El 31 de mayo las agencias internacionales de noticias informaron que el Fondo Monetario Internacional, uno de los principales impulsores de la doctrina neoliberal, reconoció que el neoliberalismo aumenta la desigualdad, hecho que podemos constatar en Costa Rica a partir de los años 80 en que se comienzan a implementar los ajustes “fondomonetaristas”.
Según concluyen tres directores de la entidad monetaria mundial, “las ventajas de ciertas medidas que constituyen una parte importante de la agenda neoliberal parecen haber sido un poco exageradas”.
Según ellos, el costo de estas políticas en términos de profundización de las desigualdades son en cambio “tangibles”, al igual que sus efectos negativos sobre la actividad económica.
“El aumento de las desigualdades reduce (…) el nivel y la viabilidad del crecimiento”, aseveran los investigadores en la edición de junio de la revista “Finance & Development”, publicada por el FMI.
Los tres expertos estudiaron dos ejes de la doctrina neoliberal, que apunta a minimizar la intervención del Estado en la economía: la libre circulación de capitales y las políticas de austeridad presupuestaria.
Según su evaluación, ciertos movimientos de capitales, como las inversiones extranjeras directas, pueden alimentar el crecimiento de un país, pero otros flujos de capitales de corto plazo contribuyen por el contrario a la volatilidad financiera y “aumentan los riesgos de un crack”.
Los expertos señalan también que el costo de las políticas de austeridad aumento de impuestos, recortes de gastos públicos puede ser “mucho mayor” que sus beneficios, sobre todo en países (como en Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña) donde estos los programas de saneamiento no son imprescindibles.
La implantación del neoliberalismo en Costa Rica, significó la apertura a los flujos de comercio y capitales, la liberalización financiera y el progresivo debilitamiento del Estado de bienestar. Durante el largo período 1984-2007, el neoliberalismo hizo que la economía creciese al 5% promedio anual (2,7% per cápita), claramente por debajo del desempeño registrado en el periodo 1950 y 1979, en el que la economía de Costa Rica crecía a un ritmo del 6,5% promedio anual, (3,2% el PIB por habitante), de acuerdo a los datos de economista Luis Paulino Vargas Solís.
Para que el país no siga por ese rumbo, los sindicatos proponemos un modelo alternativo que permita recuperar el papel de Estado como gestor estratégico del desarrollo económico sustentable y de la prestación universal de los servicios esenciales.
Queremos un estado que tenga como prioridad la producción para el mercado interno, mediante la reactivación agropecuaria y el fomento de encadenamientos productivos, que dinamicen la economía nacional.
Todavía estamos a tiempo de cambiar el rumbo por el que los neoliberales conducen al país.