Para nuestra organización, la violencia no puede explicarse a partir de enfoques patológicos y/o reduccionistas, bajo categorizaciones de comportamientos individuales inadaptados.
Todo lo contrario, la violencia social está asentada en una concatenación de factores, dentro de los cuales el cierre de oportunidades, la sensación de exclusión social, el atosigamiento consumista y el facilismo como forma de vida, la ostentación y la opulencia que exhiben los que más tienen, el deterioro de las condiciones de vida y la estrechez económica, por ejemplo; aportan trascendentales pistas explicativas, científicamente demostrables, de las conductas delictivas que presenciamos en la actualidad.
Sin duda alguna, las inequitativas relaciones de poder económico, social y de género, perpetúan esa forma de violencia.
Lamentablemente, en este marco de condiciones, las mujeres están llevando la peor parte; las mujeres de los sectores populares, las mujeres trabajadoras, dentro y fuera del hogar; las mujeres humildes, básicamente.
A pesar de entender las causalidades de la violencia, no hay forma de justificar la agresión psicológica, verbal y/o física, de un ser humano para con otro ser humano; mucho menos, no hay forma de justificar la agresión doméstica, cruel e hiriente para todo el tejido social, de un hombre para con una mujer.
Es por eso que la sociedad debe tomar medidas, de distinto orden, a través de la institucionalidad que la rige.
Por eso, en el caso de la violencia doméstica en Costa Rica y considerando la creciente tendencia a que las mujeres sean las principales víctimas de tanta agresión, dolor y sufrimiento; es que en ANEP apoyamos, la aprobación del proyecto de Ley de Penalización de la Violencia Contra las Mujeres; exhortando, a los honorables señores diputados y a las honorables señoras diputadas, para que le den su voto afirmativo, en el menor plazo posible.
San José, 16 de febrero de 2004.