El documento que el Gobierno no quiso recibir

El documento original está firmado por las siguientes agrupaciones

FRENTE INTERNO DE TRABAJADORES Y DE TRABAJADORAS
DEL INSTITUTO COSTARRICENSE DE ELECTRICIDAD (FIT-ICE)
ASOCIACION NACIONAL DE EMPLEADOS PUBLICOS
Y PRIVADOS (ANEP)
ASOCIACION NACIONAL DE EDUCADORES (ANDE) FEDERACION NACIONAL DE TRABAJADORES DE LOS SERVICIOS
PUBLICOS (FENTSEP)
ASOCIACIÓN NACIONAL DE PROFESIONALES EN ENFERMERIA
(ANPE)
CONFEDERACION DE TRABAJADORES RERUM NOVARUN (CTRN)
FEDERACION NACIONAL CAMPESINA (FENAC) SINDICATO DE TRABAJADORAS AGRICOLAS Y DE PLANTACIONES
(SITRAP)
FORO DE ACCION POLITICA ASOCIACION DE CAMPESINOS AGRICULTORES DE BAMBUZAL
SINDICATO DE TRABAJADORES DEL HOSPITAL SAN JUAN DE
DIOS (SITHOSAJUDI)
JUVENTUD OBRERA CRISTIANA
CONSEJO CAMPESINO JUSTICIA Y DESARROLLO ASOCIACION DE ESTUDIANTES DE SOCIOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD
DE COSTA RICA
UNION NACIONAL DE TRABAJADORES DE OBRAS PUBLICAS Y
TRANSPORTES (UNATROPYT)
LIGA CIVICA DE PEREZ ZELEDON

San José, 25 de noviembre del 2003.

AL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
AL GOBIERNO DE COSTA RICA
AL PUEBLO COSTARRICENSE

Costa Rica está viviendo y vivirá momentos de enorme trascendencia histórica. Las decisiones políticas que se tomen en las actuales circunstancias, en los próximos meses, de cara a la eventual firma de un tratado de “libre” comercio, con los Estados Unidos de América, marcarán las condiciones de vida, no solamente de la generación actual, sino más grave aún, de las generaciones futuras.

Cada día crece más el conjunto de organizaciones sociales y productivas de la más distinta naturaleza, así como el número de ciudadanos y de ciudadanas costarricenses, que estamos conjuntando esfuerzos para enfrentar el desafío de un “libre” comercio, que tal como se ha venido planteando en otros países hermanos, perjudicará a las grandes mayorías populares, sociales y productivas de nuestro país; y solamente beneficiará los negocios particulares de reducidos grupos de poder económico con enorme influencia política; los cuales han visto en las empresas e instituciones públicas rentables que pertenecen a todo el pueblo costarricense, una fuente para acrecentar su ya de por sí abultadas fortunas.

Hoy, de cara al pueblo costarricense, dejamos constancia de que servicios públicos estratégicos que hasta la fecha han sido brindados por el Estado, como la atención en Salud, Seguridad Social, Educación, Energía, Telecomunicaciones, Seguros, Agua, entre otros; han sido pilares fundamentales de una institucionalidad democrática que ha permitido el acceso universal a tales servicios, prestados en condiciones de gran solidaridad social; marcando un gran punto de diferencia en las condiciones de vida de los y de las costarricenses (e incluso de la población migrante desde otros países hacia el nuestro); sin las comparamos con las de las otras naciones hermanas de Centroamérica, involucradas en el proceso del tratado de “libre” comercio con Estados Unidos.

Igualmente, los y las costarricenses estamos orgullosos de nuestros agricultores, sector social que ha sido bastión de nuestra democracia y cuya producción, ventajosa ha sido de enorme beneficio para Costa Rica, pese a que ha estado carente de políticas públicas de apoyo estatal en los últimos años.

No menos importante es la enorme preocupación nacional por la preservación de nuestro entorno ambiental, dado que poseemos el 5 % de la biodiversidad del planeta Tierra; situación que obliga a estrategias productivas que preserven este patrimonio ecológico, amenazado por ese “libre”, comercio que ya ha devastado otras zonas del planeta.

Es importante dejar también suficientemente explícito que con ese “libre” comercio, la micro, la pequeña y la mediana empresa nacional (cerca del 95 % del actual parque productivo de Costa Rica), no tendrán condiciones de “competitividad”, pues serán engullidas por la lógica de negocios del “más fuerte”, a juzgar por las pretensiones estadounidenses de insertarse, plenamente, en nuestro mercado.

Dada la ausencia de transparencia en el proceso negociador del TLC, manejado con exagerado secreto y con base en una visión unilateral, excluyente y sectaria de lo que debe ser el desarrollo necesario para nuestra querida Costa Rica; hoy venimos, pacíficamente y haciendo honor a los mejores valores de la idiosincrasia costarricense, a demandar del Gobierno de la República y, especialmente, del propio Presidente de la República lo siguiente:

Que se rechace un tratado comercial con los Estados Unidos, que no esté basado en los principios de un comercio justo; que preserve la herencia histórica del Estado Social de Derecho que en Costa Rica se construyó a lo largo de muchas décadas; y que tome en cuenta las gigantes disparidades económicas, políticas y socioculturales entre dicha potencia y nuestra pequeña nación.

Que no se firme ese tratado a pesar de que termine el proceso negociador, sin hacer públicos, abiertamente, la totalidad de los textos pactados, para posibilitar el desarrollo de un intenso debate nacional al respecto, con el fin de tomar una decisión de país al respecto.

Que se instruya a los negociadores de Costa Rica que estarán en la última ronda negociadora, que no deben aceptar la imposición estadounidense en cuanto a la mal llamada apertura de las telecomunicaciones, servicio que brinda el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).

Que tampoco se debe aceptar las pretensiones de dicha potencia en materia de propiedad intelectual (medicamentos genéricos y agroquímicos), porque ello acabaría con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y socavaría, irreparablemente, la producción nacional agropecuaria.

Que el agua y el ambiente no son mercancías susceptibles de ser tratadas bajo los criterios arbitrarios de ese “libre” comercio, que se le está imponiendo al país.

Que se debe proteger nuestra producción agropecuaria, que no puede “competir” con los gigantescos subsidios que brinda Estados Unidos a la suya; de la misma forma que no podemos arriesgar el futuro de las micro, pequeñas y medianas empresas ante una lógica mercantil salvaje.

Que le exigimos al Presidente de la República, honrar su palabra y honrar su firma, estampada de su puño y letra ante innumerables sectores sociales, de que durante un Gobierno suyo no habría ningún tipo de privatización, llámese como se llame, incluido la mal llamada apertura.

Finalmente, dejamos constancia de que haremos todos los esfuerzos necesarios, por todas las vías a nuestro alcance, para que Costa Rica preserve todo lo bueno y rentable que todavía no le ha sido arrebatado; por la lógica política codiciosa y voraz de una camarilla económica que está inmersa en un peligroso proceso concentrador de riqueza, a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías nacionales.

San José, 24 de noviembre del 2003.

Firmas:

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