Al momento de escribir esta columna, en la mañana del pasado domingo 3 de mayo, no sabíamos cuáles son los contenidos del acuerdo que le permitió a la derecha del capital neoliberal apoderarse del directorio de la Asamblea Legislativa para el período 2015-2016.
La Nación consignó al respecto: “El documento por el cual la oposición fraguó la alianza que le arrebató la presidencia legislativa al PAC, sí está firmado, según aseguraron los diputados Rafael Ortiz, Juan Luis Jiménez, Álvarez Desanti y Mario Redondo”.
Respetuosamente, estos últimos tres “curtidas joyitas” del viejo y repudiado estilo de hacer política priorizando en la componenda, en los acuerdos en la oscuridad y, por lo general, con doble agenda: la que se le dice a la gente y la que se esconde.
En este caso y conociendo la historia reciente al respecto, la que se esconde es la de los grandes intereses del capital y sus latifundios mediáticos “clásicos”. Don Rafael Ortiz, ¡bienvenido al club!
Por su parte, Diario Extra nos indicó en tal sentido: “El bloque opositor negoció con base en una agenda de proyectos de ley que trazó el PUSC y puestos en comisiones…, la totalidad de ese acuerdo no se ha dado a conocer pero el nuevo presidente de la Asamblea se comprometió a hacerla pública”.
¡Qué va! La componenda debe incluir más puntos que la “agenda de proyectos de ley que trazó el PUSC…”. Podemos pensar hasta lo inimaginable dada la total opacidad de la especie de conjura urdida para posicionar una agenda política en el parlamento que fue rechazada ampliamente en las urnas electorales del 2014.
Evidentemente, el retorno del bipartidismo “PLUSC”, ahora con el control del parlamento, empezó mal; o, mejor dicho, empezó como era lógico: una componenda con agenda oculta que con un mínimo de decencia política debió a darse a conocer en la misma noche (por cierto, en la noche, en la oscuridad), en que se fraguó el “asalto” político del directorio parlamentario; jugada estratégica que lleva a posicionar como tema central el fundamentalismo fiscalista contra el sector Público (como lo veremos a lo largo de los próximos meses), tesis estratégica de la derecha del capital neoliberal.
Los que crearon las condiciones para el surgimiento de la componenda no pueden eludir sus propias responsabilidades. Por ejemplo, las desgarradoras fracturas en el seno de la fracción parlamentaria oficialista, así como la primacía de las soberbias individualistas, más el mesianismo fundacional fundamentalista, junto a las arrogancias que en el poder ciegan como para creer que serán para siempre; determinaron el colapso político de tal fracción diputadil.
Difícilmente tal colapso político será superado y, quizás, pone la primera piedra en la lápida de una colectividad partidaria que, engendrada y nacida de la gesta histórica de la lucha social del combo ICE, generara en su momento tanta ilusión y esperanza.
En todo caso y desde el afuera parlamentario la cosa queda clarísima: 1) el retorno del bipartidismo PLUSC, con su clásica táctica de la corruptela de la componenda, hará rehén político al Presidente y a su gobierno y le impondrán su agenda fundamentalista en lo fiscal. El principal latifundio mediático del capital neoliberal ya dio “línea” al respecto.
2) El Presidente no virará, decidida y estratégicamente, hacia los sectores sociales gran parte de los cuales lo pusieron donde está. Si bien sabe que ocupa de un gran músculo social para liberarse del secuestro político que le impusieron este primero de mayo, no creemos que dará tal paso. ¡Quisiéramos equivocarnos!
3) En el medio quedará el sector público: fuertes recortes presupuestarios, parálisis institucional diversa porque solamente quedará plata para los salarios, deterioro más acentuado de importantes servicios públicos. Además, los ladrones de impuestos seguirán felices, acumulando desenfrenadamente y tranquilos ahora que tienen voto decisorio en el parlamento. Por el contrario, se intensificará la ofensiva contra los derechos laborales de quienes trabajan en el Estado: “guerra” a los sobresueldos de todo tipo, gran ofensiva contra las convenciones colectivas, política salarial regresiva en perspectiva y similares…. Es este el desafío a que nos enfrentamos.