mismo mandatario plantea ahora más abiertamente: debemos hablar de la distribución de la riqueza, de que Costa Rica tiene la carga tributario-fiscal más baja de toda la América Latina y de que la riqueza se ha concentrado demasiado en la última década.
He aquí el punto neurálgico del problema y si el mandatario lo dijo y lo va a seguir sosteniendo públicamente, bien haría en hacer una gran convocatoria de organizaciones de la sociedad civil interesadas en aportar, constructivamente, para que haya una salida al problema del déficit justa, negociada, viable, posible y sin confrontaciones intensas y/o dolorosas.
Si estos planteamientos presidenciales pasan a ser a partir de ahora tesis de Estado y si realmente la “emergencia fiscal” debe ponernos como sociedad en “alerta roja”; entonces las únicas decisiones estratégicas que deberemos apoyar en materia de transformaciones tributarias, ya sea ejecutivas y/o legislativas, son aquellas para impulsar diversas iniciativas hacia la progresividad tributaria de modo que empecemos a abandonar el escenario de la regresividad.
La profunda regresividad tributaria que impera en el país en materia de impuestos (pagan más, proporcionalmente hablando, los que menos ganan), nos tiene como nos tiene como sociedad tal y como lo dice ahora el Presidente Solís Rivera. Repitamos: Costa Rica tiene la carga tributario-fiscal más baja de toda la América Latina y la riqueza se ha concentrado demasiado en la última década; por tanto, debemos hablar de la distribución de la riqueza en el país.
Lástima que no fue más contundente y firme pues lo que hay que decir abiertamente, entre otras cosas, es que las políticas tipo TLC’s han fracasado, que las privatizaciones vía concesiones y tercerización no han traído bienestar común pues solamente han estado potenciando la exclusión social; y que la concentración de la riqueza es responsable directa de la violencia criminal en ascenso, de la precarización del empleo en muchos casos, de la violación de los derechos laborales fundamentales y del escuálido salario mínimo, así como del ascenso social del crimen organizado y del narcotráfico.
Por otra parte, los heraldos de la supuesta “hecatombe fiscal” y sus latifundios mediáticos insignes “se están cortando las venas” porque terminamos el año 2009 con un 5.9% de porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), de déficit fiscal; y de que la deuda pública llegó al 45% de PIB.
Uno entiende que jamás podríamos comparar a Estados Unidos con Costa Rica, aunque ese país es ahora una potencia económica en decadencia. Sin embargo, los gringos llegan al 2016 con un déficit de 4.5% de su PIB y con una deuda pública de 111 % del mismo (Revista Summa).
En el caso tico y en este sentido, deberíamos ponernos de acuerdo como sociedad en el monto porcentual de déficit fiscal con relación al PIB con el cual podríamos vivir y lo mismo con relación al monto con el cual no podríamos vivir.
Y sobre el monto porcentual de PIB que nos resulta intolerable vivir como sociedad, buscar grandes acuerdos, pero eso sí, en la línea de la progresividad tributaria, ejecutiva y legislativamente hablando. Es parte de la “alerta roja” en la cual creemos: la de la desigualdad.