Por la libertad de expresión

Jueves 15 de Marzo del 2007

Respetado señor Presidente:

Mis diferencias con usted y su gobierno, han sido siempre en el campo de la ética pública y en el terreno de la política y la ideología. No irrespetaré jamás su fuero personal ni recurriré a argumentos que rebasen los juicios que cualquier ciudadano pueda tener sobre la acción de los gobernantes y los hombres de estado. Y no digo más sobre esto, porque en Costa Rica muy frecuentemente, las diferencias políticas se convierten en inquinas y hasta en odios personales.

Pienso que los seres humanos nos hacemos más fuertes cuando asumimos los combates cívicos en el plano de las ideas, aunque convengo en que resulta extremadamente difícil que las cosas se mantengan allí.

No puedo olvidar ahora, que en 1990, pocas semanas antes de dejar su primer mandato, lo visité en la Casa Presidencial para pedirle que apoyara la noble decisión de Nelson Brenes, entonces director del SINART, de concederme un espacio semanal para “Diagnóstico”.

Le dije personalmente que no asumía con usted ningún compromiso en el campo de la economía o la política, salvo el de defender, por razones de principios, sus iniciativas de Paz en Centroamérica. He cumplido con creces ese compromiso.

Entonces me advirtió usted que Calderón Fournier me quitaría el espacio. Le respondí que ese sería, llegado el momento, un asunto entre el Lic. Calderón y yo. Y así se inició_ “Diagnóstico”_.

No sé cuántos programas he dedicado a las ciencias, las artes, la cultura, la historia y decenas de actividades humanas. He considerado necesario defender desde allí el derecho de los pueblos a la justicia y la libertad que los imperios y las camarillas locales les niegan empecinadamente. He realizado un esfuerzo sostenido para que la abundante desinformación y muchas veces la mentira sistemática, no trastornen fácilmente el juicio político y la conciencia social de las multitudes distraídas. Esa labor a muchos les resulta incómoda y hasta irritante. Pero también hemos ganado el respeto de mucha gente.

“Diagnóstico” es una gota en el desierto. Pero es una gota incómoda, porque ayuda a descubrir la verdad.

Aun así, no he presumido nunca de ser poseedor de la verdad, pero creo rondarla más de cerca que los orientados únicamente por la codicia y los intereses mezquinos.

Puedo parecerle presuntuoso, pero nos aproximamos más los hombres a la verdad, si levantamos las viejas pero límpidas banderas de la Revolución Francesa y de otros procesos revolucionarios de la historia. Si desde las aulas, los púlpitos o las calles, proclamamos que hay infinitamente más verdad en la lucha y el reclamo airado de los pueblos y en los gritos de la humanidad postergada, que en la sórdida y en apariencia invencible globalización de los banqueros y las transnacionales. Son esas verdades las que se levantan hoy contra el capitalismo salvaje y esa globalización que, arropada en el TLC, usted pretende imponernos a rajatabla.

Los pueblos, presidente Arias, tienen más razones que los ensillados en los caballos de un nuevo Apocalipsis.

“Diagnóstico” no me pertenece a mí. Es propiedad inalienable de los centenares de hombres y mujeres que han encontrado allí un lugar para escuchar o expresar opiniones y pensamientos enaltecidos. Los misérrimos argumentos enunciados para justificar su cierre, se vuelven contra sus autores y no voy perder m tiempo o el suyo, contra argumentando.

Pongamos las cosas en su lugar. Cerrar “Diagnóstico”, es una decisión política.

Es su decisión y está violentamente enfrentada a esos principios de libertad de expresión, de paz y tolerancia con que usted se lena la boca todos los días desde cualquier tribuna.

Yo le exijo que me devuelva “Diagnóstico”, que se lo devuelva a quienes lo han hecho suyo a lo largo y ancho de Costa Rica. De lo contrario sumará un hecho más a otros que pueden llevarlo a usted, señor Presidente y Premio Nobel de la Paz, a perder inexorablemente la autoridad moral para hablar de democracia, de paz y de respeto entre los seres humanos.

Con invariable respeto lo saluda

*caminopropio@racsa.co.cr

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