Compartimos con usted una pequeña parte de la Declaración Final del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que se realizara la semana pasada, en la ciudad-estado del Vaticano; evento inédito que fuera organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y la Pontificia Comisión de Justicia y Paz, entidades de la máxima estructura jerárquico-eclesial de la Iglesia Católica universal.
Con la venia del Papa Francisco, más de 100 dirigentes sociales de todos los continentes se reunieron en Roma para debatir con base en tres ejes (tierra, trabajo, vivienda), los grandes problemas y desafíos que enfrenta la familia humana en la actualidad: especialmente exclusión, desigualdad, violencia y crisis ambiental. También participaron un importante número de obispos y agentes pastorales, intelectuales y académicos.
Se analizaron las causas estructurales de la desigualdad y de la exclusión, desde su raigambre sistémica global hasta sus expresiones locales. Se compartieron las cifras horrorosas de la desigualdad y la concentración de la riqueza en manos de un puñado de megamillonarios.
Los panelistas y oradores coincidieron en que debe buscarse en la naturaleza inequitativa y depredatoria del sistema capitalista, que pone el lucro por encima del ser humano, la raíz de los males sociales y ambientales.
El enorme poder de las empresas trasnacionales que pretenden devorarlo y privatizarlo todo (mercancías, servicios, pensamiento), “son primer violín de esta sinfonía de la destrucción”, como lo apunta el texto oficial del evento.
Se concluyó que el acceso pleno, estable, seguro e integral a la tierra, el trabajo y la vivienda constituyen derechos humanos inalienables, inherentes a las personas y su dignidad, que deben ser garantizados y respetados.
Los(as) participantes concluyeron “que la guerra y la violencia, la agudización de los conflictos étnicos y la utilización de la religión para la legitimación de la violencia, así como la desforestación, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, tiene su principal motor en la búsqueda incesante del lucro y la pretensión criminal de subordinar a los pueblos más pobres para saquear sus riquezas naturales y humanas”.
Fue abordado en el análisis, la gravedad de los problemas generados por la violencia y por la guerra. Para el Papa Francisco estamos de cara a lo que él llama “una tercera guerra mundial en cuotas”.
De la cuestión ambiental también se habló. Se conocieron “…los datos más recientes sobre contaminación y cambio climático, las predicciones sobre futuros desastres naturales y las pruebas científicas de que el consumismo insaciable y la práctica de un industrialismo irresponsable que promueve el poder económico, explica la catástrofe ecológica en ciernes”.
Dado el apoyo papal a este evento, los dirigentes presentes resaltaron “…el imprescindible aporte de la doctrina social de la iglesia y el pensamiento de su pastor para la lucha por la justicia social”.
Se tuvo como centro inspirador del debate, la encíclica “Evangelii Gaudium” (“La Alegría del Evangelio”), que es la primera exhortación apostólica formulada por el Papa Francisco.
Algo monumental de este histórico e inédito evento es el discurso pronunciado por el Papa Francisco. Se lo ofrecemos en el siguiente sitio web: www.anep.cr.
Solamente repararemos en esta frase pronunciada por él: “Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero, si hablo de esto, para algunos resulta que el Papa es comunista”. Sin palabras…