La situación económica mundial (III)

La economía de la deuda

Los que leímos a Paul Samuelson recordamos su clásico ejemplo de política económica donde un gobierno que escoge entre producir mantequilla o producir cañones. Richard Nixon pensó que no hay que escoger, que se puede tener los dos. Los Estados Unidos tenían una balanza comercial desfavorable que agravó el alza de los precios agrícolas y el petróleo en 1971. El 15 de agosto, el gobierno de Nixon anunció el repudio del patrón oro acordado en Bretón Woods; esto es, la devaluación de sus deudas. Cuando los colegas europeos protestaron, el Secretario del Tesoro, John Connolly, respondió con su célebre frase: “El dólar es nuestra moneda, pero es su problema”.

A partir de entonces Estados Unidos paga sus deudas emitiendo dólares cada vez más insolventes. En los 70 el precio en dólares del petróleo subió, pero el dólar bajo. Las economías sólidas revaluaron. El dólar cayó con respecto al Marco alemán y al Franco suizo en cerca de un 250%; mas o menos lo que había subido el petróleo. Esos petrodólares no los guardaron los sheiks árabes en sus cofres; los depositaron en los bancos de occidente. Los bancos tampoco guardan el dinero, lo colocan y los banqueros salieron a prestar dólares en todos los rincones del orbe. Así sucedió la “Deuda del Tercer Mundo”.

Durante los años 80, los créditos fáciles al Tercer Mundo hicieron crisis. Sucedió entonces la primera intervención de países desarrollados para salvar a bancos imprudentes, con dinero de sus contribuyentes. Al Banco Mundial y al FMI se le dieron fondos públicos para que se substituyesen a los bancos privados como acreedores; se disfrazó así el salvamento de los bancos como el salvamento de los países deudores. Con el dinero para pagar a los bancos se ató a los deudores a las condiciones que conocemos como el “Consenso de Washington”.

En 1986, durante esas maniobras financieras, Peter Drucker publicó un ensayo titulado “La cambiante economía mundial” (1) – que aún se consigue en Internet- donde describía el efecto de ese flujo de dinero inorgánico, que se movía en el circuito de los centros financieros con independencia de la producción y el comercio. Mucho dinero circulando y poca inversión productiva. La filosofía económica que describe la frase del personaje Gordon Gekko, del film Wall Street: “Yo no produzco, yo soy dueño” (2).

Riqueza virtual y especulación

La economía de la deuda crea dinero de la nada. Créditos que sólo son cuentas e intereses, realidades virtuales, un toque en la computadora. Hace un siglo, los también bancos sumaban o restaban pero sobre depósitos. También emitían sus propios billetes: una promesa de pago algo aleatoria; por eso, para garantizar la moneda, se crearon los bancos centrales como únicos emisores. Pero el viejo enfoque subsiste en algunos países anglosajones, donde se mira la creación del crédito como un asunto privado y no como asunto de interés público. Por eso la Reserva Federal es un consorcio de bancos privados que presta al Tesoro. Por eso son de anglosajones los mayores mercados financieros y también las mayores crisis económicas.

Los Estados Unidos tienen un sideral déficit fiscal y comercial que cubren con una creciente emisión de dólares virtuales, respaldados por venta de más deuda, como los bonos del tesoro. Esos dólares se invierten en papeles, porque la economía productiva no puede absorberlos. La invención de papeles para la venta enajenó unas cuantas mentes, que creyeron crear riqueza y crearon enormes escándalos. Son notorios los fraudes de Long-Term Capital Management , WorldCom y Enron, cuyas secuelas aún arrastran los mercados financieros. Son casos que revelan ignorancia económica, complicidad gubernamental y corrupción empresarial. Con esquemas burdos, empresas sin activos se expusieron por millardos (3) repartiendo premios gordos entre altos ejecutivos.

Ver gráfico 1 en la columna derecha ARCHIVOS ADJUNTOS

Ese clima ya había llevado Estados Unidos a la recesión en 2001, cuando sucedió el ataque al World Trade Center y la “Guerra contra el Terror” aplazó la crisis. En marzo del 2006 la situación era tan grave que dejó de ser pública la cuenta M3, la que muestra la deuda total. En 2007 la masa de dólares desbordó las bolsas e inundó los mercados de compras a futuro de bienes tangibles y de oro.

Las burbujas de la crisis

La colocación de la creciente masa de dólares sin fondos debe ser, por fuerza, cada vez más riesgosa y eso causa “burbujas” en serie. Es una deuda del Primer Mundo que revienta en la colosal combinación de cuatro burbujas especulativas: la especulación en materias primas y alimentos, la especulación inmobiliaria, la especulación en bolsa y la especulación en divisas.

a) materias primas y alimentos

Las materias primas mantuvieron precios bajos en los 80, aún cuando crecía la demanda. En 2007 su valor aumentó súbitamente, sin que pueda atribuirse a un mayor consumo. Las oscilaciones dramáticas – triple- del precio del petróleo no pueden explicarse como comportamientos de oferta y demanda o por acumulaciones estratégicas.

Los alimentos subieron súbitamente sin que aumentasen población o estómagos. Primero sucedió en México, que parece laboratorio de fechorías, con la crisis de la tortilla. Una escasez creada, en 2006, por la exportación del maíz mexicano e importación de maíz cuando los precios habían subido. Obra de Carghill, que controla los cereales mexicanos, dijeron los medios alternativos. En enero 2007 la tortilla ya costaba el doble, a 15 pesos el kilogramo.

Al alba del 2008, subió repentinamente el precio internacional de los cereales. Se habló de una supuesta demanda para agro-combustibles, pero sin correspondiente aumento de la producción. Se usó un silogismo para culpar a los chinos: los chinos salían de la pobreza y comían más carne; se criaban más animales que devoraban más cereales. Súbitamente, bajaron los precios, con igual número de chinos carnívoros y nadie ha dado una explicación.

b) La especulación inmobiliaria

La especulación inmobiliaria es la burbuja más comentada. Fue muy grande en Estados Unidos, Gran Bretaña y España. El contagio se realizó en las bolsas financieras, donde se venden hipotecas. Con el curioso nombre de Vehículo Estructural de Inversión (4) aparecieron unos paquetes de hipotecas inmobiliarias donde el valor de garantía era inferior al préstamo y daban crédito a personas con poca capacidad de pago; cosa que, claro, aumentaba la comisión. Esos paquetes bomba los adquirieron bancos de inversión, cuyos bien pagados ejecutivos decían – en serio- que ese “instrumento” repartía y equilibraba el riesgo; como si acumular riesgos no fuese más peligroso. Para colmo, los créditos se aseguran con otros “productos” revendidos a no se sabe quien; pero que ya explotarán en algún lugar.

c) La especulación en bolsa

La ganancia en la bolsa funciona bajo el simple principio de comprar a la baja y vender en alza. Hay profesionales “insiders” que pueden conocer las cifras antes de que sean publicadas y otros que van más allá: las hacen. La víctima clásica es el ahorrista común, que invierte siguiendo acciones. Muchas acciones suben y suben con independencia del rendimiento. Una razón, según casos conocidos (Enron, Freddy, Mae, etc, etc, etc.), es el premio en acciones que se da a los directores por los buenos resultados de las acciones… en la bolsa. Eso ha motivado innumerables fraudes contables.

En los 90 aparecieron unos paquetes financieros bajo una variedad de nombres, pero el más conocido es “derivatives”, derivados; son certificados cuyo valor se estima en base a otro certificado cuya cotización cambia en el tiempo: acciones, bonos, monedas, opciones, productos básicos, etc. Se dice que protegen de variaciones de precio, pero es un eufemismo de “Bussines School” para una pirámide financiera. La venta de “productos financieros” se concentro en Nueva York y Londres y sus principales clientes fueron los bancos.

La dimensión de la estafa la evidenció el súbito colapso de bancos y casas financieras, que días antes tenían alta cotización en bolsa y excelente evaluación de riesgo. En ese mundo mañoso, parece que la crisis actual se manipula para el beneficio de unos pocos. La intervención de la Reserva Federal –es decir, algunos grandes bancos- fue poco homogénea. Los beneficiarios del mejor trato han sido Goldman Sachs, J.P.Morgan y CitiGroup.

d) La especulación en divisas y oro

Es notorio que los cambios de divisas oscilan, a pesar de tener el respaldo de una misma cantidad de reservas y con las mismas cifras macroeconómicas nacionales; también intriga la milagrosa levitación del dólar, cuyo patrón ahora es sería el plomo, por el peso de las deudas más grandes de la historia. El precio del oro también sube y baja sin causa razonable. En marzo 2008, la onza pasó los 950 dólares y luego bajo entorno a los 600 para volver a subir en marzo 2009 por encima de los 1000. Pareciera que los joyeros tomaron vacaciones entre marzo 2008 y marzo 2009.

La supervisión de los especuladores

La teoría de una economía de mercado dice que a esta la mueven los precios. En los mercados que conocemos los precios los suelen mover rentistas y especuladores. Un robo que debieran impedir los gobiernos, pero del que son cómplices. Complicidad añeja, como lo demuestra la circulación de personas entre la dirección en grandes empresas y cargos de responsabilidad económica en los gobiernos; unos más y otros menos, pero en casi todos los gobiernos.

En Estados Unidos, el sendero trillado entre Goldman Sachs y el Departamento del Tesoro es bien conocido. En épocas recientes destacan dos casos: Robert Rubin, que era su CEO antes de ser Secretario del Tesoro con Clinton y el actual Secretario, Henry Paulson que entro con Bush, a mitad del 2006, después de presidir 8 años a Goldman Sachs. El salario de Paulson en Sachs rondaba los 37 millones, más unos 500 millones en acciones del banco (5); en el Tesoro sólo gana 191.500 dólares anuales, pero sigue estoicamente allí.

Con socios tan bien ubicados, era inevitable que le diesen a los banqueros un par de billones (trillions) públicos para salvarlos de la quiebra, hace apenas unos meses. Dinero público para que entre banqueros se pagasen sus astronómicas deudas, no para prestar al público como se hizo creer y que hubiese necesitado mucho menos. Saldadas sus deudas, vuelve la dicha a ese circuito tan diferente a la economía general norteamericana. En aquella aumentan las quiebras y el desempleo, caen las ventas y se ejecutan hipotecas. Es un panorama oscuro y peligroso donde contrasta como un faro Goldman Sachs, que recién decretó los dividendos más altos de su historia y dobló los bonos millonarios de sus brillantes ejecutivos. (6)

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Ver también:
La situación económica mundial
– La situación económica mundial
– La situación económica mundial

Notas:
1) The changing World Economy, by Peter Drucker.1986. www.foreignaffairs.com
2) “I create nothing. I own.” Película Wall Street de Oliver Stone.
3) Roger Lowenstain : When Genius failed, Random House y The origins of the Crash, Penguin books
4) Structural Investment Vehicle – SIV, en la jerga financiera.
5) Henry Paulson’s Treasury, The Nation, 26/06 2006
6) “ Goldman Sachs declared record earnings for the three months to June of $3.4 billion (£2.1 billion), only months after it accepted government assistance”; Three Cheers for Goldman Sachs by Guy de Blonay, Telegraph.co.uk 24/07/09
“Over all, Goldman’s revenue was $9.43 billion, up 13 percent from the first quarter a year ago” Goldman Sachs Inc. Bussines, New York Times, 27/07/09

Fuente: *IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info

La huelga del Pacifico Sur: Otro capítulo de impunidad

La lucha de los trabajadores bananeros en Palmar, Coto y Golfito involucró a 8 mil trabajadores.

Curiosamente, suceden los hechos a los 50 años de la gran manifestación y reivindicación laboral en la zona atlántica. Movimiento iniciado en agosto de 1934, cuyo líder y mentor fue Carlos L. Fallas Sibaja.

Ambos acontecimientos fueron contra los desmanes de empresas transnacionales; en el primer caso la United Fruit Co, en el segundo la United Brands. También compañías dedicadas a la explotación agrícola del banano y la palma africana. Fueron ambas huelgas reprimidas violentamente en el primer caso por el liberal y hombre del “olimpo“ Ricardo Jiménez, en la segunda por el neoliberal Luis A. Monge Álvarez.
El movimiento social, en tanto reivindique derechos laborales justos, mejores condiciones de trabajo, y señalen al Estado represor; son como anatema, excluidos de la historia.El liderazgo de CALUFA como obrero, liniero y bananero ha sido desdibujado de esa historia social. La anulación del hombre exultante y luchador es transferida al CALUFA literato y escritor.

Luego de la depresión económica mundial de 1929, y el nacimiento del Partido Comunista Costarricense en 1931; fue preocupación para la oligarquía criolla de entonces, la huelga bananera. En apariencia el modelo exitoso del capitalismo expoliador, daba muestras de flaqueza y debilidad. El movimiento en la bananera atlántica del 34, debía ser aniquilado.

La huelga del 84, fue también pervertida e ideologizada por la derecha recalcitrante y sus acólitos. ¿Qué se podía esperar del Presidente Monge?.

Un gobernante que lució el triste expediente de la ambivalencia: macartista, transgresor del Estado de derecho, represor del sindicalismo costarricense, interventor de la ANEP, amigo incondicional de Reagan, tolerante de la “contra” nicaragüense, defensor del F.M.I. ¿Qué se podía esperar, con ese expediente?, Muy poco.

La huelga del Pacífico Sur que reseñamos, buscó una justa “revaloración salarial”, desde hacia dos años la compañía no revisaba los salarios de sus trabajadores. Situación que disparó el proceso. La UTG (Unión de trabajadores de Golfito), consideró que se habían dado las condiciones morales y materiales y estaban listos par ir a la huelga.

Habían acumulado víveres y algunos recursos para enfrentar el movimiento. Inimaginable en ese momento, la larguísima duración que tendría la protesta.

Como sucede siempre, las cámaras patronales presionan, la prensa tergiversa, la embajada de USA se mueve, el gobierno miente.,el ministerio de Trabajo hace su trabajo de organización autista (al igual que en 1934).

El día 24 de julio, del 84, muere asesinado el obrero Franklin Guzmán Guzmán; más tarde en agosto cae abatido el trabajador Luis Rosales, otros quedan heridos y son trasladados al Hospital.

Las organizaciones sindicales, estudiantes, trabajadores diversos marchan por la capital en solidaridad con los obreros bananeros de la zona sur; exigen además, la desmilitarización de la zona bananera . La CUT, movilizan sus cuadros sindicales a la escena, igual lo hizo la ANEP. El mensaje de apoyo y solidaridad perpetua el movimiento.

El gobierno Monge trastabilla. En el salón “Kamakiri”, el sector empresarial, articula un “golpe de Estado” técnico. Hubo remoción de Ministros. El gabinete fue inducido a la renuncia.

Ante la muerte y represión , en contra de obreros desarmados; el gobierno con un cinismo escalofriante expresó “la muerte del trabajador Franklin Guzmán Guzmán, es parte de un tenebroso plan de los comunistas elaborado desde 1982 para promover el caos y la desestabilización del país”.

Como rueda de molino, la constante histórica se repite. La impunidad ostensible.

La muerte de Guzmán y Rosales y (muchos otros más); la de Gallardo en otra circunstancia; más atrás la atrocidad en la “Masacre del Codo del Diablo”. Son hechos históricos de diferentes escenarios que han tenido el mismo desenlace, el sarcasmo y desparpajo de una justicia ciega y muda.

El 30 Aniversario sandinista y la propuesta de San José

(Tomado de Cubadebate)

El golpe de Estado de Honduras, promovido por la extrema derecha de Estados Unidos —que mantenía en Centroamérica la estructura creada por Bush— y apoyado por el Departamento de Estado, evolucionaba mal por la enérgica resistencia del pueblo.

La criminal aventura, condenada de forma unánime por la opinión mundial y los organismos internacionales, no podía sostenerse.

El recuerdo de las atrocidades cometidas en décadas recientes por las tiranías que Estados Unidos promovió, instruyó y armó en nuestro hemisferio, estaba todavía fresco.

Los esfuerzos del imperio se encaminaron durante la administración de Clinton y en los años subsiguientes al plan de imponer el TLC a todos los países de América Latina a través de las llamadas Cumbres de las Américas.

El intento de comprometer al hemisferio con un acuerdo de libre comercio fracasó. Las economías de otras regiones del mundo crecieron a buen ritmo y el dólar perdía su hegemonía exclusiva como divisa privilegiada. La brutal crisis financiera mundial complicó la situación. En esas circunstancias se produjo el golpe militar en Honduras, uno de los países más pobres del hemisferio.

Tras dos semanas de creciente lucha popular, Estados Unidos maniobró para ganar tiempo. El Departamento de Estado asignó a Oscar Arias, Presidente de Costa Rica, la tarea de auxiliar al golpe militar en Honduras, asediado por la vigorosa, pero pacífica presión popular. Nunca un hecho similar en América Latina había recibido tal respuesta.

En los cálculos del Gobierno de Estados Unidos pesaba el hecho de que Arias ostentaba el título de Premio Nobel de la Paz.

La historia real de Oscar Arias indica que se trata de un político neoliberal, talentoso y con facilidad de palabras, sumamente calculador y aliado fiel de Estados Unidos.

Desde los primeros años del triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno de Estados Unidos utilizó a Costa Rica y le asignó recursos para presentarla como una vitrina de los avances sociales que se podían lograr bajo el capitalismo.

Ese país centroamericano fue utilizado como base por el imperialismo para los ataques piratas contra Cuba. Miles de técnicos y graduados universitarios cubanos fueron sustraídos a nuestro pueblo, que estaba ya sometido a cruel bloqueo, para prestar servicios en Costa Rica. Las relaciones entre Costa Rica y Cuba se han restablecido en fecha reciente; fue uno de los dos últimos países del hemisferio en hacerlo, lo cual nos satisface, pero no por ello debo dejar de expresar lo que pienso en este momento histórico de nuestra América.

Arias, procedente del sector rico y dominante de Costa Rica, estudió Derecho y Economía en un centro universitario de su país, cursó estudios y se graduó después como Máster en Ciencias Políticas en la Universidad Inglesa de Essex, donde finalmente recibió el título de Doctor en Ciencias Políticas. Con tales laureles académicos el presidente José Figueres Ferrer, del Partido Liberación Nacional, lo nombró asesor en 1970, a los 30 años de edad, y poco después lo designó Ministro de Planificación, cargo en el que fue ratificado por el Presidente que le siguió, Daniel Oduber. En 1978 ingresa al Congreso como Diputado de ese Partido. Asciende luego a Secretario General en 1979, y es Presidente por primera vez en 1986.

Años antes del triunfo de la Revolución Cubana, un movimiento armado de la burguesía nacional de Costa Rica, bajo la dirección de José Figueres Ferrer, padre del presidente Figueres Olsen, había eliminado el pequeño ejército golpista de ese país y su lucha contó con las simpatías de los cubanos. Cuando combatíamos en la Sierra Maestra contra la tiranía batistiana, recibimos del Partido de Liberación creado por Figueres Ferrer algunas armas y municiones, pero era demasiado amigo de los yanquis y pronto rompió con nosotros. No debe olvidarse la reunión de la OEA en San José de Costa Rica, que dio lugar a la Primera Declaración de la Habana en 1960.

Toda Centroamérica sufrió durante más de 150 años y todavía sufre desde los tiempos del filibustero William Walker, que se hizo presidente de Nicaragua en 1856, el problema del intervencionismo de Estados Unidos, que ha sido constante, aunque el pueblo heroico de Nicaragua logró ya una independencia que está dispuesto a defender hasta el último aliento. No se conoce de apoyo alguno de Costa Rica después que la alcanzó, aunque hubo un gobierno de ese país al que vísperas de la victoria de 1979, le cupo la gloria de ser solidario con el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Cuando Nicaragua era desangrada por la guerra sucia de Reagan, Guatemala y El Salvador habían pagado también un alto precio de vidas debido a la política intervencionista de Estados Unidos, que suministraba dinero, armas, escuelas y adoctrinamiento a las tropas represivas. Daniel nos contó que los yanquis finalmente promovieron fórmulas que pusieran fin a la resistencia revolucionaria de Guatemala y El Salvador.

Más de una vez Daniel me había comentado con amargura que Arias, cumpliendo instrucciones de Estados Unidos, había excluido a Nicaragua de las negociaciones de paz. Se reunió solo con los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala para imponerle acuerdos a Nicaragua. Expresaba por ello enorme gratitud hacia Vinicio Cerezo. Me contó igualmente que el primer acuerdo se firmó en un convento de Esquipulas, Guatemala, el 7 de agosto de 1987, después de dos días de intensas conversaciones entre los cinco presidentes centroamericanos. Nunca hablé públicamente sobre eso.

Pero esta vez, al conmemorarse el 30 Aniversario de la victoria Sandinista el 19 de julio de 1979, Daniel lo explicó todo con impresionante claridad, como lo hizo con todos los temas a lo largo de su discurso, que fue escuchado por cientos de miles de personas y transmitido por la radio y la televisión. Utilizo sus palabras textuales: “Los yanquis lo nombraron mediador. Tenemos una profunda simpatía al pueblo de Costa Rica, pero yo no puedo olvidar, en aquellos años duros el Presidente de Costa Rica convocó a los Presidentes centroamericanos y no nos invitó a nosotros¼ “

“Pero los otros Presidentes centroamericanos fueron más sensatos y le dijeron: Aquí no puede haber plan de paz si no está presente Nicaragua. Por la verdad histórica, el Presidente que tuvo el valor de romper el aislamiento que habían impuesto los yanquis en Centroamérica —donde les habían prohibido a los presidentes conversar con el Presidente de Nicaragua y querían una solución militar, querían acabar a través de la guerra con Nicaragua, con su revolución—, quien dio ese paso valiente fue el presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo. Esa es la historia verdadera.”

De inmediato añadió: “Los yanquis corrieron a buscar al presidente Oscar Arias, ¡porque ya lo conocen!, para buscar cómo ganar tiempo, para que los golpistas comiencen a hacer demandas que son inaceptables. ¿Desde cuándo un golpista va a negociar con la persona a la que le está arrebatando sus derechos constitucionales? Esos derechos no pueden ser negociados, simplemente hay que restituir al presidente Manuel Zelaya, tal como lo dijeron los acuerdos del ALBA, del Grupo de Río, del SICA, de la OEA y de las Naciones Unidas.

“En nuestros países queremos soluciones pacíficas. La batalla que está librando el pueblo de Honduras en este momento es una batalla pacífica, para evitar más dolor del que ya se ha producido en Honduras”, concluyó textualmente Daniel.

En virtud de la guerra sucia ordenada por Reagan y que en parte —me dijo él— fue costeada con drogas enviadas a Estados Unidos, perdieron la vida más de 60 mil personas y sufrieron invalidez otras 5 800. La guerra sucia de Reagan dio lugar a la destrucción y el abandono de 300 escuelas y 25 centros de salud; 150 maestros fueron asesinados. El costo ascendió a decenas de miles de millones de dólares. Nicaragua disponía solo de 3,5 millones de habitantes, dejó de recibir el combustible que le enviaba la URSS y la economía se hizo insostenible. Convocó a las elecciones e incluso las adelantó, y respetó lo decidido por el pueblo, que había perdido toda esperanza de preservar las conquistas de la Revolución. Casi 17 años después, los sandinistas regresaron victoriosos al gobierno; hace solo dos días conmemoraban el 30 aniversario de la primera victoria.

El sábado 18 de julio el Premio Nobel propuso los conocidos 7 puntos de la iniciativa personal de paz que restaba autoridad a las decisiones de la ONU y la OEA, y equivalían a un acta de rendición de Manuel Zelaya, que le restaban simpatía y debilitarían el apoyo popular. El Presidente Constitucional envió lo que calificó de ultimátum a los golpistas, que los representantes suyos debían presentar, anunciando a la vez su regreso a Honduras para el domingo 19 de julio por cualquier departamento de ese país.

En horas del mediodía de ese domingo, se produce en Managua el gigantesco acto sandinista con históricas denuncias a la política de Estados Unidos. Eran verdades que no podían dejar de ser trascendentes.

Lo peor es que Estados Unidos estaba encontrando resistencia del gobierno golpista a su maniobra edulcorante. Estaría por precisar el momento en que el Departamento de Estado envía por su parte un fuerte mensaje a Micheletti, y si los jefes militares fueron advertidos de las posiciones del Gobierno de Estados Unidos.

Lo real es que para quien siguiera de cerca los hechos, Micheletti estaba insubordinado contra la paz el lunes. Su representante en San José, Carlos López Contreras, había declarado que la propuesta de Arias no podía ser discutida, pues el primer punto, es decir, el restablecimiento de Zelaya, no era negociable. El gobierno civil golpista había tomado en serio su papel y no se percataba siquiera de que Zelaya, privado de toda autoridad, no constituía riesgo alguno para la oligarquía y políticamente sufriría un duro golpe si aceptaba la propuesta del Presidente de Costa Rica.

El propio domingo 19, cuando Arias pide otras 72 horas para explicar su posición, la señora Clinton habla telefónicamente con Micheletti y sostiene lo que el portavoz Philip Crowley califica de una “llamada dura”. Algún día se conocerá qué le dijo, pero bastaría ver la cara de Micheletti cuando habló en una reunión de su gobierno, el lunes 20 de julio: parecía realmente la de un niño de kindergarten regañado por la maestra. A través de Telesur pude ver las imágenes y los discursos de la reunión. Otras imágenes transmitidas fueron las de los representantes de la OEA pronunciando sus discursos en el seno de esa institución, comprometiéndose a esperar la última palabra del Nobel de la Paz el miércoles. ¿Sabían o no lo que la Clinton le había dicho a Micheletti? Tal vez sí, o tal vez, no. Quizás algunos, aunque no todos, lo conocían. Hombres, instituciones y conceptos se habían convertido en instrumentos de la alta y arrogante política de Washington. Nunca un discurso en el seno de la OEA brilló con tanta dignidad como las breves, pero valientes y brillantes palabras de Roy Chaderton, embajador de Venezuela, en esa reunión.

Mañana aparecerá la pétrea imagen de Oscar Arias explicando que han elaborado tal y más cual propuesta de solución para evitar violencia. Pienso que hasta el propio Arias ha caído en la gran trampa montada por el Departamento de Estado. Veremos qué hace mañana.

Sin embargo, el pueblo de Honduras es quien dirá la última palabra. Representantes de las organizaciones sociales y de las nuevas fuerzas no son instrumentos de nadie dentro o fuera del país, conocen las necesidades y sufrimientos del pueblo; sus conciencias y su temple se han multiplicado; muchos ciudadanos que eran indolentes se han sumado; los propios afiliados honestos de los partidos tradicionales que creen en la libertad, la justicia y la dignidad humana juzgarán a los líderes a partir de la posición que adoptaron en este minuto histórico.

No se conoce todavía cuál sería la actitud de los militares frente a los ultimátums yanquis, y qué mensajes les llegan a los oficiales; solo hay un punto de referencia patriótica y honorable: la lealtad al pueblo, que ha soportado con heroísmo las bombas lacrimógenas, los golpes y los disparos.

Sin que nadie pueda asegurar cuál será el último capricho del imperio, si a partir de las últimas decisiones adoptadas Zelaya regresa legal o ilegalmente, sin duda que los hondureños le harán un gran recibimiento porque será una medida de la victoria que ya han alcanzado con sus luchas. ¡Nadie dude de que solo el pueblo hondureño será capaz de construir su propia historia!

Fidel Castro Ruz
Julio 21 de 2009
8 y 55 p.m.

«Releyendo la pasión, anexión y muerte de Nicoya a Costa Rica»

Lea además: Carta Pastoral: Una provincia rica en medio de la pobreza Monseñor Victorino Girardi
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Dejemos que los historiadores nicaragüenses y costarricenses se peleen por otros 185 años más de anexión y después mandamos el caso al Tribunal Internacional de La Haya, de paso gastando otro millón y medio de dólares (que harían milagros en nuestras pobres comunidades guanacastecas) para que nos den una nueva decisión salomónica (a la que se pudo haber llegado con una pizca de voluntad política) en la que ambas partes enfrentadas digan al final: “ganamos…”.

Resumidamente, y siguiendo entre otros al historiador Carlos Meléndez, presento una síntesis del devenir de estas tierras que habitamos y en las cuales merezco ser ciudadano guanacasteco, pues llevo ya 18 años regando en ella mis sudores. Espero lograrlo por aclamación popular, pues el trámite por medio del TSE sólo sería posible si tuviera de apellido Arias o Sánchez…

1. Hasta 1588 Nicoya fue una Gobernación anexa a la de Nicaragua.
2. Desde entonces y hasta 1593 se mantiene enteramente independiente, tanto de Nicaragua como de Costa Rica (en esta época Don Fernando de la Cueva sería nombrado “Gobernador de Costa Rica y Alcalde Mayor de Nicoya”).

3. Del año 1593 al 1602 permanece agregada a Costa Rica y gobernada indistintamente por Alcaldes Mayores o Corregidores.

4. Desde 1602 hasta 1786 vive en condición de plena autonomía con respecto a sus vecinas. Es un largo período en el que se siguen alternando Alcaldes Mayores y Corregidores. Sin embargo el sentimiento generalizado es por ser provincia de Costa Rica, aunque de hecho dependía de la Capitanía General de Guatemala (En 1644 el tesorero de la Alcaldía Cristóbal Zapata pidió al rey la agregación de Nicoya a Costa Rica y la supresión de la Alcaldía Mayor. El rey acogió la petición y en 1648 autorizó a la Audiencia para nombrar un Corregidor).

5. En diciembre de 1786 Nicoya pasa a formar parte de Nicaragua en condición de Partido. Así se mantuvo la situación hasta que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz decidieran anexarse a Costa Rica en 1824 contra la voluntad de Liberia.

“A principios del siglo XIX los datos de la época nos aseguran que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz eran numéricamente superiores a las de Guanacaste (Liberia) y además, por la cercanía, establecían relaciones más estrechas y características comunes, especialmente en cuanto a la distribución de la propiedad, que era mucho más compartida (menos latifundista que en Liberia). Por eso estos dos pueblos serán los que gestionen la Anexión a Costa Rica, mientras Liberia se mantiene unida a Nicaragua. Además desde 1812, a raíz del plebiscito para los diputados a las Cortes de Cádiz y en vistas de que Costa Rica no llenaba el mínimo de población electoral, Guatemala pidió a Nicoya que se le uniera, teniendo así los electores que trasladarse hasta Cartago. Los nicoyanos nombrarán en 1813 al Pbro. Nicolás Hidalgo como elector parroquial y en 1814 al Pbro. Evaristo Gutiérrez para que eligieran el diputado a las Cortes. En 1820 eligen a Don Rafael Briceño, precisamente en el momento que se solicitó nombrar un Obispo para Costa Rica, solicitud a la que se unieron los pueblos de Nicoya, Santa Cruz y Guanacaste”, que conformaban el Partido de Nicoya, ahora muy unido, pero cuatro años después divididos por la cuestionada anexión”.

Algunos sacerdotes de la época eran grandes latifundistas y ricos comerciantes de esta región (y no precisamente testigos del pobre Jesús); otros participaron abiertamente en la política nacional (como siempre lo habían hecho) y en el primer Congreso de la República, la presencia de sacerdotes se elevó al 32% del total de miembros legislativos y en el período 1832-33 al 45%, en fin, “dieciséis de los treinta y seis primeros Congresos fueron presididos por sacerdotes”. Y el pueblo seguía votando por los sacerdotes que no defendían sus intereses gremiales (pues no existía un Partido Clerical) sino los intereses populares.

Al repasar el papel histórico de estos y otros sacerdotes bien empunchados en la política, no deja de ser extraño cómo oficialmente se excluye hoy de la vida política de Costa Rica a los sacerdotes (y no a los pastores evangélicos o líderes religiosos de otros credos), casi que castrándoles cívicamente su derecho a la participación política ciudadana. Bueno, me refiero a los sacerdotes de ideología izquierdista, pues los conservadores de ultraderecha nunca han recibido ni recibirán por tal motivo “censura eclesiástica” y mucho menos del Gobierno: que lo digan en los últimos años el Padre Benjamín Nuñez (fundador del PLN, ministro de trabajo y embajador) o el padre Claudio Solano (directivo de la CAJA-Fischel y ahora también feliz directivo del INA, con una dieta mensual envidiable, gracias a su encomiable esfuerzo por la aprobación del TLC, trabajo para los costarricenses).

Pero, siguiendo con los años posteriores a la cuestionada Anexión, y “a raíz de estos hechos las relaciones con Nicaragua serán muy tensas, especialmente después de que concluyó su guerra interna (1826-1829) en la que se había minusvalorado la Anexión del Partido de Nicoya. El 19 de enero de 1835 se ratifica la Anexión y ahora será Guanacaste (Liberia) el que tome la voz primera después de convencerse de lo positivo de tal decisión por una Patria que en ese momento tenía un clima político más estable. En el año 1837, sin duda alguna para reafirmar la Anexión, Nicoya será elevada al grado de Villa. Sin embargo, al firmarse el tratado limítrofe Cañas-Jerez (15-04-1858) la provincia de Guanacaste perdería la extensa zona entre el río La Flor (que había sido siempre el límite natural de Nicaragua) y Peñas Blancas, al igual que una franja de tres millas inglesas a lo largo de todo el lago de Nicaragua en su orilla sur: sólo así se dará término diplomático a las discusiones limítrofes binacionales, renunciando Nicaragua a cualquier dominio sobre el antiguo Partido de Nicoya”.

Es inconcebible y sospechoso que los primeros legisladores de Costa Rica, al proclamar la Constitución del 25 enero de 1825, no hayan incluido como parte de su territorio a lo que hoy conforma la totalidad de la provincia de Guanacaste, poniendo como límite nacional el Río Salto…sin embargo el 29 del mismo mes reconocían a los pueblos de Nicoya y Santa Cruz como agregados al Estado, situación que la reconoce también el Congreso Federal de la República de Centro América, sancionando el 9 de diciembre de 1825 la decisión voluntaria de aquellas poblaciones, que quedan separadas de Nicaragua y agregadas a Costa Rica.

En fin, hay algo que hasta aquí nos debe quedar muy claro y es que el siglo XIX vio nacer nuestra nacionalidad costarricense a partir de la llamada independencia en 1821, pero… ¿Hacia dónde íbamos? Había que ponerle buena carnita y sal a la nueva sopa nacional que todas y todos comenzábamos a beber; entonces sucedieron los siguientes acontecimientos y decisiones políticas:

1821 Acta de la independencia
1822 Terremoto en Cartago
1823 San José le quita la capital a Cartago…y viene la guerra de Ochomogo
1824 Declaración del patronazgo de la Virgen de los Ángeles sobre Costa Rica (el premio de consolación para Cartago, que recordamos religiosamente todos los 2 de agosto)
1824 Anexión del Partido de Nicoya, precisamente cuando el café se adueñó de la meseta central y hubo que desplazar la ganadería (donde mejor que a esta zona norte que era tierra de nadie).

Los acontecimientos históricos anteriores están íntimamente relacionados entorno a la creación de una nacionalidad compartida. Y qué mejor que ponerle una patrona a la religiosidad popular en un tiempo en que la Constitución Política prohibía cualquier otra religión que no fuera la católica. Religión y política vuelven a unirse. Queda claro, en fin, cómo la Anexión fue una estrategia política para darle un original matiz “no-cartago” a la naciente nacionalidad tica.

Como acabamos de insinuar, la actividad económica más importante de la región, iniciada poco antes de la independencia y dominante en la época de la Anexión, fue la ganadería, y estaba dirigida por un pequeño grupo de hacendados (originarios primero de Rivas y después de la Meseta Central), quienes ostentaron históricamente gran poderío social y económico, manifestado en sus fortunas y herencias. No pocos de ellos también fueron eclesiásticos de gran alcurnia. La actividad ganadera de la región propiciaría el latifundio como paisaje típico por muchos años, obligando a muchos campesinos a ser peones, sin posibilidades de cultivar una parcela propia, a no ser en terrenos de la misma hacienda, si el patrón se lo permitía. En no pocas ocasiones el robo y el tráfico ilegal del ganado, junto a la venta de maderas, enriquecía más los bolsillos del hacendado que su aparente profesión de hacendado ganadero, y sus latifundios en aumento constante por una legislación hecha a su medida fueron los principales responsables de depredar, deforestar y potrerizar esta región, que hasta hoy es la tierra más degradada de Costa Rica.

En consecuencia, algunos nobles apellidos de ganaderos, empresarios y políticos guanacastecos, que hoy siguen manipulando a su antojo los principales puestos públicos a todo nivel (y hasta varios consejos económicos de las iglesias), desde las asociaciones comunales, síndicos, regidores, por supuesto la Alcaldía Municipal y las diputaciones, tienen su origen en los más grandes madereros, contrabandistas de ganado, ladrones y depredadores ambientales de los siglos anteriores: “Honor a quien honor merece”.

Así como el Gobierno de Costa Rica utilizó políticamente a su conveniencia el acontecimiento histórico de la Anexión, lo sigue manipulando a su antojo año con año cuando se acerca el 25 de julio, feriado para los empleados públicos, y obligado para gran número de guanacastecos, “los trabajadores más maltradados de Costa Rica”, como dice nuestro Obispo Victorino Girardi, retomando los datos del INEC en el año 2007: “no tienen vacaciones un 30,99%; no tienen derecho a incapacidad un 31,61%; no tienen aguinaldo un 28,97%; declaran un ingreso inferior a cien mil colones un 73,18% (tres de cada cuatro guanacastecos)… en fin, nos está saliendo muy caro eso que llaman progreso”.

• Nos vacilaron con la Anexión en 1824; creíamos que Costa Rica nos quería hacer partícipes del gran desarrollo que apuntaba con las exportaciones de café y lo único que quería eran pastos abundantes para sus ganados, peones sabaneros baratos y las mejores cocineras;

• Nos vacilaron al proponernos como grandes patriotas y beneméritos sólo a los meseteños, ignorándose en los libros de historia nacional y en los de Estudios Sociales la figura del Dr. Francisco Vargas, el que nos hizo respirar aires de verdadera Anexión en la década de los treinta, nadando contra marea por reinvindicar la justicia social en la pampa guanacasteca.

• Nos vacilaron al declarar “el guanacaste” cómo árbol nacional el año de 1959, “como homenaje a la anexión”, pues a pesar de su bendita e inmensa sombra, el 23% de los hogares guanacastecos no tienen esa rica sombra, pues viven en extrema pobreza, y un 34.4% de nuestros hogares viven en pobreza, siendo esta la provincia más pobre del país; el guanacaste, “el árbol de la oreja” paradójicamente, todavía no es escuchado…

• Nos vacilaron al decirnos que la cuenca del Tempisque es la más grande y menos explotada del país y que el agua potable de la provincia no está en peligro; la Contraloría General de la República y la Defensoría de los Habitantes le han dado la razón en su justa lucha por defender el agua al pueblo de Sardinal y no pocas poblaciones guanacastecas ya desfallecen de sed en el verano. Por eso apoyamos el grito de nuestro Obispo por “proclamar de inmediato una “moratoria definitiva a la concesión de aguas con fines de explotación turística y agroindustrial” hasta tanto no exista una planificación del desarrollo que efectivamente responda a criterios de sostenibilidad y que tome en cuenta de forma corresponsable y participativa a las comunidades involucradas”.

• Nos vacilaron al imponer el turismo y la venta de nuestras tierras como la principal actividad económica de la provincia, prometiéndonos que traería progreso y bienestar general, pero “la riqueza producida en las actividades turísticas e inmobiliarias no sólo no se ha redistribuido, sino que ha acelerado el empobrecimiento de la población autóctona”. Por eso, que bien se oye la petición del Obispo a los municipios para decretar una “moratoria definitiva a la inversión inmobiliaria”, que regala Guanacaste por pedacitos.

• Nos vacilan todos los 25 de julio al venir el presidente y su consorcio corporativo político anegando de promesas la provincia más seca del país, haciéndonos creer que en verdad “los cartagos” de la Meseta Central están muy interesados en el bienestar social de Guanacaste, cuando en realidad sólo les interesa tener cautiva la Guanagallina de los huevos de oro en este hediondo gallinero de turismo depredador que nos ha prostituido con el “modelo entreguista” de turismo al que nos hemos acostumbrado . Aunque “la mezcla de turismo y solidaridad permitiría conjugar una actividad netamente económica con un sano relacionarse con las poblaciones locales, muchas veces en condiciones infrahumanas, con vista a su desarrollo integral”, todavía en Guanacaste no lo hemos logrado.

El 25 de julio de 2007 la niña nicoyana Lineth Campos nos abrió los ojos y nos hizo una invitación a implementar otro tipo de desarrollo, cuando declamó en el parque de la Anexión la poesía “Gritos de la pampa” contra la tenencia de la tierra y el turismo acaparador y destructivo en Guanacaste, violentando el protocolo del día de la Anexión, alterando la Corte del rey Herodes, perdón, al Gabinete y al presidente latifundista Oscar Arias, que la criticó con recelo aduciendo: “Qué tiene que darme lecciones de ética una simple niña de escuela”. Debemos partir de esta lección de ética y dignidad que dio y nos sigue dando esta humilde niña campesina de Zaragoza, en Belén de Nicoya, quien por orden del Gobierno no recibió en años anteriores los beneficios del “programa avancemos”… Tal como en los tiempos bíblicos, desde Belén (de Nicoya) volvió la esperanza para Guanacaste en una niña recién nacida que nos devolvió la dignidad regional un 25 de Julio…Recuperemos el 25 de Julio, gubernamentalmente “día de la Anexión”, pero para las hijas e hijos de “La Pampa Madre” día de la reinvindicación del Partido de Nicoya, sueños de independencia del país de Moracia, donde el chorotega postrado ante “el árbol de la oreja” se cansó de escuchar y de que otros hablaran por él y hoy levanta con valentía su voz.

Liberia 13-07-2009

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Notas:

1 VARGAS ARAYA, Ronal; Diócesis de Tilarán ayer y hoy: homenaje a Monseñor Héctor Morera Vega; Guanacaste 2002. (edición privada)
2 La población de inicios de siglo se contará para Nicoya en 3.420 habitantes (siendo 2.732 los mulatos y 662 indios), 912 en Guanacaste, 672 en Bagaces, 425 en Cañas y 225 en Esparza (recuérdese que en 1788 Monseñor Thiel calculaba la población de Esparza, Bagaces y Cañas en 787 personas).
3 VARGAS ARAYA, Ronal; “Conflictos entorno a la tenencia de la tierra en Guanacaste (Costa Rica) y posiciones asumidas al respecto por algunos actores políticos y religiosos: un aporte desde la Doctrina Social de la Iglesia”; tesis de maestría, Universidad de Salamanca (España). Liberia, 17 de abril de 2008, pág. 30
4 VARGAS ARAYA, Ronal; op. Cit. pág. 31. “Por fin después de muchos titubeos, los vecinos de Nicoya (mayoría indígena) y de Santa Cruz (mayoría ladina) optan por adherirse a Costa Rica en Acta firmada el 25 de Julio de 1824, mediante Cabildo Abierto presidido por Don Manuel Briceño, no así la dirigencia de Guanacaste (mayoría criolla y de influencia nicaragüense), quienes juramentarán la Ley Fundamental del Estado de Costa Rica (La Constitución) hasta el 24 de setiembre de 1826 y no precisamente “con toda voluntad”. En una Misa celebrada por el Pbro. Cipriano Gutiérrez, Cura de Santa Cruz, se juramenta en esa población la Constitución de Costa Rica. El 2 de mayo de 1826 el Alcalde de Santa Cruz, Justo Arrieta, es destituido por oponerse a la anexión del Partido. Un mes después este ex-Alcalde denuncia que partidarios de la Anexión han dado muerte a algunos que se oponían. El 22 de Julio se levantará en armas junto con Gabriel Ríos y Tiburcio Gallo en protesta contra la Anexión. Como se ve, la situación no fue tan dulce y pacífica como pareciera en las celebraciones patrias de este acontecimiento”.
5 PICADO GATGENS, Miguel; “La Iglesia costarricense entre Dios y el Cesar”, DEI, San José, 1989, pág. 44.
6 IBID
7 “Ley fundamental del Estado de Costa Rica”, hija de la Constitución Federal, la que dominó hasta poco después que se disolviera el Congreso de la Federación el 30 de mayo de 1838.
8 PICADO GATGENS, Miguel; op. Cit.
9 GIRARDI, Monseñor Victorino; Carta Pastoral “Discípulos, tras las huellas de Cristo, promoviendo la vida en Él, al norte de Costa Rica”, Diócesis de Tilarán-Liberia, 19 de junio de 2009, n.38
10 GIRARDI, Monseñor; op. Cit. n. 31 y Primer Foro por Guanacaste; UCR, Liberia, 30 de agosto de 2008.
11 IBID, n. 40
12 IBID, n. 57
13 IBID, n. 56
14 IBID, n. 43
15 Poesía compuesta para la ocasión por el profesor nicoyano Álvaro Villegas, cfr reacciones en: http://www.diarioextra.com/2007/julio/26/nacionales06.php

La situación económica mundial (II)

Las teorías de producción, crecimiento y crisis

El modelo Hecksher-Ohlin analiza las desigualdades del comercio Norte-Sur. Clasifica los países como aquellos de mano de obra abundante y los de capital abundante. Los primeros están en vía de desarrollo y se especializan en productos que requieren mucha mano de obra (agricultura, textiles, servicios). Los segundos se especializan en productos que requieren mucho capital (maquinaria, farmacéuticos, finanzas). Ohlin distingue entre trabajo especializado y no especializado y el factor capital lo refina en varios niveles de ciencia y tecnología. Paul Samuelson añadió una observación: al aumentar los precios aumenta la ganancia del factor más intensivo.

El Modelo Hecksher-Ohlin fue objeto de muchos estudios. El más conocido es de Vassili Leontieff, experto en la relación entre sectores de una economía nacional. En un célebre artículo (1953) Leontief señaló la paradoja del Modelo Hecksher-Ohlin: Estados Unidos, el país más abundante en capital, importaba muchos bienes intensivos en capital y exportaba bienes básicos, intensivos en mano de obra.

Esa paradoja se trata de explicar con argumentos poco convincentes y debe estudiarse con más detenimiento. En mi opinión, es un síntoma de las causa del déficit comercial crónico de Estados Unidos. Hay que recordar que la supremacía de Estados Unidos no proviene de un superior desarrollo industrial o tecnológico, sino es producto de la Primera Guerra Mundial, de la que surgió como el gran acreedor financiero mundial. Con excepción del armamento, las mayores exportaciones de Estados Unidos no son industriales, sino servicios y productos agrícolas. Su población media es pobre en estudios y sus reputados altos niveles académicos son dictados y cursados por una mayoría de extranjeros.

Ciencia, tecnología y ciclos económicos

Eso nos lleva a la teoría de los ciclos económicos y su vínculo con la ciencia y la tecnología. Algo aplicable a productos y también a la infraestructura productiva histórica de cada país.

La teoría de los ciclos fue enunciada por Nicolai Kondratieff, un economista soviético, en un ensayo titulado “Las Ondas Largas en la vida económica” (1926). Su trabajo cubre los años del 1789 al 1926 y señala que las economías capitalistas tienen ciclos de prosperidad y depresión que duran entre 50 y 60 años y que suceden en cuatro fases a las que dio el nombre de las estaciones. Tres años después de su ensayo comenzó la Gran Depresión, que coincidió con su predicción. Desde entonces algunos llaman a las depresiones “Inviernos Kondratieff”.

El austriaco Joseph Schumpeter publicó en 1939 “Ciclos de los Negocios” en donde amplia la teoría de Kondratieff, confirma sus observaciones y las atribuye a cambios en la conducta empresarial. Aplica el concepto de la destrucción creativa – enunciado por Sombart- para explicar la secuencia de nuevos productos que desplazan a los anteriores en una dinámica de innovación y progreso técnico.

Schumpeter y otros notaron que hay también otros ciclos: cortos de 40 meses (Kitchin) que suceden por variación en inventarios y medianos (Juglar) que duran entre 6 y 11 años. Los ciclos Kondratieff (50-60 años) serían el resultado de grandes innovaciones, que clasificó en los seis tipos que presentamos en la gráfica.

La venezolana Carlota Perez, cuyo libro “Las Revoluciones Tecnológicas y el Capital Financiero” cubre 250 años de historia, precisa que los cambios y las revoluciones técnicas tienen una notable regularidad y obligan al rediseño institucional social y político.

Según Schumpeter la depresión es parte de la lógica del capitalismo, su modo de renovarse. Las innovaciones suceden durante las depresiones, cuando las crisis sacuden posiciones adquiridas y surgen nuevas soluciones y criterios. Perez explica el mecanismo de las “burbujas” y de sus consecuencias sociales y políticas. Aplicando a Leontief, Kondratieff, Schumpeter y Perez, tenemos un trazo coherente de la crisis económica en curso y de su proyección en el futuro equilibrio internacional.

Crisis económicas y economía de guerra

Durante más de un siglo, las crisis económicas nacen en el medio financiero y desembocan en una guerra. En mi opinión, la situación actual se arrastra desde la crisis de 1893, con trágicas cúspides guerreras globales en 1914 y 1939.

La crisis de 1893 la causó la dependencia de Estados Unidos del financiamiento externo. Entre 1886 y 1890, los ferrocarriles e industrias conexas emitieron “un inmenso e inusual volumen de valores y bonos , que se colocó en mercados extranjeros. Ese flujo bursátil externo compensó una balanza comercial desfavorable de los Estados Unidos. Como ahora.

En 1893 quebró el Ferrocarril Readings, los inversionistas huyeron y el flujo se estancó. En New York cayó la bolsa y quebraron varios bancos. Londres también lidiaba con préstamos incautos en Egipto y América del Sur y con el rescate del Baring Bros. Londres y New York tenían ya vínculos muy estrechos y comenzó una crisis financiera anglosajona.

La crisis se acentuó en 1907. Quebró el Knickerbocker Trust en New York y en Inglaterra las exportaciones caían por la competencia de nuevas potencias industriales. Sólo una reacción concertada de los grandes bancos , evitó una quiebra trasatlántica; un precedente que se argumentó luego para delegar, en 1910, la política monetaria de Estados Unidos a un consorcio de bancos privados llamado Sistema de Reserva Federal.

Mientras tanto, se mantuvo una actividad bélica casi permanenre: Guerra de Estados Unidos contra España (1898), Guerra Boer (1899–1902), Guerra Ruso- Japonesa (1904–05), guerras balcánicas (1912 -13) y Revolución Mejicana (1910–17). Ensayos técnicos previos a la Gran Guerra (1914), en la que Estados Unidos primero vendió armas y luego intervino (1917).

El preludio de la crisis 1929 – 1939

El Tratado de Versalles, que rediseño el mapa mundial, fue ciego en política y en economía. Las enormes reparaciones (US$30 millardos ) a expensas de Alemania buscaban agobiar su economía – la más grande de Europa- para impedir su competencia. Lo lograron y demasiado. Keynes predijo el resultado de esa vendetta. Alemania tuvo que imprimir dinero sin fondos y eso desató tal inflación que las compras se hacían con cestas … para el dinero .

Cuando la Primera Guerra Mundial acabó, todos los participantes debían dinero a Estados Unidos. El centro de las finanzas internacionales paso a ser New York. Inglaterra intentó retener la supremacía con un patrón oro alto que drenó sus reservas. Europa no era lugar para especular y el dinero voló a Estados Unidos, donde había intereses encima del 10%. Fue la euforia de los años 20 y el Dow Jones subió de 60 a 400 entre 1921 y 1929. La historia se repite: “En tiempos de auge se aceptan papeles de valor inflado, sin suficiente discriminación o esfuerzo en estimarlos” , algo ya dicho en 1896, no en 1929 o 2008.

El 1 septiembre 1929 la bolsa de New York vendió la cantidad record de 89,6 millardos. El mismo día, Londres subió la tasa de interés para frenar el drenaje de su oro. El día 2 hubo miedo y millardos en valores se quedaron frios. El 4 de septiembre la bolsa bajó. El día 5, el “gurú” Robert Babson anunció una caída general y comenzó la corrida “para parar pérdidas”. Los periódicos hablaban de ganancias, sin convencer. El escándalo de Clarence Hatry en Londres (un Bernard Madoff inglés) no ayudó la confianza. El martes 24 de octubre colapsaba el mercado de valores de New York.

En enero 1930 cayeron los futuros agrícolas. El congreso aprobó la ley Smoot-Hawley para subir los aranceles de Estados Unidos, que ya eran, después de España, los más altos del mundo. Comenzaron retaliaciones comerciales que mermaron las exportaciones agrícolas y cayeron los precios de la tierra. Los préstamos valían más que las propiedades hipotecadas; como ahora. Los bancos quebraban. Al año siguiente vino el pandemonio internacional.

En septiembre 1931 Alemania cerro la bolsa. Inglaterra también y abandonó el patrón oro. Brasil defraudó 500 millones en bonos. Defraudaron 600 millones en bonos centro-europeos y 850 millones en bonos Suramericanos. Grecia y Hungría defraudaron sus deudas de guerra con Estados Unidos e Inglaterra, Bélgica y Francia pidieron condonación. El 4 de julio1932, en el New York Times, Alexander Noyes admitía que las reparaciones impuestas a Alemania eran la causa de la depresión. Le siguieron muchos otros. Keynes había tenido razón.

El costo social y político de la Gran Depresión

En Estados Unidos, de 25.000 bancos, unos11.000 quebraron. El desempleo osciló entre 25 y 30%. El PIB cayó 30%. El comercio cayó a 50%. En Europa las quiebras y el desempleo cundieron en todas partes y la más afectada fue Alemania, cuyo PIB cayó 50%. Sólo la Italia fascista y Suiza resistieron bien. América latina y Asia se estancaron hasta los años 50.

En enero 1933, Adolf Hitler llegó al poder, sobre la onda de los errores de Versalles. Fue quien primero aplicó políticas keynesianas, con grandes proyectos de infraestructura y armamento que mantuvieron el crecimiento alemán hasta la Segunda Guerra Mundial. En Europa proliferó la inspiración fascista: Salazar en Portugal, Horthy en Hungría, Antonescu en Rumania, Pilsudsky en Polonia. Todos ellos llegaron al poder por el descontento social y usaron políticas de nacionalismo popular como contrapropuesta a la de grupos importantes que buscaban una solución revolucionaria según el modelo soviético.

El keynesianismo armamentista

Keynes considera básico el empleo, aunque sea con trabajos artificiales: “Hacer hoyos y volverlos a tapar”. Si son trabajos útiles tanto mejor. La guerra sirve a movilizar empleo, pero con mucho es el peor modo, porque los hoyos no destruyen vidas y futuros.

La Guerra Fría con guerras calientes cuando hubo desaceleración fue el pretexto para un keynesianismo militar. La desmovilización posterior a la Segunda Guerra Mundial provocó recesión, hasta la Guerra de Corea (1950-53). El recorte monetario contra la inflación también, hasta la Guerra de Vietnam (1962-71). La derrota en Vietnam aplacó un rato la actividad bélica directa de Estados Unidos, pero las crisis continuaron.

La del precio de los alimentos por la venta masiva de cereales a la Unión Soviética, en 1971. La de los precios del petróleo por conflictos en el Cercano Oriente, en 1973. Para neutralizar esas alzas Estados Unidos repudió su patrón oro , que era la base del sistema monetario internacional acordado en Bretton Woods. Tampoco es que terminada la guerra de Vietnam hubiese paz , hubo guerras por delegación, como aquella de Afganistán (1979-89), que llevo al colapso a la Unión Soviética y puso fin a la Guerra Fría.

Sin Guerra Fría Estados Unidos perdió el pretexto para una economía de guerra, pero siguió. La “amenaza a la paz” son ahora países a los que se ataca sin riesgo: Irak (Bush I, 1990), Serbia (Clinton, 1998- 99). El atentado de septiembre 2001, dio pretexto para una indefinida, pero global, “Guerra contra el Terror”, algo así como bombardear la sensación de miedo: Afganistán (Bush II 2001 – ¿?), Irak II (Bush II 2003-¿?), Pakistán (¿?).

La economía de guerra necesita enemigos para mantener próspero, con dinero público y sangre ajena, al influyente complejo militar-industrial. El mismo cuyo peligro denunció el Presidente Dwight Eisenhower en su discurso de despedida , en 1961, cuando Estados Unidos era aún el modelo admirado en el mundo por mucha gente.

Fuente: _ *IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info_

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Ver también:
La situación económica mundial
La situación económica mundial
– La situación económica mundial

América Latina (1760-2010) Parte II

II y última parte

Ambos estallidos no surgieron del repollo. En coincidencia con el bicentenario de Simón Bolívar (1983), un grupo de oficiales del ejército venezolano fundaron una célula revolucionaria antimperialista, y en el simbólico 1992 los indígenas chiapanecos derribaron la estatua del conquistador español Diego de Mazariegos erigida en el centro de San Cristóbal de las Casas.

Ciegas a la historia, de espaldas a los pueblos, las oligarquías sólo atinaron a mirarse el ombligo. Y mientras a finales de 1989 un tal John Williamson presentaba el documento que sería conocido como Consenso de Washington, los venezolanos ya habían recordado, en las calles, la advertencia de El Libertador contra las “… formas democráticas tomadas en préstamo de Europa, que carecían del fundamento social que había en Europa, y no había en América” (Carta de Jamaica, 1815).

En Guadalajara, los demócratas de importación celebraron la primera reunión cumbre de presidentes “iberoamericanos” (1991). Años después, sin chistar, se adhirieron a la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (Alca. Miami, 1994). En tanto, los intelectuales “independientes” (o sea, sumisos) sólo tenían ojos para especular, embobados, acerca de la más que previsible implosión del llamado “socialismo real”.

La respuesta no se hizo esperar. En sendas movilizaciones populares, ocho presidentes elegidos (más tres de carácter interino y un pelele golpista en Caracas) fueron derrocados: Fernando Collor de Melo (Brasil, 1992), Carlos Andrés Pérez (1993), Abdalá Bucaram (Ecuador, 1997), Raúl Cubas (Paraguay, 1999); Jamil Mahuad (Ecuador, 2000), Fernando de la Rúa (Argentina, 2000), Gonzalo Sánchez de Losada (Bolivia, 2003) y Lucio Gutiérrez (Ecuador, 2005).

Luego, las urnas consagraron a un ramillete de gobernantes que, con mayor y menor énfasis, cuestionaron el capitalismo salvaje. Tales fueron las posturas de Hugo Chávez (1999), Néstor Kirchner y Lula da Silva (2003); Evo Morales (2005), Manuel Zelaya y Daniel Ortega (2006); Cristina Fernández y Rafael Correa (2007). Y, con menor énfasis, Tabaré Vásquez (2004), Michelle Bachelet (2006), Fernando Lugo, Álvaro Colom, Leonel Fernández (2008) y Mauricio Funes (2009).

En consonancia con el espíritu de El Libertador, Venezuela emprendió la agenda solidaria: Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba, 2004), Banco del Sur y Consejo Energético del Sur (2007), Unión de Naciones del Sur (Unasur), Parlamento Suramericano y Consejo de Defensa del Sur (propuesto por Brasil), incorporación de Cuba al Grupo de Río (2008), derogación de las medidas que en 1961 expulsaron a Cuba de la OEA (San Pedro Sula, Honduras, 2009).

A mediados de mayo de 2008, un grupo de “expertos” de Washington concluyó que en América Latina se había acabado “la hegemonía de Estados Unidos”. Semanas después, el secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon (actual embajador en Brasil), arriesgó la peregrina idea de que la atención dada por su país a otras partes del mundo (léase Irak), “abrió espacios en la región para un líder como Chávez”.

Si lo primero se presta a duda, lo segundo es falso. George W. Bush y Hillary Clinton, Barack Obama y Condoleezza Rice siempre creyeron en la ideología neogolpista, prevista en la Carta Democrática de la OEA, y adoptada un tenebroso 11 de septiembre de 2001. La carta dice lo que Obama dijo con respecto a Chávez: “La democracia va más allá de las elecciones. Pero todos sabemos que él no gobierna democráticamente”. ¿Quiénes son “todos”?

En todo caso, el imperio cuenta con muchos brazos para imponer su concepción de “democracia”: el brazo político (Fundación Nacional para la Democracia: NED, por sus siglas en inglés, 1983), el electoralista (Fundación Internacional para Sistemas Electorales, IFES, 1987), el empresarial (Centro para la Empresa Privada Internacional, CIPE), el asistencialista (Agencia Internacional para el Desarrollo, USAID), el gangsteril (Fundación Cubano Americana), los brazos académicos y de “cooperación”, y un sinfín de brazos mediáticos (Sociedad Interamericana de Prensa, grandes cadenas de televisión). Y, por supuesto, con el Comando Sur y la CIA, par de brazos mayores que acaban de restaurar el “orden democrático” en Honduras.

El golpe contra Manuel Zelaya, presidente legítimo de Honduras, ha suscitado múltiples interrogantes. ¿Vuelta a los viejos tiempos? No lo creo. En otras épocas los militares daban un golpe y en menos de 48 horas dominaban la situación. No parece ser el caso de Honduras. Bautizados por el hambre crónica y el despojo sistemático de sus productos y riquezas, los hondureños están dando pruebas de que jamás volverán a vivir como extranjeros en su propia tierra.

Fuente: Diario La Jornada. 2207. México

La situación económica mundial (I)

“Reescribir las reglas de la economía de mercado beneficiando a quienes causaron tanto sufrimiento en la vida cotidiana global y tantos desempleados es peor que costoso financieramente. En realidad, es obscenamente injusto.”

Joseph Stiglitz

La economía de Mercado

Se cuenta que un día preguntaron al Mahatma Ghandi que cosa pensaba de la Economía de Mercado y respondió – “Pudiera ser una buena idea”. Es sólo eso: una propuesta de competir hecha a un mundo económico donde los empresarios desean rentas monopólicas.

Imaginamos a Adam Smith necesitando toda su flema británica para controlarse ante lo que en su nombre se practica como liberalismo, porque detestó los monopolios y los oligopolios, que describió como “El beneficio exorbitante” . Hoy, su teoría de un equilibrio económico internacional producido por la apertura al intercambio, se usa para abrir la puerta a los monopolios o carteles apátridas que devoran el mapa corporativo local en todos los países.

Smith publicó, en 1776, su “Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”. Tuvo gran éxito en Inglaterra, donde sus ideas tenían añeja tradición. En 1493, la bula Inter Coetera y el tratado de Tordesillas (1494), dividieron el mundo en dos hemisferios: uno para España y otro para Portugal. Otros países navegantes – sobre todo Holanda – objetaron esa partición divina y desarrollaron otras doctrinas la libertad del mar y del comercio. En 1602, James Lancaster – capitán de la primera expedición de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales- le entregó al Sultán de Aceh (Sumatra) una carta de Elisabeth I, donde ya estaba en embrión la tesis de Smith: “Dios, en su sabiduría infinita, ordenó las cosas para … que de la abundancia de frutos que algunas regiones gozan se supliera la necesidad de otras y que …países distantes traficaran entre ellos y se hicieran amigos”

La carta también advertía que el país que comerciase con un solo país europeo terminaría siendo el subordinado político de aquel. ¡Que gran verdad! Ya en esa época se conocía el vínculo entre comercio “preferencial” y subordinación; como el monopolio del comercio que luego forjó el Imperio de la India, un imperio privado de la abogada del libre comercio: la Compañía Inglesa de las Indias Orientales.

La teoría de Smith viene a complementar la de los fisiócratas franceses, centrados en la Agricultura, porque aplica esos conceptos a la revolución industrial, entonces en sus albores y exclusivamente inglesa. Smith creyó honestamente que la codicia podía canalizarse hacia un resultado general y social equitativo, por eso rechaza los monopolios. Poco después el egoísmo demostró lo contrario. Los exitosos exportadores industriales ingleses encontraron engombrante la ley que protegía a los productores agrícolas británicos y el aduanero David Ricardo proclamó la necesidad de abrir la importación de cereales para abaratar el pan y poder bajar los salarios que merman la ganancia de los patrones industriales . De cómo dar de comer a los agricultores no dice nada, pero asumimos – por Charles Dickens- que se fueron a las ciudades para aumentar y abaratar la oferta de mano de obra. Desde entonces viene el enfoque de la economía – típica de los Business Schools- como ciencia cuyo objetivo primario no son las ganancias del trabajo, sino las del capital invertido … y aún sólo el de algunos. El enfoque que causa la crisis presente, que es un arrastre de las anteriores.

A la teoría liberal del comercio internacional se le llama clásica, pero sería más adecuado llamarla metafísica, porque trata de una certeza que no es de esta tierra; es como una divinidad: se le elogia mucho pero no se le ha visto nunca. Lo que se practica con ese nombre ha fracasado siempre en cuanto al desarrollo; pero hay otros postulados económicos más cercanos a las realidades de este mundo que han sido aplicados y hasta con éxito, algo raro hoy en política económica. La paradoja es que a esos otros pensadores se les menciona poco y dejaron de enseñarse; sus obras son difíciles de encontrar en las bibliotecas universitarias. Es cierto que no complacen los patrones de moda porque son cautos con la apertura y suelen mirar la prosperidad nacional como un objetivo superior a la ganancia individual; criterios objetables para las empresas apátridas que financian centros académicos y cuya visión económica se enfoca a resultados trimestrales.

La versión ricardiana del liberalismo de Smith tuvo tempranos detractores. El primero fue el ginebrino Charles de Sismondi, que publicó “Economía Política” (1815) y “Nuevos Principios de Economía Política” (1817). Allí acuño el término proletario – que luego usa Marx- para designar a quienes con su prole garantizan la mano de obra. Fue específico contra Ricardo y señaló que aumentar ganancias a expensas de salarios es mala política, porque buenos salarios son indispensables para mantener el consumo y la producción; fue el primero en pedir la intervención del Estado para evitar los excesos capitalistas y hablar de lucha de clases .

Sismondi predijo la crisis crónica que aqueja a Estados Unidos, Inglaterra y otros países, gracias a gobiernos cómplices. Las empresas exportan puestos de trabajo y precarizan el empleo para ganar más, mientras exprimen el consumo facilitando una deuda sobre salarios futuros. Ahora se le dice “Economía de la Oferta” y funciona con tarjetas de crédito, pero el estimulo del consumo con deuda esclavizante ya fue visto en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX. Lo señalan Alexis de Tocqueville y Francois-Rene de Chateaubriand , dos escritores franceses que lo visitaron separadamente. Su evolución la describe la novela futurista – y puede que profética- “The Iron Heel”(1906), de Jack London.

Más allá de la apertura incondicional de la teoría liberal, los excesos congénitos y visibles del capitalismo y el papel del Estado para corregirlos han inspirado otras propuestas concretas. Podemos clasificarlas en dos tesis básicas. Una cree que el capitalismo es canalizable en beneficio de la sociedad con políticas de control; allí destacan Sismondi, Friederich List, Werner Sombart, Max Weber, Wilfredo Pareto, John Maynard Keynes y creemos que Deng Xiaoping. La otra, la de Karl Marx y sus seguidores, considera al capitalismo irredimible e inmerso en un proceso dialéctico fatal que lo lleva a su propia destrucción y a su reemplazo por una sociedad sin propiedad individual.

Cuando esas propuestas han sido aplicadas, los resultados varían. Las del marxismo radical se aplicaron en el COMECON donde no tuvieron éxito en el desarrollo material y político, pero si en la protección social y el desarrollo cultural y científico. Las de List obtuvieron gran éxito en la industrialización de Alemania. Las de Keynes señalaron la salida de la Gran Depresión en Europa, Estados Unidos y el resto del mundo. Deng Xiaoping llamamos al crecimiento espectacular de China, con 400 millones fuera de la pobreza. Weber, Pareto y Sombart orientan aún la economía social. Sombart es de los que se quiere borrar. Su obra es la mayor de la historiografía económica . Él acuñó el término “capitalismo” (Marx no lo usa). Engels dijo que, sin ser marxista, era el profesor alemán que mejor comprendía a Marx. Él creó el término y el concepto de la destrucción creativa, que usará su alumno Joseph Schumpeter. Él inició a Vasili Leontief en las tablas econométricas (paradoja Leontief sobre Estados Unidos). Sus escritos existen en otras lenguas, pero no en inglés, porque la Universidad de Princeton, que compró el derecho exclusivo , no lo traduce.

Las parodias del Mercado

El mundo sufrió crisis económicas de origen financiero casi sin interrupción desde el 1894 al 1939 y sólo con medidas keynesianas de intervención estatal se logró estabilizar la economía mundial. Asombra que desde 1989 el apodado “Consenso de Washington ” nos diga que la ausencia de intervención estatal es la única verdad para la salud económica. Claro que hay otras, aunque se escondan libros, porque está su testimonio: el modelo europeo de crecimiento económico con protección social y estabilidad laboral, un modelo que viene desde Bismarck y que ahora se intenta también desmantelar.

Lo que las entidades económicas internacionales – Banco Mundial, BID, FMI- venden como ciencia total de la política económica contradice hasta el texto más popular de Economía I, que apodábamos “el Samuelson” donde se explica la economía de mercado. El “Consenso de Washington”, pone el énfasis en la austeridad fiscal y la apertura comercial que fusiona en un dogma monoteísta. Ese es el sermón básico que se escucha desde los púlpitos del Banco Mundial, del FMI, de los Estados Unidos, la Unión Europea o Japón. No es que alguno de esos países los aplique. Basta ver los temas que se negocian en la OMC: subsidios, aranceles específicos, picos arancelarios, monopolios de tecnología industrial, todos ellos contra la teoría del mercado y todos aplicados férreamente por los países desarrollados. Los mismos que recortan gastos en salud y educación para entregar billones públicos a unos banqueros que, por ladrones o tontos, merecen la cárcel o la quiebra. No parece ahora que el Banco Mundial o el FMI prediquen su sólito catecismo de austeridad financiera a esos países pecadores. Es que los diablos si predican, … pero no se convierten!

La crisis actual demuestra que hay dos tipos de economía de mercado, de economía de mercado imperfecto, se entiende: Una es la economía real. La economía que produce y comercia bienes tangibles y presta servicios que se reciben y pagan. La economía cuyos bancos se nutren del ahorro y de ganancias que deja el valor agregado. La economía que genera empleo y paga impuestos para sostener la los programas sociales o la infraestructura del país donde funciona. La economía de la filosofía económica, con variantes que pueden ser distantes, desde François Quesnay, Adam Smith y Frederich List hasta John Maynard Keynes, Milton Friedman y Deng Xiaoping.

La otra funciona en bolsas de valores y otros garitos, donde se vende y se compra según un cálculo del futuro. Ya desde 1815 (Nathan Rothschild / Waterloo ) se manipula la percepción del futuro, pero la realidad de hoy es aún mas irreal. Es un juego febril donde los valores o las empresas tranzadas son apátridas, aunque se coticen en tal o cual bolsa. Las apuestas y los balances pueden ser falsos, como los de Enron refrendados por Arthur Andersen. El dinero de las compras puede que no exista (WorldCom). Es un mercado que coloca dólares sin fondos emitidos por la Reserva Federal, donde las acciones suben sin inversión nueva o mejores dividendos y las divisas varían sin cambios en las cifras macroeconómicas de los países. Es un bazar mundial de curiosos “productos” financieros, cuyo modelo referencial apodamos Wall Street. Sus reglas parecen complejas, pero su enunciado es simple, lo proclama el personaje Gordon Gekko , en la película “Wall Street” cuando afirma: “Greed is good, greed works!” (¡La codicia es buena, la codicia funciona!).

* IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info

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Ver también:
La situación económica mundial
La situación económica mundial
– La situación económica mundial

De Arbenz a Zelaya: Chiquita (United Fruit) en Latinoamérica

A principios de este año la compañía frutera basada en Cincinnati, EE.UU. se unió a Dole en su crítica al gobierno en Tegucigalpa que había aumentado el salario mínimo en un 60%. Chiquita se quejó de que las nuevas reglas afectarían los beneficios de la compañía, y exigirían que la firma tuviera costes más elevados que en Costa Rica: 20 centavos de dólar más para producir una caja de bananas y diez centavos más para producir una caja de plátanos, para ser exacto. En total, Chiquita se inquietaba porque perdería millones con las reformas laborales de Zelaya ya que la compañía producía unas 8 millones de cajas de bananas y 22 millones de cajas de plátanos por año.
Cuando apareció el decreto del salario mínimo, Chiquita buscó ayuda y apeló al Consejo Hondureño de Empresa Privada (COHEP). Como Chiquita, COHEP estaba descontento con la medida de Zelaya sobre el salario mínimo. Amílcar Bulnes, presidente del grupo, argumentó que si el gobierno seguía adelante con el aumento del salario mínimo, los empleadores se verían obligados a despedir trabajadores, aumentando así el desempleo en el país. Como principal organización empresarial en Honduras, COHEP agrupa a 60 asociaciones empresariales y cámaras de comercio que representan todos los sectores de la economía hondureña. Según su propio sitio en Internet, COHEP es el brazo político y técnico del sector privado hondureño, apoya los acuerdos de comercio y suministra “apoyo crítico para el sistema democrático.”

COHEP argumenta que la comunidad internacional no debiera imponer sanciones económicas contra el régimen golpista en Tegucigalpa, porque empeorarían los problemas sociales de Honduras. En su nuevo papel como vocero de los pobres de Honduras, COHEP declara que Honduras ya ha sufrido terremotos, lluvias torrenciales y la crisis financiera global. Antes de castigar al régimen con medidas punitivas, arguye COHEP, Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos deberían enviar equipos de observadores a Honduras para evaluar cómo las sanciones afectarían a un 70% de los hondureños que viven en la pobreza. Mientras tanto, Bulnes ha expresado su apoyo al régimen golpista de Roberto Micheletti y argumenta que las condiciones políticas en Honduras no son propicias para un retorno del exilio de Zelaya.

Chiquita: De Arbenz a Bananagate

No sorprende que Chiquita busque y se alíe con fuerzas social y políticamente retrógradas en Honduras. COLSIBA, el organismo coordinador de los trabajadores de plantaciones de plátanos en Latinoamérica, dice que la compañía frutera no ha suministrado a sus trabajadores los equipos de seguridad necesarios y que ha retardado la firma de acuerdos laborales colectivos en Nicaragua, Guatemala y Honduras.

La Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros, COLSIBA compara las condiciones laborales infernales en las plantaciones de Chiquita con campos de concentración. Es una comparación inflamatoria, pero puede contener un cierto grado de verdad. Mujeres que trabajan en las plantaciones de Chiquita en Centroamérica trabajan de las 6.30 de la mañana hasta las 7 de la tarde, con manos que arden dentro de guantes de goma. Algunos trabajadores tienen sólo 14 años. Los trabajadores bananeros centroamericanos han denunciado que Chiquita los expone en el terreno a DBCP, peligroso pesticida que causa esterilidad, cáncer y defectos congénitos en los niños.

Chiquita, conocida antes como United Fruit Company y United Brands, ha tenido una larga y sórdida historia política en Centroamérica. Dirigida por Sam “The Banana Man” Zemurray, United Fruit entró al negocio de los plátanos a comienzos del Siglo XX. Zemurray observó una vez: “En Honduras, una mula cuesta más que un miembro del parlamento.” En los años veinte United Fruit controlaba 263.000 hectáreas de la mejor tierra en Honduras, cerca de un cuarto de la tierra cultivable del país. Lo que es más, la compañía controlaba carreteras y ferrocarriles.

En Honduras, las compañías fruteras extendieron su influencia a todas las áreas de la vida, incluidas la política y las fuerzas armadas. Por esas tácticas adquirieron el nombre de ‘los pulpos.’ Los que no aceptaban el juego de las corporaciones eran hallados a menudo boca abajo en las plantaciones. En 1904, el humorista O. Henry acuñó el término “República bananera” para referirse a la tristemente célebre United Fruit Company y sus actividades en Honduras.

En Guatemala, United Fruit apoyó el golpe militar patrocinado por la CIA en 1954, contra el presidente Jacobo Arbenz, un reformador que trató de realizar una reforma agraria. El derrocamiento de Arbenz llevó a más de treinta años de intranquilidad y de guerra civil en Guatemala. Posteriormente, en 1961, United Fruit prestó sus barcos a exiliados cubanos respaldados por la CIA que trataron de derrocar a Fidel Castro en Playa Girón.

En 1972, United Fruit (rebautizada como United Brands) llevó al poder al general hondureño Oswaldo López Arellano. Sin embargo, el dictador tuvo que renunciar posteriormente después del infame escándalo “Bananagate” que tuvo que ver con sobornos de United Brands para López Arellano. Un jurado de acusación estadounidense acusó a United Brands de sobornar a Arellano con 1,25 millones de dólares, con la promesa de otros 1,25 millones si el militar aceptaba la reducción de los impuestos a la exportación de frutas. Durante el Bananagate, el presidente de United Brands cayó de un rascacielos de Nueva York, en un aparente suicidio.

Los años Go-Go de Clinton Years y Colombia

United Fruit también se estableció en Colombia y, durante sus operaciones en el país sudamericano, desarrollo una imagen no menos accidentada. En 1928, 3.000 trabajadores se declararon en huelga contra la compañía para pedir mejores condiciones de paga y trabajo. La compañía primero se negó a negociar, pero después cedió en algunos puntos menores, y declaró que las otras demandas eran “ilegales” o “imposibles.” Cuando los huelguistas se negaron a dispersarse, los militares dispararon contra los trabajadores, matando a muchos de ellos.

Podría pensarse que Chiquita habría reconsiderado sus políticas laborales después de lo sucedido pero a fines de los años noventa, la compañía comenzó a aliarse con fuerzas insidiosas, específicamente con paramilitares derechistas. Chiquita les pagó hasta más de un millón de dólares. En su propia defensa, la compañía declaró que simplemente estaba pagando a los paramilitares para obtener protección.

En 2007, Chiquita pagó 25 millones de dólares para dirimir una investigación del Departamento de Justicia sobre esos pagos. Chiquita fue la primera compañía en la historia de EE.UU. condenada por tratos financieros con una organización terrorista específica.

En un juicio contra Chiquita, víctimas de la violencia paramilitar afirmaron que la firma instigaba a cometer atrocidades, incluyendo terrorismo, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Un abogado de los demandantes dijo que la relación de Chiquita con los paramilitares “tenía que ver con la adquisición de todos los aspectos de la distribución y venta de plátanos mediante un reino del terror.”

De vuelta en Washington, Charles Lindner, director ejecutivo de Chiquita, estaba ocupado cortejando a la Casa Blanca. Lindner había sido un gran donante del Partido Republicano, pero cambio de lado y comenzó a prodigar dinero a los demócratas y a Bill Clinton. Clinton recompensó a Lindner convirtiéndose en un crucial respaldo militar del gobierno de Andrés Pastrana, responsable de la proliferación de escuadrones de la muerte derechistas. En esos días EE.UU. impulsaba su agenda de libre comercio amistosa hacia las corporaciones en Latinoamérica, una estrategia realizada por el antiguo amigo de infancia de Clinton, Thomas “Mack” McLarty. En la Casa Blanca, McLarty actuó como Jefe de Gabinete y Enviado Especial para América Latina. Es un personaje fascinante a quien volveré en un instante.

La conexión Holder-Chiquita

En vista del historial poco limpio de Chiquita en Centroamérica y Colombia, no sorprende que la compañía haya tratado de aliarse posteriormente con COHEP en Honduras. Aparte de cabildear a asociaciones empresariales en Colombia, Chiquita también cultivó relaciones con firmas legales importantes en Washington. Según el Center for Responsive Politics, Chiquita ha pagado 70.000 dólares en gastos de cabildeo a Covington and Burling en los últimos tres años.

Covington es una poderosa firma legal que asesora a corporaciones multinacionales. Eric Holder, actual Fiscal General [Ministro de justicia], co-presidente de la campaña de Obama y ex Fiscal General Adjunto bajo Bill Clinton fue hasta hace poco socio de la firma. En Covington, Holder defendió a Chiquita como abogado principal en su caso con el Departamento de Justicia. Desde lo alto de su elegante nueva oficina en Covington, ubicada cerca del edificio del New York Times en Manhattan, Holder preparó a Fernando Aguirre, director ejecutivo de Chiquita, para una entrevista con “60 Minutes” sobre los escuadrones de la muerte colombianos.

Holder hizo que la compañía frutera se declarara culpable de un cargo de “entrar en transacciones con una organización explícitamente identificada como organización terrorista global.” Pero el abogado, que cobraba un considerable salario en Covington del orden de más de 2 millones de dólares, medió en un dulce acuerdo según el cual Chiquita sólo pagó una multa de 25 millones de dólares durante cinco años. Escandalosamente, sin embargo, ni uno de los seis funcionarios de la compañía que aprobaron los pagos recibió una condena a la cárcel.

El curioso caso de Covington

Si se mira un poco más detenidamente se descubrirá que Covington no sólo representa a Chiquita sino que sirve como una especie de nexo para la derecha política que quiere propugnar una política exterior agresiva en Latinoamérica. Covington mantuvo una importante alianza estratégica con Kissinger (famoso por Chile en 1973) y McLarty Associates (sí, el mismo Mack McLarty de los días de Clinton), una firma muy conocida internacionalmente de consultoría y asesoría estratégica.

John Bolton sirvió de 1974 a 1981 como socio en Covington. Como embajador de EE.UU. en Naciones Unidas bajo George Bush, Bolton fue un crítico feroz de izquierdistas en Latinoamérica como Hugo Chávez. Además, John Negroponte se convirtió hace poco en vicepresidente de Covington. Negroponte es un ex secretario adjunto de Estado, director de Inteligencia Nacional y representante de EE.UU. ante Naciones Unidas.

Como embajador de EE.UU. en Honduras desde 1981 hasta 1985, Negroponte jugó un papel importante en la ayuda a los rebeldes de la Contra respaldados por EE.UU. que se proponían derrocar el régimen sandinista en Nicaragua. Grupos de derechos humanos han criticado a Negroponte por hacer caso omiso de los abusos contra los derechos humanos cometidos por los escuadrones de la muerte hondureños que fueron financiados y parcialmente entrenados por la CIA. Por cierto, cuando Negroponte sirvió como embajador, su edificio en Tegucigalpa se convirtió en unos de los mayores centros neurálgicos de la CIA en Latinoamérica y decuplicó su personal.

Aunque no hay evidencia que vincule Chiquita al reciente golpe en Honduras, existe suficiente confluencia de personajes sospechosos y de políticos influyentes como para justificar más investigación. Desde COHEP a Covington hasta Holder y Negroponte y McLarty, Chiquita ha seleccionado a amigos en puestos importantes, amigos que no aprecian las políticas laborales progresistas del gobierno de Zelaya en Tegucigalpa.

*Para rebelion.org

Honduras: La táctica no debe comprometer la estrategia

No es difícil percatarse de que los funcionarios políticos de alto rango del equipo de Hillary Clinton, la inteligencia del Comando Sur y los estrategas de los servicios especiales, principalmente la CIA, enfocan a Honduras, aunque realmente miran a Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guatemala y otros países. Apelar a Estados Unidos e insistir en ello para reponer a Zelaya y restablecer la “democracia” puede no ser una buena idea.

En primer lugar, porque se trata de un precedente que, invocado en otro contexto y con otros propósitos, puede resultar nefasto. Nunca en ninguna época y por ninguna razón los gobiernos latinoamericanos han pedido a Estados Unidos que intervenga en un país latinoamericano, mucho menos lo han hecho las fuerzas progresistas y jamás se esperaba de la izquierda.

Por otra parte ceder todo el espacio de maniobra a Estados Unidos y otorgarle un protagonismo que ha llegado a sugerir el empleo de los mecanismos de la asistencia militar, incluso de las tropas estacionadas en suelo hondureño, no puede ser positivo. Los riesgos de esa política se evidenciaron en la rapidez con que Hillary Clinton recibió a Zelaya, instruyó a Arias y abrió el juego para manejar la situación hacía un final norteamericano.

La pregunta ahora no es si Estados Unidos interviene o no porque ya lo hace, sino el modo como acomodará las cosas para sin consagrar el golpe de estado, anular a Zelaya y prescindir del ALBA, la OEA y todos los demás componentes multilaterales para, por su propia cuenta, encontrar un comodín que incluso puede implicar el retorno formal, precario y fugaz de Zelaya, sin poder real, sólo para celebrar unas elecciones que no pueda ganar.

Tal como van las cosas, las horas de Micheletti parecen contadas, cosa que el jefe golpista sabe y que explica su disposición a renunciar, sin que ello signifique que suban la apuesta por Zelaya.

Tomando en cuenta lo avanzado de las maniobras y que incluso se ha convocado un nuevo encuentro entre los golpistas y los representantes del presidente depuesto y existe una salomónica propuesta del presidente Arias, para crear un “gobierno de unidad nacional”, por momentos se percibe descoordinación entre los llamados a la huelga general, la movilización popular y la mediación.

Es de esperar que los norteamericanos insistan con Zelaya y Micheletti para que continúen las conversaciones en San José de Costa Rica y no sería extraño que adelantaran alguna propuesta aunque sólo sea para propiciar nuevas dilaciones. Mientras no se fuerce un desenlace, el tiempo corre a favor, no ya de los golpistas sino de Estados Unidos, que puede utilizar la carta de Obama, cuya intervención se ha demandado insistentemente y, cuando se produzca, difícilmente pueda se desconocida.

Nadie debe pasar por alto que se ha producido una extraña y peligrosa inversión de roles: antes la no intervención era una demanda de la izquierda y los sectores populares latinoamericanos, mientras que ahora es la bandera de Obama que no deja de insistir en que Estados Unidos no debe imponer gobiernos.

Aunque quizás sea demasiado pedir a un luchador del origen y el perfil político de Zelaya, lo único que pudiera frenar la maniobra norteamericana es su disposición personal, mediante opciones inevitablemente dramáticas y peligrosas que comenzaría por su entrada en Honduras con todos los riesgos que ello implica.

Ningún análisis debe pasar por alto que por lo inmaduro de las realizaciones impulsadas por Zelaya en el corto período que ha gobernado y el hecho de que, presumiblemente no permanecerá en la presidencia más allá del fin de su mandato que expira este año, las preocupaciones para Estados Unidos son mínimas, sobre todo porque los golpistas son prescindibles y cada uno parece marcado con el estigma de la “naranja exprimida”.

Con su agudeza característica, Fidel Castro ha dado otra vez en el blanco. La solución no estriba en que Estados Unidos intervenga más enérgicamente, sino en que deje de hacerlo, no en que emplee sus tropas, sino en que las retire. “Lo único correcto -ha dicho ayer – es demandar del gobierno de Estados Unidos que cese su intervención, deje de prestar apoyo militar a los golpistas y retire de Honduras su Fuerza de Tarea”.

Progresismo y neoliberalismo

Es cierto. Las derechas latinoamericanas han aprendido de errores y fracasos del pasado reciente, están adecuando nuevas tácticas y preparan ofensivas que pretenden retrotraer la situación del continente al periodo anterior a los triunfos populares de comienzos de este siglo. Aspiran a instalar gobiernos conservadores, quitar de en medio algunos aspectos molestos para la dominación de las elites y dejar el camino libre para cercar y aniquilar a sus verdaderos enemigos: los movimientos sociales populares. La resolución de la crisis en Honduras será una prueba de fuego. La consolidación de los golpistas, como ha señalado Fidel Castro, puede alfombrar el camino a regímenes autoritarios.

Sin embargo, una parte sustancial de los análisis miran en exclusiva sólo una parte del escenario, la que conforman los gobiernos, dejando de lado el hecho decisivo de que han sido y siguen siendo los movimientos de los de abajo los capaces de modificar a fondo la relación de fuerzas. Incluso en Bolivia, donde se han producido los mayores avances en un sentido antineoliberal, ha sido la movilización popular, junto a la decidida acción del gobierno de Evo Morales, la que puso en retirada a la oligarquía de Santa Cruz en septiembre del año pasado. Fue el cerco multitudinario a la ciudad dominada por los fascistas lo que modificó las cosas. No hay cambios profundos sin el concurso de los de abajo organizados en movimientos. Colocar el foco del análisis en los gobiernos supone dejar de lado nada menos que la parte decisiva de la realidad, por lo menos desde una mirada antisistémica.

Por otro lado, parece necesario comprender que la ofensiva de la derecha es consecuencia, en buena medida, de las políticas de esos gobiernos progresistas, de la continuidad y profundización del neoliberalismo, de su incapacidad para torcer el rumbo del modelo de acumulación vigente. La elección de José Mujica como candidato del Frente Amplio en Uruguay es un hecho auspicioso y positivo, pero no debe olvidarse que fue ministro de Ganadería y Agricultura durante cuatro años, un periodo de notable expansión de los monocultivos de soya, libres de impuestos, al contrario de lo que sucede en Argentina. Un mínimo balance de casi una década de progresismo en la región supone abordar por lo menos cinco aspectos.

Uno. Hasta ahora, el progresismo ha sido relativamente exitoso en el rediseño del mapa regional, y muy en particular en la autonomización de Estados Unidos. La creación de la Unasur y del Consejo Sudamericano de Defensa son hechos que afianzan al subcontinente como una fuerza política con voz propia. La creación del Banco del Sur también podría ser parte del mismo proceso, aunque la iniciativa demoró mucho en ponerse en marcha y aún tiene alcances muy limitados. Otros proyectos, como el Gasoducto del Sur, han quedado en el camino. Y se está implementando la IIRSA, la mayor iniciativa de construcción de infraestructura que no hace más que consolidar el libre comercio, generando grandes desigualdades entre países y regiones, con consecuencias muy negativas sobre el medio ambiente y los pueblos indígenas.

Dos. El modelo neoliberal, una vez superada la fase de las privatizaciones, se asienta en la minería a cielo abierto, los monocultivos de soya y caña de azúcar para biocombustibles, y en el complejo forestación-celulosa. Los gobiernos progresistas apoyan con fervor ese modelo y no muestran la menor intención de frenarlo. No sólo el gobierno de Lula, que está permitiendo un avance espectacular de las multinacionales sobre la Amazonia, sino también el ecuatoriano de Rafael Correa, que ha reprimido la protesta indígena y popular contra la minería. Argentina muestra cómo no frenar los monocultivos de soya fortalece a la derecha, que obtiene más poder económico y político. Este es uno de los aspectos más negativos del progresismo.

Tres. Los planes sociales no son “conquistas” sino nuevas formas de dominación sobre los más pobres, los llamados excluidos o marginados. Alrededor de 100 millones de personas son beneficiarias de planes que alivian la pobreza, 50 millones sólo en Brasil. Son menos pobres, sí, pero no tienen derechos universales sino apenas prestaciones, que las derechas no pretenden cortar porque han mostrado ser beneficiosas para la estabilidad política, toda vez que hacen más difícil la organización de los de abajo. Es cierto que con los gobiernos progresistas la represión es mucho menor que con los gobiernos conservadores, pero en gran medida ello es posible por la cooptación y domesticación que auspician los planes sociales. La desmovilización de abajo beneficia a las derechas.

Cuatro. La fase actual del modelo de acumulación, incluyendo la llamada crisis económica, impone drásticas medidas para cortar en seco la especulación financiera, las fusiones entre megaempresas como la sucedida en Brasil entre Sadia y Perdigao, y el impulso a la organización y la lucha de los de abajo. No puede haber cambios de fondo sin modificar la distribución de la riqueza. Por el contrario, en la mayor parte de los países de la región no se registran cambios en la desigualdad. Un reciente estudio difundido por el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay reconoce que, pese a los planes sociales y el notable crecimiento económico de los últimos años, disminuyó la pobreza pero la desigualdad es mayor aún que antes de la crisis de 2002.

Cinco. No hay salida del modelo neoliberal sin crisis política y social. Son demasiados los intereses en juego, y no son pocos los aliados de los de arriba entre las clases medias, como para pensar que se puede salir del modelo con paz social, sin una potente lucha de clases como la sostenida por los de abajo en Bolivia y Venezuela. Muchos progresistas en el gobierno le temen a una crisis política y tratan de evitarla. Eludir lo inevitable conduce a la derrota, y no tiene gracia culpar de ello a la impaciencia o inmadurez de los movimientos. Los pueblos amazónicos de Perú y los indígenas de Colombia nos muestran un camino.

Fuente: La Jornada. México, 1707