Con bombos y platillos La Nación ( 24 -4 – 2007) dio a conocer un reciente estudio de la CEPAL llamado “Liberalización comercial en el marco del DR-CAFTA: efectos en el crecimiento, la pobreza y la desigualdad en Costa Rica” (Marco V. Sánchez, 2007).
Este realiza una simulación durante 20 años de un modelo de equilibrio general computable. El estudio es de por sí bastante cuestionable y estos modelos en general adolecen de una muy pobre capacidad predictiva.
Don Juan Manuel Villasuso se refirió a eso en su artículo del 4 de mayo en La República.
No obstante, algo sobre lo que deliberadamente se mintió al dar la información del estudio en cuestión es la problemática que enfrentará el Estado en términos de sus ingresos fiscales.
La Nación dice textualmente
“La combinación de factores, concluye el estudio de la Cepal, producirá finalmente una mejoría en los ingresos fiscales del Gobierno. Al inicio habrá un impacto leve hacia abajo de un 2,5% del PIB (en promedio), porque se dejarán de percibir aranceles (impuestos de entrada) por algunos rubros.” (subrayado no es del original)
Esto es falso. En el estudio se afirma que durante todo el período de simulación habrá una caída en el déficit corriente del gobierno de 1,9% en el 2007-2011, de 2,3% durante 2012-2016, de 2,7% durante 2017-2021, de 2,9% durante 2022-2026 y de 2,4% durante 2007-2026 en promedio . Nótese que esta empeora progresivamente de quinquenio en quinquenio.
La carga fiscal en nuestro país es de alrededor del 13% del PIB, algo muy bajo para los estándares internacionales. Se supone que deberíamos tener una carga de alrededor del 18% a 20% como mínimo.
A esto habría que sumarle un 2,4% según el estudio, debido a pérdida de ingresos producto de la desgravación arancelaria. O sea, que tendríamos que aumentar la carga impositiva en el país entre un 7.5% y un 9.5% una vez en marcha el tratado de libre comercio.
Esto implica aumentar la recaudación en más de un 70% una vez el TLC se ponga en marcha. En términos de colones de 2006 esto equivale a más o menos de 850 mil millones a un billón de colones. Esto es más del doble de lo que se esperaba (de forma hyperoptimista) recaudar con el tristemente fenecido plan fiscal.
Esto nos deja dos enseñanzas.
1) No existe una estimación seria, congruente y consistente de la situación fiscal del país una vez que entre en vigencia el TLC. Este estudio celebrado por los TLCeístas contradice las afirmaciones anteriores de estos de que la reducción en los ingresos fiscales se compensaría por el aumento en los ingresos vía crecimiento de la producción gracias a la apertura comercial.
2) La Nación escondió deliberadamente este asunto mintiendo al respecto. Una cosa es una conveniente omisión y otra muy distinta el aportar información falsa.
El texto del estudio finaliza refiriéndose a este hecho dela siguiente manera:
“El gasto social para poner en práctica este tipo de medidas podría enfrentar restricciones. Entre otras causas debido a que —de acuerdo con el modelado— el costo fiscal de la liberalización comercial del tratado, básicamente de la desgravación arancelaria, sería muy alto, y podría llegar a representar 2,4% por año con respecto al PIB. Sin embargo, si se toma en consideración que la carga tributaria prevaleciente en Costa Rica es bastante baja para los estándares internacionales, en torno a 13% del PIB en 2000-2005, existe suficiente espacio de maniobra para realizar reformas fiscales tendientes a gravar más a los que tienen mayores ingresos, sin afectar a los más pobres.
Ello sería fundamental para movilizar recursos públicos a fin de alimentar el gasto social orientado al diseño y la implementación de las medidas compensatorias y de flexi-seguridad laboral. Pero, asimismo, podría repercutir de forma favorable en la distribución de los ingresos que, como se acotó, no mostraría ningún cambio notable como resultado de la implementación del DR-CAFTA y, en consecuencia, ello intensificaría el impacto favorable que el tratado podría tener en la mitigación
de la pobreza. Al mismo tiempo, sería conveniente incrementar la eficiencia en la recaudación de todos los impuestos existentes y priorizar la asignación del gasto.”