El combo fiscal que se está fraguando en el seno de la Asamblea Legislativa, con el impulso imprudente y peligroso desde la misma Casa Presidencial, tiene todos los elementos para convertirse en un coctel socialmente explosivo.
Mezclar el proyecto para aumentar el impuesto sobre las ventas, elevándolo del 13 al 15 %, con un proyecto sobre empleo público que ni en la más milésima parte resuelve el problema del déficit fiscal, imponiéndoles la vía rápida de tramitación parlamentaria, no es más que abrir la vía rápida para la confrontación social abierta con todos los gremios, asociaciones y sindicatos de la práctica totalidad del sector Público.
Las agrupaciones laborales representativas del empleo público expresan ya un acuerdo tácito en la práctica para enfrentar en una especie de unidad sindical en la acción, casi que por generación espontánea y obligadas a actuar en conjunto y al unísono por tal provocación; a fin de propiciar las condiciones para una movilización general del sector público que podría ir desde paros sectoriales y multisectoriales por coordinación de facto, hasta el impulso de la tesis de Huelga General y de Huelga General Indefinida que se vienen anunciando al interior de varias de las corrientes sindicales involucradas en la defensa del empleo público.
Hemos llamado mezcla tóxica a esta perversa vinculación entre las legislaciones contra el empleo público y a favor de subir el impuesto sobre las ventas, puesto que solamente hacen daño social, promueven la exclusión y la desigualdad social y fomentan la característica regresiva del sistema tributario costarricense.
Rebajar salarios en el empleo público, aumentar impuesto de ventas del 13 al 15 % y con la tétrica realidad del salario mínimo en el sector privado, no es más que seguir golpeando a los que menos tienen, la clase trabajadora asalariada de ingresos medios y bajos, tanto la pública como la privada; misma que paga puntualmente sus impuestos, no tiene responsabilidad alguna por el endeudamiento-país y no es la culpable del déficit fiscal pues no tiene nada que ver, por ejemplo, con relación al gigantesco fraude impositivo.
Mezcla tóxica que ha de generar más envenenamiento social al añadirle el peligroso ingrediente de un proyecto de “regla fiscal” que nadie conoce y que pareciera potenciar el sesgo del recortismo fundamentalista al mejor estilo neoliberal, cuando hay ya una gran cantidad de servicios públicos que no soportan más macheteadas ni tijeretazos presupuestarios en zonas del empleo público necesitadas de más inversión y de más financiamiento pues son imprescindibles para poblaciones vulnerables y/o en escenarios de exclusión social.
Nada que ver este combo fiscal (empleo público, ventas-IVA y regla fiscal) con la necesidad ciudadana de que se apruebe el impuesto a las sociedades anónimas para financiar la alicaída seguridad pública, si de lo que se trata es de corregir una indicación señalada por la Sala Cuarta pues este proyecto ya había recibido aprobación parlamentaria.
Para agravar más está situación en construcción político-palaciega de gran opacidad, hacer ajustes por lo realmente justo que sería en el ámbito del impuesto sobre la renta, ¡ni por la mínima, ni por “mentirillas”, ni para disimular el leñazo para los y las de abajo, se asoma por ningún lado.
¡Que sigan pagando más, tributaria y proporcionalmente hablando, los que menos tienen! Esta pareciera ser la consigna de quienes en el ámbito gubernamental estarían cediendo al chantaje político que está imponiéndoles el parlamentarismo neoliberal.
En la ANEP y en el Colectivo Sindical PATRIA JUSTA, nuevamente, una vez más, no solamente insistimos en la imprescindible unidad sindical en la acción; sino que reiteramos nuestro llamado a los trabajadores y a las trabajadoras a lanzarse a las calles llegado el crucial momento reiteradamente anunciado y que se ve cada vez más cerca, lamentablemente.