En las últimas semanas, el diputado, Ottón Solís Fallas, ha venido criticando y cuestionando a los trabajadores y a las trabajadoras del Sector Público; y, principalmente ha cuestionado el componente dentro del salario del trabajador público conocido como “la anualidad”, rubro que se reconoce por años efectivos de trabajo, dentro de la institucionalidad pública.
Ottón ha dicho en reiteradas ocasiones, que ese componente debe ser eliminado del salario de los trabajadores, porque para él no somos ni eficaces, ni eficientes en nuestros trabajos y así lo ha dejado ver al imaginario de los costarricenses; y se ha dirigido a la ciudadanía refiriéndose a los que defendemos ese rubro dentro del salario, como vagos e ineficientes.
Y es que cuando nos referimos al Gobierno Central, a aquellos trabajadores cubiertos por el Régimen del Servicio Civil, que en su gran mayoría y dentro del salario total, sólo tienen dos componentes, el primero el Salario Base y el segundo la anualidad; nos estamos refiriendo a salarios muy bajos que rondan entre los cuatrocientos mil y cuatrocientos cincuenta mil colones para una persona con promedio de 10 años de laborar en el sector público; lo que estamos defendiendo son policías, vigilantes penitenciarios, trabajadoras de los CEN CINAI, oficinistas , secretarias del sector público y otros puestos que rondan los salarios antes mencionados.
Son trabajadores que se parten el alma día con día, que tratan de ser eficientes y eficaces en su función pública. Por eso es que hoy tenemos que decirle a la opinión pública que el máximo detractor del sector público y de sus trabajadores y trabajadoras, no tiene moral ni ética para hacerlo, por lo siguiente:
Ottón Solís siendo funcionario del Sector Público costarricense, cuando trabajaba para el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), en el año 1976 fue despedido de su puesto de trabajo, por una causal conocida como abandono de trabajo, así consta en el oficio DE-1183-2015, fechado 10 de agosto del 2015, y que es respuesta a nuestra consulta a dicha institución sobre este asunto.
Es decir, Ottón Solís Fallas, que se ha convertido en el principal defensor según él de la eficiencia y eficacia dentro del Sector Público no tiene los atestados, ni la moral, para cuestionar a los trabajadores y las trabajadoras de la institucionalidad pública, toda vez que él cometió una de las faltas más graves dentro del servicio público, cual es el abandono de trabajo, mostrando así un gran desgano e irresponsabilidad en el cumplimiento de sus funciones.
Compartimos el documento oficial del IFAM que hace referencia al despido de Ottón Solís.