Todavía estamos esperando que aquellas personas y sectores que enarbolan un día sí y otro también, el recorte del gasto público para atacar el grave problema del déficit fiscal, nos especifiquen qué recortar.
Aparte de atacar con perversa maledicencia y saña criminal el salario de miles de empleados públicos acudiendo a odiosas e injustas generalizaciones, los abanderados del recortismo fundamentalista no ponen los puntos sobre las íes en otros ámbitos del gasto público que no sea el salario.
Tengamos presente que con relación al déficit fiscal solamente es una parte del Estado que lo sufre. No todo el Estado está viviendo este problema. La zona de déficit es lo que conocemos como Gobierno Central. En esencia así: A) Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y la serie de entidades adscritas a cada uno. Por ejemplo, en el caso del Ejecutivo, los ministerios e instituciones y programas adjuntos. En el caso del Legislativo, la Defensoría y la Contraloría.
B) El financiamiento del sistema de pensiones con cargo al presupuesto, incluidas las de lujo. C) La serie de transferencias a otras entidades, siendo las más relevantes las que van destinadas a financiar el funcionamiento de las universidades públicas. D) La amortización de la deuda pública y el pago de los intereses de la misma, fundamentalmente.
En esta zona del déficit, la población trabajadora asalariada muestra dos grandes segmentos laborales: maestros y policías. ¿Qué recortamos aquí? ¿Qué recortamos más?, ésta viene a ser la pregunta correcta por cuanto en el caso de los policías, a los de la Fuerza Pública, ya les congelaron el pago de su nuevo manual de puestos que les haría un poco más de justicia salarial largamente postergada.
¿Qué más recortar en las policías penitenciaria, migratoria, fiscal, aeroportuaria, antidrogas, ecológica-guardaparques, judicial, tránsito? ¿Rebajarles el salario? ¡Ya empezaron a sufrir congelamiento salarial y de anualidades! Entonces, ¡dígannos!, qué más recortar aquí.
¿Qué más recortar en los programas preventivos de salud, ya de por sí muy precarizados? ¿Qué más recortar en comedores escolares y en CEN-CINAI? ¿Qué más recortar en el sistema carcelario o qué más recortar en los ya casi extintos programas de apoyo al sector agropecuario? Nos preguntamos: ¿más recortes para las alicaídas administraciones tributaria y aduaneras? Entonces, ¡que siga la robadera de impuestos y el fraude fiscal en su festín loco!
¿Qué recortar en el Poder Judicial? ¿Los salarios de los magistrados? ¿Afectar seriamente la operatividad cotidiana de la justicia? ¿Cuánto aportarían estos recortes a la reducción del déficit? Y, ¿qué nos aporta a bajar el déficit si se hacen recortes en la Contraloría y en la Defensoría? ¿O en la Procuraduría? Entendemos que ya todas estas entidades han venido sufriendo recortes presupuestarios y aún sí, el déficit sigue en desbocada carrera.
¡No, señores! Es la deuda pública y son los intereses del pago de esa deuda, la causa medular del déficit. En esencia, la gran responsabilidad del déficit la tienen los partidos históricos del bipartidismo tradicional: Liberación y Unidad; especialmente el primero, en cuyas administraciones la monstruosa deuda pública creció enormemente.
¡No, señores! El déficit fiscal tiene raíz en la complicidad tácita y abierta de ese bipartidismo con el fraude fiscal y el robo de impuestos a lo largo de todos sus gobiernos, pues nunca se decidieron a enfrentarlo como correspondía, para no afectar los poderosos intereses económicos representados en esos partidos.
Ni despidiendo a todos los maestros, ni despidiendo a todos los polícias, ni despidiendo al restante personal de los ministerios se resolverá el déficit fiscal. Ni “cerrando” los poderes Judicial y Legislativo se logrará.
Sin atacar el gravísimo problema del endeudamiento público y el pago de intereses que el mismo demanda a diario, será imposible atender con seriedad el problema del déficit. Sin atacar, como se hace en Estados Unidos, la evasión de tributos y el robo de impuestos, no se resolverá el problema del déficit.
Como sabemos, siempre tendremos que vivir con déficit y la parte que urge resolver para efectos inmediatos, se puede lograr con medidas que no sean ni rebajos salariales, ni eliminación de derechos, ni despidiendo personal, ni cerrando o precarizando aún más programas sociales destinados a la población marginada y/en situación de exclusión social.
La grave coyuntura del déficit está instrumentada con un profundo sesgo ideológico antiobrero, planteándose reversión de derechos sociales y laborales, de lo cual ahora se ha encargado el Partido Acción Ciudadana (PAC), para ejecutar este trabajo sucio en el marco del proyecto combo fiscal-paquetazo de impuestos.
¿Qué tiene que ver, por ejemplo, el sector municipal del país, el cual no está en la zona del déficit fiscal, como para que en el paquetazo de impuestos se pretenda cercenar derechos a su población trabajadora asalariada?… Definitivamente, la gente tiene que defenderse y hacemos un llamado al respecto.