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“Hace mucho tiempo que existe entre los economistas un fuerte sentimiento de que el producto interno bruto (PIB) no es un buen instrumento de medida”, explicó en una entrevista.
“El PIB no mide adecuadamente los cambios que afectan el bienestar, ni permite comparar correctamente el bienestar en los diferentes países”, agregó.
Cuando un dirigente político “trata de maximizar el PIB, como el PIB no es un buen instrumento de medida, estará tratando de maximizar algo inadecuado y hasta puede ser contraproducente”, prosiguió.
Stiglitz, que es profesor en la Universidad de Columbia, en Nueva York, confirmó el martes que, a pedido Sarkozy, presidirá una comisión para estudiar los instrumentos.
El “amplio mandato” confiado al académico estadunidense de 64 años, conocido por su franqueza y por sus posiciones altermundistas, apunta a “crear una comisión de estudios sobre cómo medir el bienestar”.
Stiglitz contará con el apoyo de otro premio Nobel, el economista indio Amartya Sen, quien participará en estos trabajos que se iniciarán “muy en breve” y terminará “dentro de un año y medio o dos”.
El ex economista jefe del Banco Mundial, cuya renuncia en 1999 resonó con gran estrépito, expresó su deseo de que estas investigaciones influyan sobre un área mayor que Francia.
“Con un poco de suerte, esto tendrá consecuencias en todo el mundo”, dijo, y añadió “la construcción de instrumentos de medidas complementarias” a los índices actuales ejercerá un impacto “sobre las estadísticas francesas, pero también sobre las de otros países”.
Incluso “hay discusiones sobre la posibilidad de que otros países participen o de ampliar” los trabajos”. “La cuestión de si este trabajo se hará sólo con el auspicio del gobierno francés o si otros participantes se unirán a nosotros sigue abierta”, dijo.
Para Stiglitz, en efecto, el debate es mundial, y se ha tornado particularmente urgente debido a los problemas causados por el calentamiento del planeta: “y esto nos obliga a repensar las cosas”, comentó.
“Los instrumentos tradicionales de medición del PIB no toman en cuenta la degradación del medio ambiente, ni la desaparición de los recursos naturales”, observó.
Estos instrumentos, como el PIB, “sólo compensan a los gobiernos que aumentan la producción material, pero si se mejora la calidad de vida, eso no aparece como un aumento de consumo material, entonces no se amplía el PIB y el gobierno es criticado”. A la inversa, un crecimiento del PIB puede disimular una degradación violenta del bienestar de la población, advirtió.
_Fuente: Rebelión