Sr. Presidente de la República:
Con desagrado leí sus declaraciones, publicadas en el Diario Extra, en que usted dice
_ “Nosotros seguimos creyendo que somos la mamá de Tarzán y el ombligo de Buda, y que somos los más importantes del mundo…”_ . Creo, sinceramente, que con esta expresión usted le falta el respeto al pueblo de Costa Rica y la investidura que ostenta, aunque la haya ganado con un dudoso 25 % del padrón electoral y una, no menos dudosa, decisión de la Sala Constitucional. Pero ajeno a esas dudas, usted es el Presidente reconocido y aceptado, y por lo tanto debe llevar con honor y respeto esa condición que, transitoriamente, está en sus manos.
En sus desafortunadas declaraciones, dice usted que no podríamos ir a negociar con la Unión Europea sin antes aprobar el TLC, pues nos faltaría esa credencial. Esa es su óptica, hay que demostrar que somos un pueblo que dobla con facilidad la cerviz; pero no es así, Señor Presidente, muchos preferimos quebrarnos hasta morir, antes de ser neo-siervos de la gleba. Además, si, creemos que conformamos un pueblo especial, amamos lo nuestro y lo defendemos; especialmente de aquellos que se vuelven renegados, por unos dólares más.
Dice usted también que “hay gente que cree que el desarrollo debe ser endógeno, en lugar de derribar fronteras como queremos nosotros…”, y ahí usted comete otra falta grave, miente; aunque prefiero decir que “se equivoca”. Miles de veces han dicho y repetido las personas y grupos que se oponen a su interesado TLC, que nunca han estado ni estarán en contra de la apertura comercial; si están en contra de un Tratado inconveniente, mal negociado para el país y bien negociado para otros. Además, usted no es el que “derriba fronteras”, cuántos tratados ha firmado el país, muchos; cuántos firmó en su gobierno, ¡ninguno!.
No voy a seguir comentando sus desafortunadas declaraciones. Si me permito recomendarle que respete a los costarricenses y a su investidura, por la cual nos representa. No la denigre, usted no tiene ese derecho.
Si mal no recuerdo, en las historietas de Tarzán, su familia muere en un accidente y a él lo cría una mona. No se si en su dicho, usted se refirió a la madre biológica o la de crianza, supongo que fue a la segunda, pues la primera era un cadáver que no trascendió la historieta.- Si lo dijo para decirnos a los costarricenses que éramos monos, le reitero que es de poca altura para su investidura de Presidente y Premio Nóbel de la Paz, que ahora parece que anda buscando camorra.
No tengo idea, ni me interesa saber, cuáles son sus aberraciones o fijaciones con los monos y el ombligo de Buda; pero si quiero exigirle respeto hacia los ciudadanos costarricenses, si es que usted quiere ser respetado. De mi parte, no se preocupe; hace pocos días en otro artículo dije que no le temía a sus ínfulas de tiranuelo; ahora súmele que tampoco le tengo respeto, pues usted no se ha hecho merecedor del mío.
Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli
Costarricense, Ced. 1-310-065.