Bases militares estadounidenses son sinónimo de devastación social y ambiental

Una de las organizaciones que ha hecho esta denuncia en repetidas ocasiones es el Grupo de Trabajo del Fellowship of Reconciliation sobre América Latina y el Caribe, equipo multidisciplinario de investigación radicado en la ciudad de San Francisco (EEUU) y dedicado a la defensa de la justicia, paz y libertad y promover en el mundo una cultura de no violencia.

En un documento publicado en el portal web de la Agencia Latinoamericana de Información, el coordinador de este grupo de investigación, John Lindsay-Poland, indicó que los acuerdos gubernamentales, entre EEUU y la nación donde esté ubicada la base, le brindan inmunidad a los soldados ante toda acción legal y, cuando son juzgados, la justicia es muy flexible con ellos.

Desvatación ambiental

Fellowship of Reconciliation (Grupo de reconciliación) ha denunciado que muchas bases militares estadounidenses en América Latina dejan un legado ambiental devastador.

Como ejemplo, se refirió a la Bases Militar de Vieques, una pequeña isla en el Mar Caribe, adyacente a Puerto Rico. Estudios han revelado la presencia de altos índices de cadmio, plomo, mercurio, uranio, y otros contaminantes; en los suelos, la cadena alimentaria y los cuerpos de los habitantes de la isla.

“Estos contaminantes han conducido a altos índices de enfermedad entre los habitantes de Vieques, que tienen incidencias de cáncer en un 26.9% mayor que otros puertorriqueños”, reseñó el documento.

En Panamá todas las fuerzas militares de Estados Unidos se fueron del país, y las bases fueron cerradas al final de 1999 en cumplimiento de los tratados del Canal de Panamá, pero el Pentágono continúa gozando de acceso a vuelos militares hacia y desde Panamá.

El investigador señaló que tras la salida militar de Panamá, los propios militares estiman que dejaron abandonadas más de 100 mil piezas de artillería sin explotar en las zonas de fuego y en la zona de crecimiento rápido del canal.

“La construcción cercana de un nuevo puente y carretera, indudablemente traerá un flujo de trabajadores y ocupantes que estarán expuestos a estos peligros”, explicó.

Condenó el hecho que Estados Unidos no reconozca sus obligaciones de limpieza en el extranjero, tal como los hace en sus instalaciones locales.

“Una vez que se va el Pentágono de la región, Estados Unidos abandona la jurisdicción y la responsabilidad de la contaminación que sus militares han causado”, aseveró.

Desvastación social

Por otro lado, cifras manejadas por organizaciones de derechos humanos, revelan que las zonas cercanas a las bases militares norteamericanas suelen registrar altos niveles de impunidad, abuso sexual, asesinato, prostitución y narcotráfico. Sólo en el Medio Oriente, se denuncian constantemente casos de abuso de militares estadounidenses contra población civil, especialmente en el tema de embarazos y fomento de la prostitución. Según una academia militar de leyes norteamericana, en los 27 meses iniciales desde el comienzo de la guerra de Irak, por lo menos 10 efectivos militares de Estados Unidos fueron condenados por una amplia gama de cargos a raíz de la muerte de civiles, pero sólo una sentencia excedió los tres años de cárcel.

En el año 2002 un Tribunal Militar Estadounidense emitió un veredicto de inocencia en el caso de dos soldados estadounidenses, quienes violaron y asesinaron en Corea del Sur a dos jóvenes que se dirigían a una fiesta de cumpleaños. En ese sentido, activistas coreanos denunciaron internacionalmente que entre 1967 y 2002, soldados estadounidenses cometieron 52 mil delitos relacionados a violencia sexual, asesinato y prostitución.

Sólo en Filipinas, desde 1945, han nacido unos 50 mil niños no reconocidos de soldados estadounidenses,producto de la violencia sexual promovida por la presencia militar en esa región, y de la cual no escapan, ni siquiera, mujeres norteamericanas que prestan servicio al ejército.

En el caso de la presencia militar en Colombia, recientemente un senador denunció que la madre de una niña violada por un soldado estadounidense, y la propia niña, fueron amenazadas de muerte y les exigieron silencio. Nadie responde por esos delitos, donde van las
bases, va el narcotráfico, la venta de armas, las violaciones, el atropello.

En conclusión, la instalación de nuevas bases militares en territorio colombiano, también traerá consigo la impunidad para todos los militares estadounidenses que allí permanezcan, dejando al pueblo colombiano a la merced de sus vejaciones y violaciones.

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