Las fuerzas políticas ligadas al gran capital neoliberal han tomado el control de la Asamblea Legislativa.
Hay una recomposición política del viejo y detestado “PLUSC” (Unidad y Liberación), que reafirma el camino que hace tiempo optaron en contra del bien común, por renegar de sus principios filosóficos originarios; respectivamente hablando, el Humanismo Cristiano y la Socialdemocracia clásica.
Al “PLUSC” se le ha sumado uno de sus hijos “renegados”: el partido Libertario, el que está acusado de estafas electorales y que es el partido oficial del negocio del porteo en su carácter de actividad de alta concentración corporativa.
El fundamentalismo fiscalista neoliberal dominará toda la dinámica parlamentaria del año legislativo que comenzó este domingo Primero de Mayo.
Por un lado, con la excusa del déficit fiscal de por medio, aparte de reforzar la perversa tesis de que este es un problema de los salarios que devengan las personas empleadas públicas, se pretende atacar a mansalva derechos constitucionales como la Negociación Colectiva, mismos que tienen rango de compromisos internacionales del país.
Ni siquiera la clase trabajadora del sector municipal del país se ha de salvar de esta cruzada extremista contra el sector público, contra su clase trabajadora, contra sus organizaciones.
La ofensiva es ideológica, más allá de varias de las cosas que habría que corregir en materia de Empleo Público que ya están identificadas y que son las excepciones. Es ideológica porque se trata de planteamientos políticos cargados de gran odio contra todo el sistema de políticas públicas a cargo del Estado, en función de lo siguiente:
a) que estas sean suprimidas al máximo;
b) deterioradas lo más profundamente posible con restricciones salvajes de orden presupuestario;
c) impulso privatizador intenso y diverso;
d) fomento de la austeridad a niveles intolerables y desesperantes (“austericidio”);
e) aceleración de los procesos de concentración de riqueza en desarrollo indetenible; y
f) acumulación excesiva de renta en pocas manos a partir de mayores posibilidades de lucro privado con los servicios públicos.
Todas estas circunstancias juntas potencian la explosiva olla de presión que siguen calentándose todos los días dadas situaciones de involución social como las siguientes: informalidad llegando al 50%, prácticamente 20% de desempleo, casi 30% de población obrera en el sector privado que ni siquiera recibe el salario mínimo de ley; y como contraste, 8,5 puntos porcentuales de PIB, producto del robo de impuestos, 6 puntos porcentuales de PIB producto de exenciones y de exoneraciones, 8,1 puntos porcentuales de PIB del dinero sucio circulante en el sistema financiero producto del narco y del crimen organizado.
Sin considerar lo que representan los intereses del pago de la deuda del país.
Los sectores político-ideológicos que ahora estarán al frente del directorio legislativo 2016-2017, vía sus expresiones partidarias: el viejo y detestado “PLUSC” (con su turecas encabezadas por el partido Libertario), son los que incluyen en su seno a y representan los intereses de los beneficiarios del robo de impuestos en todas sus manifestaciones, de las abusivas exenciones y exoneraciones y, quizás, algunos tienen conexiones de negocios con los dineros de dudosa procedencia.
La vieja política de los pactos palaciegos se ha manifestado, una vez más, en toda su dimensión y, como siempre ha sucedido, en contra de los intereses de las mayorías.
Para quienes laboran asalariadamente en el sector Público, especialmente para quienes tienen ingresos salariales medios y bajos (especialmente, los de carácter precario), la hora del desafío ha llegado y luego de intensos dos años de gestión político-sindical de alta incidencia, impidiendo la materialización del ataque que ahora sí está completamente evidente en el horizonte más cercano a nuestras propias vidas y la de nuestras familias.
¡Alistémonos a responder como nunca antes jamás pensamos que tendríamos que hacerlo!