Puede bajar el documento del Plan Fiscal en esta liga.
Desde la perspectiva de los sectores populares, no tenemos razón alguna para alegrarnos de la aprobación del plan fiscal. Por el contrario, la estructura tributaria costarricense seguirá siendo, esencialmente, de carácter regresivo, obligándosele a pagar más, proporcionalmente hablando, a quienes menos tienen.
La transformación del actual Impuesto sobre las Ventas, en Impuesto al Valor Agregado (IVA), pese a algunas “_exoneraciones_” que se le incluyeron al plan fiscal, solamente ha de fortalecer ese injusto sesgo regresivo de la estructura tributaria costarricense. El IVA es el más regresivo dentro de los impuestos regresivos.
Por otra parte, considerando los altísimos niveles de evasión y de elusión fiscales, es de esperar que con el plan fiscal y, específicamente, con la aplicación del IVA, tendremos más robo de impuestos en diversas modalidades, toda vez que no hay voluntad política suficiente para convertir a la administración tributaria en algo potente y temible para el evasor.
La increíble situación de que el Ministerio de Hacienda no haya podido “_reponer_” 18 plazas de auditores fiscales que ahora tiene vacantes por pensión ó por traslado, muestra a las claras una especie de conducta cómplice con el crimen social que es el robo de impuestos.
En el caso del novedoso impuesto por el cual siempre hemos abogado, la Renta Global, prácticamente nació “_muerto_”. No tendrá mayor efecto recaudador pues debió establecerse su aplicación al momento del devengo en el exterior y no cuando se dé la repatriación de los dineros ganados en el extranjero. Ningún costarricense que gana plata afuera de nuestras fronteras la traerá al país para que le cobren lo correspondiente a Renta Global. Ésta quedó como un “_saludo a la bandera_” en el nuevo paquete de impuestos.
En definitiva, no hay cambios sustanciales con la aprobación del plan fiscal: “_los y las de abajo_” seguirán llevando el principal peso de la estructura tributaria costarricense.
La leve esperanza que queda es que la Sala IV se traiga abajo el plan fiscal por la cantidad y la calidad de las violaciones que sufrió durante su tormentosa y atropellada tramitación parlamentaria.