El anuncio de que los señores diputados y las señoras diputadas se aprestan a recibir un nuevo reajuste salarial de 5%, según una disposición legal emitida a su favor, genera gran indignación y molestia laboral; especialmente porque acaba de serle impuesto a los salarios mínimos que se aplican al sector Privado de la economía, un raquítico e injusto reajuste de un 3.65%, a partir del 1 de enero de 2013.
La clase trabajadora, tanto la del sector Privado como del Público, con ingresos salariales mensuales medios y bajos, está sufriendo un severo proceso de empobrecimiento económico. Esto potencia la peligrosa circunstancia de que seguimos, como sociedad, ensanchando las brechas sociales y ahondando el proceso concentrador de riqueza.
Bien harían los señores diputados y las señoras diputadas de abrir un debate parlamentario sobre el tema de los salarios mínimos en Costa Rica, en el marco del jugoso aumento salarial que van a recibir, de 155 mil colones mensuales.
“Descubrirán” así que sí podrían emitir una ley de elevación general del nivel actual de los Salarios Mínimos, dado que en el Consejo Nacional de Salarios (CNS), el “maridaje” del gran empresariado con el Gobierno, se consumó una vez más en contra de la clase trabajadora asalariada del sector Privado; imponiéndole a ésta un reajuste raquítico del 3.65%; violándose, incluso, una fórmula de cálculo salarial que había sido acordada tripartitamente en esa instancia.
La creciente desigualdad social que vive Costa Rica tiene en la cuestión salarial uno de sus principales disparadores. Urgen acciones severas de política pública que abran camino hacia otra política salarial. Lo contrario es seguir alimentando el resentimiento y la indignación obreras que, de un modo u otro, vienen dando fuertes señales de eventuales estallidos sociales que, por tanto, se deben potenciar.