Hay que pegar “el grito al cielo”. La inflación parece que va sin control: casi llega al 3% en el primer trimestre de este 2013 y si sigue así, estaremos cercanos al 6% a mitad de año.
La más reciente ola de alzas, especialmente la de la electricidad, golpean duramente a las familias trabajadoras asalariadas y no asalariadas de ingresos bajos y medios, dándole más velocidad al peligroso transito que el país lleva por la minada carretera del crecimiento de la desigualdad.
No hay duda de que con este escenario de alzas y de inflación creciente, las propuestas sindicales para los reajustes salariales valederos para el segundo semestre del año en curso, tanto para el sector Privado como para el Público, representarán un verdadero desafío.
Hay que dejar bien marcada la imperiosa necesidad de reajustes salariales fuertemente compensatorios y de comprobada ampliación del poder adquisitivo del salario. En tal línea destacamos lo siguiente
Para el sector Privado: ANEP, junto a la Central Social Juanito Mora Porras, en lo que respecta a los salarios mínimos insistirá en que una cosa ha de ser la cifra a definirse por el reajuste “rutinario” semestral por costo de vida; y otra, radicalmente distinta, acerca de una fijación de carácter extraordinario, especial, sustancial y realmente justa, para elevar los actuales niveles base de esos salarios mínimos, ensanchando su capacidad de compra y de poder adquisitivo. Y sobre esos nuevos niveles de salarios mínimos, calcular los reajustes salariales siguientes por costo de vida.
Para el sector Público: ANEP, junto a la Central Social Juanito Mora Porras, insistirá en el “desenganche” de la estructura salarial médica de la de los puestos de Gobierno Central (Poder Ejecutivo), de modo tal que misceláneas, cocineras de los CEN-CINAI, oficinistas, choferes, técnicos, policías, guardias de seguridad, servidores de mantenimiento, secretarias y similares, tengan más probabilidad de un mejor reajuste a sus correspondientes bases salariales; sin que ello se les niegue, como ha sucedido durante 30 años, porque dado ese “enganche” entre ambas estructuras salariales, un colón de reajuste salarial semestral en los casos mencionados, implica hasta cuatro colones en el reajuste salarial que se debe hacer al personal médico del país.
No nos cansaremos en indicar que como sociedad ocupamos de modificaciones estructurales en la distribución de los beneficios del crecimiento económico y que, por tanto, se impone una nueva política salarial de corte expansivo para (entre otras políticas), cerrarle el paso a lo que parece ser un indetenible proceso de empobrecimiento de las familias de la clase trabajadora, ante un escenario de concentración de riqueza y de crecimiento de la desigualdad que sigue minando las bases de la ya, de por sí, maltrecha institucionalidad democrática.
Finalmente, la importancia de la movilización obrera, de calle, por real justicia salarial es un imperativo inobjetable, en ambos sectores. Este será un desafío de enormes proporciones que se deberá asumir.