Esta semana se incrementó el número de policías penitenciarios víctimas del estilo arbitrario y autoritario de gestión del nuevo Director de la Policía Penitenciaria, el Lic. Pablo Bertozzi Calvo, el “Comisionado Bertozzi”, como gusta que le llamen: Informes llegados a la ANEP indican que unos 80 oficiales de la seguridad penitenciaria fueron movidos, abruptamente, sin poder objetar en lo más mínimo tan abusivas decisiones; particularmente, en los centros del denominado circuito de La Reforma
Aparte del irrespeto a la dignidad humana y laboral del policía penitenciario que sufre este tipo de decisiones prepotentes, el accionar del Sr. Bertozzi “aporta” para la profundización de lo que ya es reconocido como la situación de crisis que afecta al Sistema Penitenciario Nacional; tesis reiterada de la ANEP ante la opinión pública nacional y planteada por esta organización, por vez primera, durante la pasada gestión gubernativa.
Primero: Los movimientos abruptos de policías, que se hacen de la noche a la mañana, ponen en riesgo la aplicación de protocolos de seguridad en los casos de privados de libertad de alta peligrosidad como los ligados al crimen organizado del narcotráfico; puesto que, de un pronto a otro, los oficiales de la Policía Penitenciaria que ya han sido capacitados para ello, son sustituidos por otros que en no pocos casos no solamente no tienen conocimiento pleno de esos protocolos, sino que carecen de la debida experiencia de relacionamiento con este tipo de individuos que presentan conexiones criminales externas de alto riesgo.
Segundo: Los movimientos abruptos de policías, al “estilo Bertozzi”, debilitan los climas de contención en los diferentes ámbitos carcelarios, toda vez que al mover a un policía penitenciario con amplia experiencia en el relacionamiento con los privados de libertad ubicados en su entorno laboral cotidiano, se afectan los manejos adecuados de control de comportamientos impropios y de situaciones de estrés convivencial en el encierro carcelario; precisamente porque ese policía penitenciario de experiencia ha sido capacitado y tiene conocimiento de quién es quién en el liderato del pabellón y/o de la celda; cómo se mueven los hilos de poder a lo interno, especialmente en las horas no hábiles y fines de semana; y, cómo se ha aprendido a detectar las señales diversas de alteraciones en perspectiva de esa convivencia de alta sensibilidad explosiva, realizando oportunas acciones de prevención. Un policía penitenciario experimentado ante estos escenarios es garantía de prevención de motines, por ejemplo, producto de años de ubicación en ese mismo escenario de encierro.
Ni lo uno ni lo otro parece importarle al Sr. Bertozzi, más interesado en el establecimiento de una especie de clima de miedo que la ANEP ha decidido combatir fuertemente.
La ANEP continuará llamando a la calle a los y a las integrantes de la Policía Penitenciaria y estamos en preparación de eventos sucesivos e “in crescendo” al respecto. Además, entregaremos en próximas horas un emplazamiento directo al propio Presidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera, con fundamentos criminológicos de peso para sustentar la inconveniencia de que el señor Bertozzi esté dirigiendo la Policía Penitenciaria.
Lo reiteramos: El Sistema Penitenciario Nacional vive una profunda crisis; el estilo de gestión del Sr. Bertozzi y su desconocimiento de la dinámica penitenciaria, que no es policial, lo que hace es profundizar esa crisis.