Nuestra organización se pone a las órdenes de las trabajadoras y de los trabajadores, de la sede central del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (MCJD), en la lucha por conservar las actuales instalaciones como centro nacional de la expresión de la cultura y como sede oficial institucional; hoy amenazada por un capricho que obedece a designios del ya próximo Presidente de la República, Dr. Oscar Arias Sánchez, quien desea trasladar o reubicar la sede de Casa Presidencial, establecida en Zapote, a la vieja sede de la FANAL, hoy CENAC.
Sólo la expresión e intención de plantear la idea de incomodar a unos para ubicar a otros, es ya prepotente y un atropello a la dignidad laboral del personal del MCJD y a las y los representantes de la cultura nacional.
La ANEP considera que el concepto de Centro Nacional de la Cultura (CENAC) y su diseño arquitectónico-espacial debe mantenerse en cuanto tal.
Si el nuevo mandatario considera poco dignas las instalaciones de la Casa Presidencial, en Zapote, opciones no le faltarán para ubicarse en otro espacio que le haga honor a su investidura.
Precisamente esa invocación de dignidad para trabajar, es igualmente válida para los trabajadores y las trabajadoras del MCJD, para el público visitante y para los y las que hacen cultura, cotidianamente, en el CENAC.
Por otra parte, es claro y evidente que la comisión nombrada para analizar esta situación, no está tomando en cuenta a representación laboral alguna, la cual ya se siente desplazada; factor éste que se puede corregir, considerando que sus integrantes son personas prestigiosas que tienen muy dentro de sí el valor de la cultura, pese a sus diferentes trayectorias partidistas.
Por otra parte, la ANEP estima que la Aduana Central no puede ser una alternativa de reubicación, puesto que está concebida para darle otro carácter, además de que como será administrativa bajo la figura de una fundación, ello deja bastante que desear.
La ocurrencia presidencial indicada, deja en evidencia cómo es que se conceptúa el valor de la cultura en tiempos de neoliberalismo; dejando también en evidencia que el desafío del rescate de la cultura en estas épocas, es una tarea de gran valor cívico y para ser emprendida desde la perspectiva popular, a través de la organización de los sectores sociales (incluidos los labores), interesados en esta noble responsabilidad.
Como indicamos al principio, quedamos a las gratas órdenes de las entidades y personas que han decidido afrontar el reto indicado, sin más pretensión que colaborar en lo que a nuestro alcance esté.
San José, 3 de mayo de 2006.