El señor Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Stagno Ugarte, deben renunciar inmediatamente a sus cargos, pues solamente de esta forma se aliviaría en algo, el nuevo y grande golpe que se le ha dado a la credibilidad ciudadana en cuanto a la transparencia que debe imperar en la función pública; especialmente en cargos de tan alto nivel político como el de Ministro de Estado y el de Diputado del Primer Poder de la República, la Asamblea Legislativa.
Es impropio del decoro nacional que el país siga siendo representado ante el mundo, por un canciller que estuvo, en parte, asalariado de un gobierno extranjero con el que hasta hace poco se mantenían relaciones diplomáticas. El proceder del Ministro Stagno sienta un nefasto precedente porque demuestra que en los altos cargos del Estado, es posible recibir “sobresueldos” por planillas paralelas, al margen del presupuesto público y esta circunstancia abre enormes posibilidades para el desarrollo de las más nefastas influencias en los procesos de toma de decisiones que son inherentes a esos altos cargos.
El señor Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, don Bruno Stagno Ugarte, debe renunciar a su cargo para restaurar el daño al honor nacional que significan las revelaciones dadas a conocer recientemente.
Por otra parte, el caso del diputado Guyón Massey es emblemático de un sostenido deterioro de moral y ética pública en el seno del denominado Primer Poder de la República. Es imposible dejar de asociar las decisiones de este legislador, en cuanto al apoyo que le ha dado a la agenda parlamentaria del régimen de los hermanos Arias Sánchez, con la millonaria partida específica que le “ofrecieron” desde la Casa Presidencial.
Ahora que se hizo la revelación pública de tan grosero tráfico de influencias, no es suficiente con que se renuncie a recibir esos cuestionados dineros. Lo que corresponde es que el señor diputado Guyón Massey Mora renuncie a su curul, inmediatamente, máxime que no tuvo el menor asomo ético en involucrar a su propia familia en al manejo eventual de esa plata. Ello habría ocurrido de no ser por la oportuna denuncia del Partido Acción Ciudadana (PAC), que impedirá la comisión de tal bochornosa negociación a escondidas.
Por menos que estas dos vergonzosas situaciones, en otros países de alto desarrollo democrático y en los cuales el honor nacional es tan sólido como una roca, se producen renuncias instantáneas. Prácticamente es imposible que algo así suceda en nuestro país. La relativización de la moral y la ética públicas es de un grado tal que parece ya irreversible en nuestra atormentada y pervertida institucionalidad republicana.
San José, 26 de junio de 2007.
Albino Vargas Barrantes
Secretario General