El amargo «triunfo» de Desanti

La filosofía política que representó en algún momento de la contemporánea historia patria el pensamiento de la verdadera Socialdemocracia está en hoy cualquier otra parte, menos en el Partido Liberación Nacional (PLN).

Los hermanos Arias Sánchez, don Óscar y don Rodrigo, han retomado el control político-hegemónico del otrora partido socialdemócrata PLN, vía el amargo “triunfo” de su tutelado ahijado político don Antonio Álvarez Desanti.

Los tres integran el segmento del alto corporativismo empresarial más acaudalado del país. Los tres forman parte del selecto club de los archimillonarios costarricenses beneficiados directos de las políticas macroeconómicas inspiradas en el neoliberalismo; esas que nos tienen hoy en día con los niveles más altos de concentración de riqueza y de crecimiento de la desigualdad jamás vistos, desde que el padre fundador del PLN, don José Figueres Ferrer, Don Pepe, pusiera la piedra angular de los valores socialdemócratas reales en la sociedad costarricense.

La foto de don Antonio sentado en medio de don Rodrigo y de don Óscar, durante su visita a la casa del Expresidente Arias esa noche, la noche del “triunfo” del señor Desanti, equivale a cientos de palabras, de frases, de párrafos y de textos interpretativos del real trasfondo de lo acontecido en el seno del PLN.

Esta foto representa la primacía de los intereses hegemónicos del capital por encima de principios y valores filosófico-políticos en pro del bien común, como los que se cobijan bajo el pensamiento socialdemócrata real.

El otrora renegado, el que se fuera una vez porque no podía ni convivir ni cohonestar la corrupción del partido del cual ahora es candidato presidencial oficial, se sienta en medio de los representantes más conspicuos de lo que una vez él rechazó.

Traemos a colación el célebre poema “Poderoso caballero es don Dinero”, de don Francisco de Quevedo, escritor notable del Siglo de Oro de las letras españolas, quien viviera entre los años 1580 y 1645.

Junto a ellos tres está don Gerardo Corrales Brenes, reconocido banquero en el mundo financiero costarricense y centroamericano, cuyo sector ansía una agresiva devaluación del colón frente al dólar para hacer crecer más las fortunas del capital financiero, el más agresivo a lo interior de la hegemonía del capital neoliberal.

El señor Corrales Brenes ha estado a la cabeza del grupo financiero BAC-San José cuyo principal propietario es la familia de apellido Pellas, de Nicaragua, la cual, a su vez, es uno de los emporios más adinerados del área centroamericana.

Finalmente, para los más altos círculos político-económicos del país, el Grupo Nación, uno de los consorcios del alto corporativismo empresarial del país con una agenda político-ideológica muy bien definida, ha estado matriculado con la postulación del señor Álvarez Desanti, como siempre lo ha estado del lado de las visiones político-económicas de los hermanos Arias Sánchez.

Ahora bien, tenemos que una semana después de la convención liberacionista celebrada el domingo 2 de abril, los datos reales de la votación son un misterio, se han dado a cuenta gotas, el resultado final es un verdadero galimatías; así presentido por el propio “triunfador” cuando en la noche misma de ese día de elección, habló de que temía por la ejecución de un fraude, habida cuenta de que en corrillos liberacionistas corría la especie de que su tribunal electoral interno le venía guiñando el ojo a su más fuerte competidor.

Es inexplicable, es incomprensible, es altamente sospechoso que el PLN no pudiera certificar ante la ciudadanía costarricense la transparencia incuestionable de su votación interna en esa misma noche, considerando que Costa Rica tiene altísimos niveles de desarrollo informático y que las ofertas de mercado al respecto son tecnológicamente sofisticadas y de alcance presupuestario para los millones de colones invertidos en esa elección liberacionista.

Por eso es que el “triunfo” del Sr. Desanti (como le identifica alguna gente con base en su segundo apellido), le resultó amargo desde el instante mismo en que él y su equipo advirtieron que el paso de tortuga en el conteo de votos nada bueno estaba augurando.

Inmediatamente, el señor Desanti golpeó la mesa ante las cámaras de televisión esa noche, habló empleando la temida y neurálgica palabra fraude, el conteo de votos siguió en la más densa oscuridad de la noche hacia la madrugada; y, ya para el lunes al mediodía, fue declarado vencedor por decisión de su contraparte más inmediata, el señor José María Figueres Olsen, quien le “reconoció” su “triunfo”. ¡Jamás se sabrá la real verdad de esas cruciales horas en las cuales se jugó el propio futuro de la existencia misma del PLN!

Y la verdad sea dicha: muchas personas liberacionistas y otras mucho más que no lo son, quedaron con esta conclusión: el conteo de votos, todavía inconcluso, jamás disipará la nebulosa acerca de sus reales resultados.

Lo que sí es real es que fue una convención multimillonaria pues los dos candidatos más votados (quedando para siempre la duda de quién le gano a quién en el universo real de penumbra del conteo de votos), gastaron (¿desperdiciaron?) una suma superior combinada a los mil millones de colones. Si se suma el monto invertido en la organización partidaria para este proceso convencional, hasta 1.600 millones de colones o más corrieron en el seno del liberacionismo ese domingo 2 de abril de 2017.

En verdad se necesita capital, se ocupa de mucho dinero, de grandes cantidades de plata para sufragar una convención como la del PLN en la que cada voto que se emitió podría costar entre 300 y 350 mil colones, si jugamos con la cifra de sufragios dados por su ahora cuestionado Tribunal de Elecciones Internas (TEI), que habla de unos 450 mil votantes presentes en las urnas partidarias.

Por otra parte, llama mucho la atención el comportamiento de las candidaturas “subalternas” en la convención liberacionista, especialmente la de don Rolando González Ulloa (quien tuvo un pasado en las filas del sindicalismo magisterial), dado que mucho de su discurso de campaña fue contra el poder de las élites en el liberacionismo, Sin embargo, no tardó mucho en ponerse al servicio de las mismas, del señor Desanti, el nuevo ungido de esas élites hegemónicas que tienen el control del PLN hace ya bastante tiempo, y que le despojaron de su origen socialdemócrata para entregárselo al neoliberalismo.

Si nos fijamos bien en los controversiales números electorales de la votación de la convención liberacionista, los que hasta ahora se poseen (recordemos que estamos en presencia de un conteo de votos “a la haitiana”), los votos que le faltó al señor Figueres Olsen para ganarle al señor Álvarez Desanti, fueron los que recibió el señor González Ulloa. Interesante perspectiva para interpretar el rápido acercamiento de don Rolando y su incorporación plena a la campaña de don Antonio.

Finalmente, ¿qué camino habrá de tomar la ciudadanía electoral liberacionista que sí se considera fiel a los auténticos valores de la Socialdemocracia?… Ésta es la gran pregunta que nos queda.

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