Norma internacional es adoptada en protección de trabajadores que viven con VIH

Adital – Durante la Conferencia Internacional del Trabajo, realizada la semana pasada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, Suiza, representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores decidieron adoptar una norma internacional con recomendaciones que garanticen el cumplimiento de los derechos de los (las) trabajadores (as) portadores del virus VIH/Sida. Se trata de la Norma Internacional de Trabajo sobre VIH/SIDA.

Después de dos años de intenso debate y aprobado con una votación de 439 a 4, y 11 abstenciones, éste es el primer instrumento internacional de derechos humanos dedicado específicamente a este tema en el mundo del trabajo. La norma fue considerada por todos los participantes como una contribución internacional al mundo del trabajo para el acceso universal a la prevención, tratamiento, cura y apoyo frente al virus VIH.

Autoridades y representantes de diversos países estuvieron presentes en la Conferencia y todos concordaron en que la Norma es un refuerzo en la lucha contra el Sida y en defensa de los derechos de los trabajadores.

Para Sidnei Machado, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Federal del Paraná, la Norma de la OIT representa una importante medida, porque trata sobre los derechos de las personas portadores de VIH/SIDA, significando un avance para estos (as) trabajadores (as). Él resaltó que la resolución también debe intentar estandardizar políticas internacionales sobre la cuestión.

Según Sidnei, el principal objetivo de la Norma Internacional es atacar las prácticas discriminatorias. “En general, en el mundo del trabajo existen muchos preconceptos, principalmente sobre los portadores de VIH. En Brasil, desde la implementación de la Ley Benedita da Silva (Ley 9.024) quedó prohibido cualquier tipo de discriminación, incluyendo la discriminación por causa del virus, pero, a pesar de la norma, en la práctica esto no ocurre”, relató.

La norma contiene disposiciones sobre programas de prevención que pueden salvar la vida de personas y medidas anti-discriminatorias tanto dentro como fuera del ambiente de trabajo. Las orientaciones también destacan la importancia del empleo y de las actividades generadoras de ingresos para los trabajadores y las personas que viven con VIH, en particular a efectos de la continuidad del tratamiento.

“La Norma debe impactar en la defensa de los derechos internacionales no sólo para los trabajadores; el efecto es para todos los actores sociales, que también pueden valerse de este instrumento para formular políticas públicas”, indicó.

Durante la Conferencia de la OIT, Sophia Kisting, directora del programa sobre VIH/Sida y el mundo del trabajo de la OIT, dijo que “la recomendación no será sólo un instrumento importante para guiar el trabajo de la OIT y de sus mandatarios, también mejorará la coordinación de la comunidad internacional en torno del Sida. Con disposiciones firmes sobre protección y seguridad social, la Recomendación consolidará el trabajo de la OIT en apoyo de las diez áreas prioritarias de la ONU/AIDS”, agregó Kisting.

* Periodista de Adital

Traducción: Daniel Barrantes

Destrucción del sentido común (Neo)liberal

“La organización del sentido común también afecta la dimensión de los sentimientos, los afectos, esto es, hace que la gente desestime y descalifique cierto tipo de acciones y actitudes que encarnan creencias, fines y valores que no se creen realizables y, así, influye en la forma de relacionarnos entre individuos y en la selección de nuestras relaciones e interacciones”. Luis Tapia

Pese a esta muestra de la realidad, la victoria del neoliberalismo en el ámbito de la cultura ha sido más efectiva de lo que podamos imaginar, que en el ámbito económico. Una de sus consecuencias más comunes, y no por ello más visibles, se puede observar en el discurso cada vez más generalizado en segmentos de la población, que basados en posiciones preconcebidas alejadas de la realidad y con una buena dosis de individualismo; señalan que “estamos como estamos” por un conjunto de fines, valores, formas de hacer y concebir la realidad que en su idea de “hacer” no corresponde.

Esta concepción, que se acerca más al orden de lo que se cree que debería de ser y no de lo que la realidad permite, es una buena muestra de cómo el sentido común que impone el neoliberalismo, está instalado, de forma efectiva, en la manera en que se conciben los hechos cotidianos, sin que en ningún momento sean objeto de cuestionamiento. Que finalmente determina la manera en que nos relacionamos unos en relación con otros. Esto es lo que se conoce como producción de hegemonía. Que significa que todo el conocimiento social que se produce de diferentes formas y vías está articulado y corresponde a una comprensión del mundo acorde a los intereses de sectores dominantes.

Estas posiciones están estrechamente relacionadas con dos temas: el de la memoria y la historia; y la posición que se asume sobre cómo se conciben. En el caso de la historia, el neoliberalismo la despolitiza y la relaciona únicamente a la descripción biográfica de figuras, generalmente de personajes relacionados con las elites, sin tomar en cuenta las diferentes dimensiones que la constituyen.

Lo que se puede advertir de este proceso es, en buena medida, la reproducción de una forma de memoria que ordena el sentido de la realidad acorde a la concepción de la lógica del victimario sobre la memoria de las victimas. Es decir, un pasado de dominación que continúa siendo presente.
Y de esta manera, el sentido común instaurado por el orden neoliberal, impregna en el pensamiento social una fuerte carga de pesimismo en términos de la acción colectiva y el cambio social que ésta busca. Produciendo en consecuencia la individualización de la vida social y los hechos. En donde se forma la idea de un mundo dominando y organizado por el consumo, que abona el camino de los procesos de despolitización producidos por el sentido común liberal y neoliberal.

Hablar de pesimismo en la acción colectiva, de individualización de la vida social y de procesos de despolitización; es hacer referencia a una estrategia de desorganización como forma de dominación. En donde el desconocimiento y la desinformación juegan un rol importante en procesos del rompimiento de vínculos sociales que producen identidades, valores, fines y formas de concebir la vida, basados en la igualdad y la justicia.

En la actualidad se puede observa un enfrentamiento entre elites que buscan la redefinición y reorganización del orden económico y político, que persigue la restauración de jerarquías, concentración de la riqueza y el poder. Que en su paso, como al principio de la imposición neoliberal, reduce al ser humano al egoísmo.

Por tanto, es importante trabajar en la desestructuración de los pilares que sostienen la estrategia neoliberal, que propicie la base de una reforma de la cultura dominante, que se expresa en el sentido común neoliberal.

X Cumbre ALBA-TCP con autoridades indígenas y afrodescendientes

Los países del ALBA asumimos esta nueva época del lado de los históricamente excluidos, pueblos indígenas, el pueblo afrodescendiente, mujeres, jóvenes, niños, niñas, ancianos, ancianas y personas con discapacidad.

Así, los Jefes de Estado y de Gobierno y Jefes de Delegación de los países que conformamos la Alianza Bolivariana de los Pueblos de las Américas – Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA-TCP, reunidos en la ciudad de Otavalo, Ecuador, junto con autoridades indígenas y afrodescendientes electas y designadas de la región.

DECLARAMOS que:

1. Entendemos al Estado Plurinacional Unitario en la forma como se ha dado en los procesos constituyentes de la República del Ecuador y Estado Plurinacional de Bolivia, como expresión de unidad en la diversidad, que asume una forma democrática de convivencia, expresada en la interculturalidad que es el relacionamiento armónico entre las culturas.

2. Ratificamos nuestro compromiso con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que significó una victoria en la lucha por lograr el reconocimiento de sus derechos colectivos. Del mismo modo, reafirmamos nuestro compromiso con la Declaración y el Programa de Acción de Durban contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia; así como a la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y la Declaración de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural.

3. Reiteramos nuestro compromiso para avanzar en los procesos de construcción de sociedades incluyentes, culturalmente diversas y ambientalmente responsables, que excluyan la explotación del ser humano, en las que existan condiciones para un diálogo entre iguales y un intercambio real de saberes, conocimientos y visiones en nuestra región.

4. Confirmamos nuestro compromiso de hacer realidad el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), afirmando la soberanía de los países de la región y la construcción de un modelo alternativo de soberanía económica expresado en una Nueva Arquitectura Financiera (SUCRE, Banco y Fondo del ALBA) para consolidar un sistema de intercambio y cooperación recíproco, solidario, participativo y complementario, que fortalezca nuestra soberanía alimentaria.

5. Reiteramos nuestro compromiso por promover una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en el marco de las Naciones Unidas, para que la vida en plenitud (Sumak Kawsay) sea nuestro escenario de armonía con la naturaleza, profundice la equidad y la autonomía, de modo que los ciudadanos y ciudadanas disfrutemos del uso, de la asignación y de la distribución de los recursos materiales e inmateriales de nuestras naciones.

6. Reiteramos nuestro respeto a la Madre Tierra (Pacha Mama) respaldando iniciativas como la del YASUNI ITT propuesta por el Ecuador, que se fundamenta en un mecanismo de compensación por contaminación neta evitada; llamamos a la comunidad internacional a aprobar en las Naciones Unidas la Resolución Declaratoria de Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, propuesta por el Estado Plurinacional de Bolivia.

7. Expresamos nuestro reconocimiento a la iniciativa del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua de restitución de Derechos a los Pueblos Indígenas, a través del proceso de titulación de sus tierras, mediante el cual ya se ha titulado el 20% del territorio nacional y su compromiso de continuar avanzando para lograr para el año 2011 la titulación de la totalidad de sus territorios ancestrales.

8. Expresamos que el manejo, administración y aprovechamiento de los recursos naturales no renovables corresponde al Estado de acuerdo al interés de sus pueblos y la sociedad en su conjunto y no a uno o varios grupos o sectores sociales o económicos. El Estado garantizará la participación social y la distribución justa y equitativa de los beneficios, especialmente a favor de las comunidades en donde esos recursos naturales se encuentran y buscará, en armonía con la Naturaleza, minimizar los impactos ambientales y sociales adversos que generen.

9. Nos comprometemos a fortalecer las políticas públicas para el acceso a la salud, educación, empleo y vivienda prioritariamente para los más excluidos, y promover políticas en beneficio directo de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

10. Reafirmamos el compromiso para promover la cooperación entre los países miembros del ALBA relacionada con el rescate y protección de nuestros patrimonios, culturas y conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

11. En este marco de respeto y garantía de los derechos consuetudinarios, y en consideración a que la hoja de coca es un elemento central de las culturas Andino Amazónicas, los países del ALBA ratifican la solidaridad y apoyo en el propósito de revalorizar la práctica ancestral del masticado de la hoja de coca (akullico), eliminar su prohibición en los instrumentos internacionales y retirar a la hoja de coca de la lista 1 de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961.

12. Reconocer los logros del Proyecto Grannacional ALBA Cultural y de la Empresa Grannacional Fondo Cultural del ALBA, para transformar a nuestros países en sociedades interculturales, diversas, tolerantes, respetuosas, incluyentes, con Estados en los que se garantice el pleno ejercicio de los derechos económicos, políticos, sociales y culturales, que contribuyen al fortalecimiento de sociedades libres de racismo estructural.

13. Comprometidos con la defensa de los Derechos Humanos y de los procesos culturales ancestrales, ratificamos que en las jurisdicciones en las que se aplique la justicia consuetudinaria, los usos y costumbres deberán respetar las normas constitucionales y legales vigentes.

14. Nos comprometemos a que un encuentro de autoridades indígenas y afrodescendientes electas y designadas del ALBA, se realice anualmente como un mecanismo de encuentro y diálogo intercultural.

15. Instamos a constituir un mecanismo de encuentro y diálogo entre pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, en el seno del Consejo de Movimientos Sociales del ALBA.

Otavalo, 25 de junio de 2010

¡Cómo me gustaría estar equivocado!

Los que determinan cada paso del peor enemigo de la humanidad el imperialismo de Estados Unidos, una mezcla de mezquinos intereses materiales, desprecio y subestimación a las demás personas que habitan el planeta lo han calculado todo con precisión matemática.

En la reflexión del día 16 de junio escribí: “Entre juego y juego de la Copa Mundial de Fútbol, las diabólicas noticias se van deslizando poco a poco, de modo que nadie se ocupe de ellas”.

El famoso evento deportivo ha entrado en sus momentos más emocionantes. Durante 14 días, los equipos integrados por los mejores futbolistas de 32 países han estado compitiendo para avanzar hacia la fase de octavos de final; después vendrán sucesivamente las fases de cuartos de final, semifinales y el final del evento.

El fanatismo deportivo crece incesantemente, cautivando a cientos y tal vez miles de millones de personas en todo el planeta.

Habría que preguntarse cuántos, en cambio, han conocido que desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones más potentes que los de los viejos acorazados utilizados en la última guerra mundial entre 1939 y 1945, navegaban hacia las costas iraníes a través del canal de Suez.

Junto a las fuerzas navales yankis avanzan buques militares israelitas, con armamento igualmente sofisticado, para inspeccionar cuanta embarcación parta para exportar e importar productos comerciales que el funcionamiento de la economía iraní requiere.

El Consejo de Seguridad de la ONU, a propuesta de Estados Unidos, con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Alemania, aprobó una dura resolución que no fue vetada por ninguno de los cinco países que ostentan ese derecho.

Otra resolución más dura fue aprobada por acuerdo del Senado de Estados Unidos.

Con posterioridad, una tercera, más dura todavía, fue aprobada por los países de la Comunidad Europea. Todo tuvo lugar antes del 20 de junio, lo que motivó un viaje urgente del Presidente francés Nicolás Sarkozy a Rusia, según noticias, para entrevistarse con el jefe de Estado de ese poderoso país, Dmitri Medvédev, con la esperanza de negociar con Irán y evitar lo peor.

Ahora se trata de calcular cuándo las fuerzas navales de Estados Unidos e Israel se desplegarán frente a las costas de Irán, y unirse allí a los portaaviones y demás buques militares norteamericanos que montan guardia en esa región.

Lo peor es que, igual que Estados Unidos, Israel, su gendarme en el Medio Oriente, posee modernísimos aviones de ataque y sofisticadas armas nucleares suministradas por Estados Unidos que lo convirtió en la sexta potencia nuclear del planeta por su poder de fuego, entre las ocho reconocidas como tales, que incluyen a la India y Paquistán.

El Sha de Irán había sido derrocado por el Ayatollah Ruhollah Jomeini en 1979 sin emplear un arma. Estados Unidos le impuso después la guerra a aquella nación con el empleo de armas químicas, cuyos componentes suministró a Irak junto a la información requerida por sus unidades de combate y que fueron empleadas por estas contra los Guardianes de la Revolución. Cuba lo conoce porque era entonces, como hemos explicado otras veces, Presidente del Movimiento de Países No Alineados. Sabemos bien los estragos que causó en su población. Mahmud Ahmadineyad, hoy jefe de Estado en Irán, fue jefe del sexto ejército de los Guardianes de la Revolución y jefe de los Cuerpos de los Guardianes en las provincias occidentales del país, que llevaron el peso principal de aquella guerra.

Hoy, en el 2010, tanto Estados Unidos como Israel, después de 31 años, subestiman al millón de hombres de las Fuerzas Armadas de Irán y su capacidad de combate por tierra, y a las fuerzas de aire, mar, y tierra de los Guardianes de la Revolución.

A éstas se añaden los 20 millones de hombres y mujeres, entre 12 y 60 años, escogidos y entrenados sistemáticamente por sus diversas instituciones armadas entre los 70 millones de personas que habitan el país.

El gobierno de Estados Unidos elaboró un plan para llevar a cabo un movimiento político que, apoyándose en el consumismo capitalista, dividiera a los iraníes y derrocara el régimen.

Tal esperanza es ya inocua. Resulta risible pensar que con las naves de guerra estadounidenses, unidas a las israelitas, despierten las simpatías de un solo ciudadano iraní.

Creía por mi parte inicialmente, al analizar la actual situación, que la contienda comenzaría por la península de Corea, y allí estaría el detonante de la segunda guerra coreana que, a su vez, daría lugar de inmediato a la segunda guerra que Estados Unidos le impondría a Irán.

Ahora, la realidad cambia las cosas en sentido inverso: la de Irán desatará de inmediato a la de Corea.

La dirección de Corea del Norte, que fue acusada del hundimiento del “Cheonan”, y sabe de sobra que fue hundido por una mina que los servicios de inteligencia yanki lograron colocar en el casco de esa nave, no esperará un segundo en actuar tan pronto en Irán se inicie el ataque.

Es muy justo que los fanáticos del fútbol disfruten a su antojo de las competencias de la Copa del Mundo. Cumplo sólo el deber de exhortar a nuestro pueblo, pensando sobre todo en nuestra juventud, llena de vida y esperanzas, y especialmente en nuestros maravillosos niños, para que los hechos no nos sorprendan absolutamente desprevenidos.

Me duele pensar en tantos sueños concebidos por los seres humanos y las asombrosas creaciones de las que han sido capaces en sólo unos pocos miles de años.

Cuando los sueños más revolucionarios se están cumpliendo y la Patria se recupera firmemente, ¡cómo me gustaría estar equivocado!

Fidel Castro Ruz
Junio 24 de 2010
9 y 34 p.m.

Fundamentalismo o democracia

Este “contrato” de la convivencia, llamado democracia, establece los parámetros para coexistir, pues al tomar como base la equidad, la libertad o la igualdad, es decir, los denominados derechos humanos, permite que subsista lo diverso, que cohabite lo diferente, siendo ese reconocimiento esencial, lo que posibilita ser lo que somos, nuestra individualidad.

El fundamento de una democracia —lo que hace que a la convivencia le encontremos un sentido— es la confirmación diaria de ese pacto, de esa apuesta que enlaza el coexistir, con la posibilidad que cada uno pueda ser, es así como la libertad, la igualdad, la equidad, constituyen el fundamento, los pilares del orden democrático, puesto que permiten sentirnos parte de ese sistema cultural nacido de la pluralidad, que se materializa en posibilidades para los individuos, que son los que finalmente hacen que la convivencia sea convivencia, que las personas sean personas y no espectros o nulidades.

Hay que decirlo, los derechos humanos, que finalmente son los que permiten la manifestación de la individualidad, encuentran su sentido en lo plural, en lo diverso, no en lo monolítico, en la equidad no en el abuso o la imposición, puesto que la democracia nace de la inclusión, no de la exclusión, pues es en lo plural que se fortalecen sus instituciones, que se enriquece el orden cultural: en lo plural está el fundamento y el principio de la democracia, siendo ahí en lo diverso, en lo disidente donde encuentra su razón de ser. Por ello la democracia es una manifestación de la existencia, no de los tratados o códigos, que protege la individualidad, es decir, protege la posibilidad de que cada uno pueda pensar, sentir y ser diferente.

Sin lo plural, sin lo disidente, no hay democracia, hay exclusión e intolerancia, tiranía, oscurantismo, barbarie, es por eso que la aceptación del Tribunal Supremo de Elecciones de realizar un referéndum que pretende decidir sobre derechos individuales, legitima la arbitrariedad no al derecho, que se traduce en imponer una voluntad que censura el sentir del otro. Porque censurar ese sentir es censurar la individualidad, es negarla imponiendo una conducta que quita a esas personas el derecho de ser personas, el derecho a disponer sobre su subjetividad, visión de lo arbitrario y lo limitado, que no pertenece a la democracia, ni a la libertad, sino al totalitarismo.

La postura de los proponentes del referéndum como la aceptación del Tribunal, deja al descubierto un pensamiento oscurantista basado en una verdad única y monolítica, que excluye aquel que no es ni siente, ni piensa como nosotros, debiendo conformarse estos excluidos, con el patíbulo o la invisibilidad. Basta con echar una mirada a la historia para darnos cuenta que en su momento, esta concepción que moldeaba un tipo de sociedad, calificaba a las mujeres de brujas, haciendo que cuerpo no fuera su cuerpo, era objeto del uso diario de los hombres; a los negros e indios de esclavos, de animales de carga o de bestias; a los que tenían una subjetividad diferente, un pensamiento, un gusto o un sentir distinto, de parias, anormales o condenados.

La discusión que enfrentamos, no se restringe entonces a un asunto de derecho o legalidad, de votar o no votar en un referéndum, sino la definición de nosotros mismos, de dilucidar el sentido profundo de la convivencia, el sentido profundo de la libertad, el sentido profundo de la individualidad y la tolerancia, una definición que obliga dilucidar entre una sociedad libre o una censurada, entre lo unilateral que se impone sin más y el ágora donde todos participan y son parte, entre lo plural o una sociedad mutilada y represiva; significa esa definición finalmente enfrentar el miedo o la censura al cuerpo o asumir la diversidad que habita en cada uno.

La democracia es un invento

Sostenemos la ilusión permanente de una democracia y, sin embargo, nos enfrentamos todo el tiempo a democracias restringidas, a ejercicios de poder monárquico, aristocrático, dictatorial o pseudodemocrático. Todo, menos a democracias reales, representativas y participativas.

La gran paradoja del modelo democrático prevaleciente es que su naturaleza es esencialmente igualitaria y participativa, pero su práctica se agota en la dimensión representativa, limitada principalmente al hecho de votar. Los Estados se han convertido en los testaferros de los grupos minoritarios más beneficiados por la implantación del modelo neoliberal económico. Así, el poder político institucional ha servido al poder económico para sostener, entre ambos, la ilusión de una democracia fundada en una práctica ciudadana limitada al ejercicio del voto.

Y es esa “soberanía de minorías” la que defienden los ejércitos. Esto nos dice que, cuando el voto no va de la mano con políticas de defensa de la vida, es un mecanismo vacío. Con razón Borges decía que la “Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística.”

El referendo del odio. La ignorancia es reina (Parte III)

De golpe se pone en cuestión la calidad de la educación y del sistema democrático costarricense y la efectiva adherencia a los derechos humanos en nuestra sociedad. Pero, además, esto pone a prueba la capacidad de las distintas instituciones religiosas para vivir su fe sin pretender violentar principios esenciales de la democracia.

Lamentablemente, lo que más claramente resalta es el océano de ignorancia y prejuicios que inunda la conciencia popular, pero el cual igualmente se expresa en los planteamientos de conocidos personajes religiosos y políticos. Veamos algunos ejemplos.

Que la homosexualidad es “anti-natural”, con lo cual aparentemente se entendería que no está biológicamente determinada de forma que habría de ser algo así como una suerte de diabólico capricho. Pero esto deja sin respuestas hechos tan incontrovertibles como el de que es algo que ha existido en todas las épocas y culturas, como igualmente está bien demostrado que se manifiesta en una enorme variedad de especies de animales. En todo caso, y bien pensando, no se entiende el porqué tanta obsesión con lo natural, si la vida humana está plagada de cosas “no naturales” desde las tarjetas de crédito o la Internet a los condones o esos estrafalarios trajes que usan obispos y cardenales y nadie se declara en estado de alarma por eso.

Otro ejemplo: que existe un único modelo “natural” (¡y dale con lo de natural!) de familia: el de papá y mamá casados una sola vez y para toda la vida con sus retoños. Qué pena, pero esa idea no soporta ni el menor examen a la luz de la evidencia acumulada a lo largo de la historia de la humanidad. Acontece, incluso, que para la sociedad pastoril del Antiguo Testamento era aceptable que sus grandes patriarcas tuvieran una muy sui géneris familia, con varias esposas y concubinas a su alrededor (y Salomón el súper-campeón: 700 esposas y 300 concubinas). Lo único serio que puede decirse con razonable certeza es que las familias son realidades históricas y culturales, cambiantes y dinámicas, y ello lo confirmamos en la Costa Rica actual, donde existen y prosperan diversas formas de familia. Es igualmente inexacta la idea de que solo ese modelo de familia que esta gente defiende es sitio apropiado para el feliz crecimiento de los infantes. Que le pregunten a tantas mujeres solas que han sacado adelante con amor y admirable tesón a sus hijos, de quienes han hecho personas de valía.

Sobre las personas homosexuales abundan las ideas más extravagantes. Que somos gente disoluta, desordenada, promiscua, corrupta. Váyase a saber si muchos veces lo han dicho sin percatarse que tenían al frente suyo a personas que, siendo homosexuales, también son gente trabajadora, honrada, solidaria y, muy probablemente, capaces de amar con verdadera abnegación. Estos discursos de la ignorancia que también son discursos de odio no solo denigran y agreden, también desnudan las miserias morales de quienes los pronuncian.

Otra más: la ridícula afirmación de que las personas homosexuales no podemos tener hijos ¡pero por supuesto que hay muchos y, sobre todo, muchas que los tienen! Nada tan fácil como traer a la vida un niño o niña, que muy otra cosa es hacerle crecer con verdadero amor. Ahí perdonen, pero no son pocas las parejas heterosexuales y en particular los hombres heterosexuales que no logran aprobar el examen ¿o de dónde se suponen que salen tantos niños abandonados? Pero, eso sí, que a nadie se le ocurra abominación de abominaciones que una pareja del mismo sexo pueda adoptar. No le pongo atención a la jocosa tontería de que eso hará homosexuales a los niños o niñas (claro, como ser homosexual es una tara espantosa ¿quién querría más de esos monstruos vagando por ahí?), pero sí enfatizo este detalle: para esta gente es mejor un niño hambriento abandonado al frío de la calle, que un niño adoptado por una pareja del mismo sexo dispuesta a amarlo y cuidarlo. Y que conste: ningún proyecto de ley en Costa Rica propone permitir la adopción a parejas homosexuales (es bueno enfatizarlo, a fin de prevenir una epidemia de soponcios).

La realidad, sin embargo, es terca y no se deja embaucar por tanta estupidez. Aunque les cause urticaria, ahí están miles de parejas del mismo sexo que, no obstante tanto odio y tanta inquina, florecen alimentadas por el amor. Es una realidad que podría ser perseguida incluso en procura de su supresión física como algunos quisieran o bien podría ser ignorada. Pero será como negar el clima: aunque digan que no, igual hace calor cuando el termómetro alcanza los 35 grados. Y estas parejas necesitan y reclaman derechos: porque juntos hacen un patrimonio económico y construyen una vida compartida y, como cualquier ser humano, también están a merced de los avatares de la vida y la salud. Por lo tanto, también necesitan la protección del Estado y las leyes. Ilustrémoslo con una historia mucho más frecuente de lo que nadie se imagina: el despojo de uno de los miembros de la pareja, que pierde todo su patrimonio a manos de los familiares de su compañero, cuando este ha fallecido.

Sin duda posible esto atiende al ejercicio de la ciudadanía en una sociedad que se pretende democrática. Mas, sin embargo, la ignorancia insiste en presentarlo como si fuera un tema religioso, lo cual arriesga poner a estos sectores religiosos conservadores en una posición harto incómoda: la de tener que demostrar que, en efecto, por su boca habla el mismo Dios. Porque su insistencia en que es algo que contraría “la voluntad de Dios”, podría tener validez como criterio que obliga a toda la sociedad, solo si efectivamente es el dicho de Dios mismo. En realidad, solo es el dicho de esta gente.

La interpretación de la Biblia que plantean es valedera en el tanto ellos la consideran valedera. Cosa notable es que esta gente no estaría dispuesta a dar vigencia actual a muchas normas presentes en el Antiguo Testamento; la poligamia, entre muchas otras (¿qué tal una revisadita, pongamos por caso, a las abundantes reglas y prohibiciones contenidas en el Deuteronomio?). Pero sí insisten, con incansable diligencia, en mantener vivo lo poco se indica en relación con la homosexualidad. El caso es que, frente a tan acomodaticia forma de interpretar la Biblia, hay otras interpretaciones de otras personas y de otras iglesias, incluso más serias y mejor fundamentadas. Nada, como no sea la arrogancia y la intransigencia, permite afirmar que la primera interpretación deba prevalecer sobre la segunda. Si bien en el campo de la ciencia no todo planteamiento es válido, en el campo de la fe todos lo son, justamente por ser asuntos de fe.

De ahí que resulte completamente desatinada la idea de imponer mediante la ley algo que es asunto solamente de la muy respetable fe de alguna gente en lo particular.

(*especial para ARGENPRESS.info)

Referendo del odio. Algunos detalles obvios (Parte II)

Todos los indicios apuntan en el sentido de que tanto la Presidenta Chinchilla como una amplia mayoría legislativa Liberación, PASE, evangélicos, Unidad y libertarios lo mantienen bloqueado.

El tema tiene distintas aristas. Voy a repasar aquí, de forma muy sucinta, algunas de las más básicas. En próximos artículos espero ofrecer reflexiones adicionales en relación tanto con el contexto histórico en que estas iniciativas han emergido, como respecto de las algunas de las implicaciones subjetivas que todo esto podría tener para las personas gais y lesbianas implicadas.

1) Los proyectos no aspiran a la igualdad

Ambos proyectos y el segundo más que el primero son sumamente restrictivos. Este último simplemente reconoce algunos elementales derechos: patrimonio, herencias, pensiones, seguridad social, visita a centros médicos o carcelarios, algunas decisiones sobre la pareja cuando el estado de salud de esta no le permita hacerlo. Se trata de un conjunto mínimo de protecciones y derechos, indispensables para una digna convivencia de pareja. Negarlos, aduciendo que se “parecen” a los derechos propios de un matrimonio heterosexual, comporta negar directamente el derecho a tener una pareja afectiva y construir en conjunto una familia. A su vez, esto implica violencia directa sobre la intimidad y la vida emocional de las personas.

En todo caso, y comparativamente al matrimonio heterosexual, el estatus jurídico que se reconoce es en muchos sentidos distinto e innegablemente inferior. Tan solo se establece un contrato en el sentido más restrictivo del término el cual se inscribe ante el Registro Nacional (ni siquiera ante el Registro Civil).

El proyecto no permite la adopción en pareja. Por supuesto, tal cual lo permite hoy la ley, uno de sus miembros podría adoptar a título individual. Sin embargo, esto crearía una situación de grave inseguridad jurídica, ya que uno de los padres o madres carecería de todo derecho jurídico de paternidad o maternidad.

En resumen, decir que estos proyectos implican crear la figura del “matrimonio homosexual” no es más que una groserísima tergiversación. De hecho, son proyectos que, por sus alcances tan limitados, legalizan y legitiman la discriminación estableciendo dos categorías disímiles de parejas: las heterosexuales, con pleno reconocimiento legal, y las homosexuales, con un reconocimiento de ámbito mucho más estrecho. Aún así, esto mejoraría en algo lo que hoy tan solo es una situación profundamente injusta.

2) Un tema legal, no religioso

Ni más ni menos, este es simplemente un asunto atinente a los derechos humanos. Pero lo cierto es que, dadas las limitaciones señaladas, tampoco se lograría plena vigencia de tales derechos, en cuanto esto último exige completa igualdad, lo que, evidentemente, no es aquí el caso. Se trata, en lo fundamental, del derecho a formar familia y a que esta goce de un mínimo de protección por parte del Estado y las leyes. Bueno es aclararlo, ante la malintencionada insistencia de alguna gente que machacan con lo de “¿y desde cuándo el matrimonio es un derecho humano?”. Además, y como es obvio, la figura jurídica que se crea no es la de matrimonio.

Siendo así las cosas, nada de esto tiene que ver con lo religioso. Es asunto íntegramente situado en el ámbito político-jurídico. En ese sentido, responde a una criterio elemental: el de que las leyes, y por lo tanto el Estado y sus instituciones, no deben discriminar entre los distintos grupos de ciudadanos y ciudadanas. Todas y todos deberíamos recibir un mismo trato, al margen de cualquier diferencia étnica, de color de piel, edad, género, estado de salud, confesión religiosa u orientación sexual. Este es un principio insoslayable de cualquier democracia que se precie de serlo. Su negación es, sobre todo, negación y anulación de la democracia. Y, en todo caso, como he mostrado, ni siquiera es cierto que ese principio democrático tan fundamental, esté siendo plenamente recogido y respetado en lo que se propone.

Las distintas iglesias y confesiones religiosas conservan intacto su derecho a aceptar o no a las personas sexualmente diversas, e igual podrán mantener incólumes los dogmas que en esta materia sustenten. El proyecto de ley no toca ni afecta absolutamente nada de eso.

Sin embargo, y al margen de lo anterior, Costa Rica sí necesita con urgencia de alguna legislación que impida la difusión de discursos de odio que convoquen a la violencia contra grupos específicos de la sociedad. Enfatizo esto a propósito de la agresividad verbal de diversos sectores religiosos en contra de las personas sexualmente diversas. Por ejemplo, la falaz pero terrible acusación de que somos culpables de la destrucción de la familia y la descomposición de la sociedad. Este tipo de injurias clarísimas expresiones de odio pueden justificar, y de hecho incentivan, la violencia y la agresión. No puede aquí aducirse derecho a la libertad de expresión, porque en estos discursos hay un abuso manifiesto, y por lo tanto una efectiva corrupción, de lo que tal derecho entraña. Debería penalizarse cualquier forma de discurso de odio de este tipo, no solo en relación con la minoría sexualmente diversa, sino en cualquier otro caso (mujeres, migrantes, población afrodescendiente, judíos, jóvenes, indígenas, etc.)

3. El proyecto no es un fin en sí mismo

Este es un argumento sorprendente por perogrullesco y, sin embargo, resulta bastante frecuente. Consiste como quien descubre que el sol sale por el este en hacernos ver a las personas gais y lesbianas que no deberíamos ponerle tanto interés a este asunto (ni menos “impacientarnos” por su causa), si, en todo caso, el alcance de los problemas de discriminación sobrepasa ampliamente lo que podría lograrse por medios legales.

Es evidente que así es y, con seguridad, no hay un solo gay o lesbiana mínimamente consciente de la situación de menoscabo y marginación en que vive, que no lo tenga claro. Está inscrito en nuestra propia carne, puesto que ha sido parte sustantiva de nuestra cotidianidad a lo largo de toda nuestra vida.

Y, sin embargo, la aprobación de esta ley la apreciaríamos como un signo positivo de cambio. Nos estaría diciendo que Costa Rica muestra un poquito de tolerancia frente a lo diverso y algo de voluntad para reconocer que la dignidad de las personas merece un mínimo respeto al margen de la orientación sexual o la identidad de género de cada quien.

Veníamos pidiendo y esperado un pequeño gesto de aquiescencia. Paradójicamente hoy eso se ha trastocado en una lucha por impedir ser aplastados y humillados por un referendo inspirado en el odio y la total intransigencia. El cómo se resuelva esto determinará en mucho el futuro de la salud moral de la democracia costarricense.

(*especial para ARGENPRESS.info)

Referendo del odio (Parte I): El papel del progresismo costarricense

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A uno de los partidos que estaba siendo invitado a participar de esa coalición –el cual en su programa contempla un apartado dedicado a este tema- explícitamente se le solicitó aceptar esa exclusión. Dirigentes muy respetables, de distinguida trayectoria en la izquierda histórica de Costa Rica, avalaban con todo convencimiento esa solicitud. Una de esas personas me aseguró en un correo electrónico que, a su juicio, ese tema debía quedar restringido a los programas de los partidos si es que alguno quería incorporarlo pero que no podía tener espacio en una propuesta de coalición. Por esos mismos días circulaba un posible “programa mínimo de coalición”, en el cual resultaba ostentosa la ausencia de este asunto.

Por otra parte, he podido constatar –incluso a propósito de artículos que he escrito- que cuando este debate se plantea, personas vinculadas al movimiento social progresista, de respetables credenciales patrióticas y reconocido compromiso social, sostienen con toda firmeza que este asunto no es importante –no puede ni debe ser importante- para el progresismo nacional en ninguna de sus diversas expresiones. Y subrayan y enfatizan: muchos otros asuntos son mucho más importantes.

A estas alturas ya no me cabe ninguna duda de que las personas que así se expresan están en lo correcto. Es efectivamente cierto que, como tendencia dominante, al progresismo nacional este asunto no le interesa. Así, he podido constatar, muy a mi pesar, la certeza de una tesis que formulé en varios artículos escritos meses atrás, cuando hice ver que, entre las distintas agendas de reforma que una coalición progresista habría de impulsar en Costa Rica, el aspecto donde existían mayores carencias era la agenda de cambio socio-cultural. Hay vacíos importantes en género, juventudes y tercera edad, pero en lo relativo a los problemas asociados a la discriminación por orientación sexual e identidad de género, el rezago es simplemente sideral.

En general, este asunto tiende a generar como al modo de dos columnas diferenciadas pero no enemistadas dentro del progresismo nacional. De un lado, los que apoyan discursivamente. Del otro los que expresan un profundo desprecio e insisten en que hay mil asuntos más importantes. La distancia entre unos y otros es apenas de matiz, fácilmente salvable, por la sencilla razón de que quienes apoyan, jamás se desgastan más allá de lo estrictamente indispensable en ese apoyo. En la práctica actúan más o menos como los otros aseveran que debe actuarse: colocan el tema de la discriminación por razones de diversidad sexual en un sitio muy, muy lejano dentro del orden de prioridades de las agendas políticas.

Y, en efecto, un millón de asuntos capta su atención y absorbe su energía. Todas son cuestiones cuya importancia y significación es absolutamente indiscutible: minería a cielo abierto, el agua de Sardinal o la del macizo del Barba, la autonomía sindical en JAPDEVA, la autopista a Caldera, los servicios municipales, la Ley General sobre Electricidad, la seguridad alimentaria, etc. etc. Innumerables asuntos de indiscutible importancia.

Lo relevante aquí es constatar que todo ello justifica el que no pueda incurrirse en un desgaste mayor que el que ocasiona una expresión verbal de apoyo (o una firma sobre un proyecto de ley). En todo caso, ya esa sola manifestación pública tiene sus costos, por ejemplo, la maledicencia de curas y pastores que llaman a no votar por partidos que apoyan el “matrimonio” homosexual. Esto es algo que el progresismo que apoya esta reivindicación trae a colación cada vez que tiene oportunidad, así como recalcando: “pero vean que duro que nos la ponen ¿cómo pretenden que hagamos más?”.

No entro aquí a analizar –mucho menos a juzgar- las razones de ese proceder. Simplemente lo constato.

Por estos días se plantea el asunto de un referendo donde se votará por la aceptación o rechazo de un proyecto de ley (llamado de Sociedades de Convivencia), que reconocería algunos derechos mínimos a las parejas del mismo sexo (no es, ni de lejos, algo equiparable al matrimonio heterosexual). La señora Taitelbaum, Defensora de los Habitantes –por mil razones muy mal querida del progresismo nacional- se ha pronunciado en contra de ese referendo. También, cosa notable, el conservador periódico La Nación. Dejando de lado aspectos accesorios (como el ataque que el editorialista de La Nación desliza contra Hugo Chaves), en todo caso el punto de partida en ambos casos es tan elemental como ineludible: los derechos humanos.

Llegado a este punto, ya no me sorprende en absoluto el estridente silencio del progresismo nacional. Sin duda hay razones en virtud de las cuales las predicas de igualdad y justicia –tan caras a ese progresismo- quedan canceladas cuando entran en juego las personas discriminadas por razones de orientación sexual e identidad de género. Pero aún así no deja de asombrar la facilidad con que se dejan arrebatar el liderazgo en un campo –los derechos humanos- donde deberían aspirar a ser vanguardia. Y, desde luego, se ve improbable que en el futuro el progresismo pueda tener una voz audible entre las minorías sexualmente diversas ¿a cuenta de qué se le querría prestar oídos?

Para enfrentar la lucha que este referendo plantea, la población sexualmente diversa de Costa Rica necesitaría visibilizarse. Esa es la primera e indispensable condición. Las personas heterosexuales no tendrían por qué entender lo que eso significa, porque siempre han sido visibles. Pero los hombres gay y las mujeres lesbianas –y aún más crudamente quienes tienen una identidad de género que no coincide con su sexo biológico- aprendimos, ya desde muy temprano en nuestras vidas, que para sobrevivir debíamos hacernos invisibles. Invisibilizar nuestra sexualidad, nuestros afectos y emociones. Desdoblar nuestras vidas y tener dos rostros: el uno visible pero esencialmente falso; el otro invisible, pero trágicamente verdadero. El acto de visibilización -incomprensible para las personas heterosexuales-conlleva desarmar las defensas y exponerse, a pecho descubierto, al odio y la agresión. Ser invisible proporciona una falsa sensación de seguridad. Hacerse visible implica arriesgarse a lo que sea.

Solo en pocos y muy calificados casos la visibilización es posible. Pero justo por ello, para la minoría sexualmente diversa acaso un 10 a 15% de la población lo que se plantea es una lucha imposible. Sin duda, susurrar encerrados en el clóset no es precisamente una buena estrategia de pelea. Ello también determina la debilidad de nuestros liderazgos, carentes de arraigo popular. Que quede claro que no critico a dirigentes a quienes, como personas, aprecio y respeto profundamente. Pero ocurre que, hasta en el mejor de los casos, es tarea improbable liderar un colectivo paralizado por el terror.

Sin duda alguna, los grupos promotores de este referendo tienen todo esto muy claro.

El referendo será entonces un acto ominoso donde la mayoría aplastará y humillará a una minoría totalmente desarmada. Implicaría, simbólicamente, un acto de exterminio de una minoría a la que, con toda elocuencia, se le habrá dicho: ustedes –seres humanoides, monstruos informes- no tiene sitio en este país. Será, en fin, un triunfo del odio y la intolerancia, un acto que corromperá y denigrará la democracia.

Y, al cabo, esto se habrá consumado sin que el progresismo nacional haya tenido ni la capacidad ni la voluntad de hacer nada. Bien sé que entre manos hay un millón de asuntos muy importantes.

(*especial para ARGENPRESS.info)

Revolución en la banca internacional

También decidieron hacer públicos los exámenes de solvencia de los bancos del viejo continente para tratar de restablecer la confianza en un sistema financiero muy cuestionado. Estas dos medidas, la implantación de un gravamen y la mayor transparencia en la contabilidad de las empresas bancarias, constituye una autentica revolución para un sector económico que ha disfrutado, a lo largo de los años, de importantes concesiones tributarias y que ha manejado sus negocios con relativa opacidad, no solo ante los usuarios sino también frente a los inversionistas minoritarios. Aunque todavía no se han concretado los detalles del esquema impositivo, éste se orienta hacia una retención fiscal que aun se discute. No obstante, según lo anunciado por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, la UE presentará una propuesta para una tasa internacional consensuada en la reunión del G-20 que se realizará dentro de pocos días en Toronto.

Pero la agitación y convulsión en el sector financiero es mucho mayor, porque además de lo señalado, varios líderes de los países europeos también han puesto sobre la mesa la necesidad de gravar las transacciones financieras internacionales, es decir, darle vida a la llamada “tasa Tobin”.

La tasa Tobin es un impuesto sobre el flujo de capitales en el mundo sugerido por el Premio Nobel de Economía James Tobin en el año 1971. Esta tasa consiste en pagar un impuesto cada vez que se produce una operación de cambio entre divisas para frenar el paso de una moneda a otra y para, en palabras de Tobin, “echar arena en los engranajes demasiado bien engrasados de los mercados monetarios y financieros internacionales”. La tasa debe ser baja, en torno al 0,1%, para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las inversiones.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozyy, han señalado que el impuesto sobre los bancos alimentará un fondo que garantizará a los contribuyentes y ahorradores que lo que ha sucedido con el sistema financiero “no volverá a pasar más”. Conjuntamente llevarán la iniciativa en el G-20 para incrementar la vigilancia sobre el sector financiero y aplicar la tasa Tobin, para evitar los movimientos especulativos contra el euro, los títulos de deuda europeos y las bolsas de valores.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) estima que la tasa Tobin permitiría recaudar $720.000 millones anuales, distribuibles entre los gobiernos recaudadores y los países más pobres. Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que con el 10% de la suma recaudada sería posible brindar atención sanitaria a todos los habitantes del planeta, suprimir las formas graves de malnutrición y proporcionar agua potable a todo el mundo. En este contexto, el nuevo presidente del Banco Central de Costa Rica, Rodrigo Bolaños, tiene una excelente oportunidad para inaugurar su gestión adoptando en nuestro país medidas similares a las que están promoviendo las naciones europeas. Seria un cambio inesperado pero muy positivo en la política de la máxima autoridad monetaria.

Fuente: Página Abierta, Diario Extra, Jueves 24 de Junio de 2010 17:26