Realmente es de gran necesidad que las nuevas autoridades del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX), nos hablen, públicamente y con gran claridad, acerca del involucramiento del país en un nuevo “tratado de libre comercio”, denominado “Acuerdo Internacional Sobre el Comercio de Servicios”, o TISA (Trade In Services Agreement), por sus siglas en inglés. Semanas atrás, en La Prensa Libre, tocamos este tema por primera vez.
Una amplia gama de organizaciones internacionales de la sociedad civil, de distinta naturaleza ha “tocado nuestra puerta” y nos pide que no solamente alertemos a la ciudadanía costarricense de este delicado asunto; sino que asumamos una actitud militante sumándonos a una campaña global que ya está realizándose para parar el TISA. A este nuevo “tratado de libre comercio” se le considera peligroso para la democracia misma, para el desarrollo y el interés general, el bien común.
Parte de la información que les compartimos proviene de una red planetaria de resistencia civil al TISA, denominada “Nuestro mundo no está en venta” (en inglés, “Our World Is Not For Sale OWINFS). Si usted tiene interés, haga referencia a este artículo y escriba a esta dirección electrónica: djames@cepr.net
Esta red, “Nuestro mundo no está en venta”, junto con la federación global de sindicatos, Internacional de Servicios Públicos (ISP, siglas en español), está promoviendo una campaña global en contra del TISA. Especialmente, en nuestra región se hace necesaria esta campaña por la cantidad de países latinoamericanos que están participando en las negociaciones: Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Paraguay y Perú (Uruguay piensa juntarse en fecha próxima). ¿Lo notaron?, Costa Rica está en este proceso. Les contamos parte de lo que nos están informando pues las entidades que nos lo dicen, nos merecen mucha credibilidad, especialmente la ISP.
El TISA sería un acuerdo para la liberalización y desregulación de servicios, como el transporte, el sector bancario y de seguros, las telecomunicaciones, construcción, venta al por menor, ingeniería, suministro de energía, distribución del agua, contabilidad, marketing, publicidad, la conservación de la naturaleza, ocio, museos, educación, salud, los servicios fúnebres y mucho más.
Este acuerdo podría cambiar fundamentalmente la regulación de muchos servicios públicos, privados, privatizados o comerciales, pasando de servir al interés público a servir al interés de las corporaciones privadas extranjeras.
A principios de 2012, unos 20 miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), incluyendo a la Unión Europea (UE) que cuenta como uno, se reunieron autollamándose “Los Auténticos Buenos Amigos de los Servicios” (ABAS). Comenzaron unas charlas secretas y no oficiales para dibujar un tratado que pretendía liberalizar el comercio e inversión en servicios, y expandir “disciplinas regulatorias” en todos los sectores, incluyendo muchos servicios públicos. Parece ser que Costa Rica “entró en esa danza”. Algo que esperamos sea aclarado por el COMEX.
Estas “disciplinas” tenían como objeto conceder a los proveedores extranjeros acceso libre en condiciones no menos favorables que las de los nacionales y restringir la capacidad de los gobiernos para regular. Esto podría cambiar fundamentalmente la regulación de muchos servicios públicos, privados, privatizados o comerciales.
Las negociaciones se llevaron a cabo durante el 2013 y el 2014, junto con las reuniones del Consejo sobre Comercio de Servicios de la OMC, con el objetivo de llegar a un acuerdo muy ambicioso sobre los alcances de la liberalización en los servicios y los mecanismos disciplinarios hacia los gobiernos.
Los “ABAS” actualmente son Australia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Paquistán, Paraguay, Perú, Corea del Sur, Suiza, Taiwán, Turquía, Estados Unidos; así como los 28 miembros de la UE, más Uruguay que piensa juntarse.
Continúan nuestros informantes indicándonos que las negociaciones del TISA siguen el libreto empresarial de utilizar los acuerdos “comerciales” para perpetuar y tornar irreversibles las privatizaciones y promover fusiones, adquisiciones y la desregulación, asegurando un mayor control y extracción de ganancias de las economías nacionales y la economía mundial.
Este acuerdo es el resultado de la presión sistemática de las corporaciones del sector bancario, energético, de seguros, telecomunicaciones, transporte, agua y otros servicios, a través de grupos de presión como la Coalición de Industrias de Servicios de EEUU y el Foro de Servicios Europeo.
El acuerdo TISA es un intento cínico orquestado por los principales promotores del “libre comercio” y la apertura agresiva de los mercados para asegurar que los deseos de las corporaciones se cumplan, sin cambiar nada en la OMC como han pedido los países más pobres.
El acuerdo TISA también podría poner en peligro cualquier avance en pos de una transformación seria del sistema de comercio mundial como reclama la sociedad civil, como plantea la red “Nuestro mundo no está en venta”.
Una fuerte regulación y supervisión de los servicios públicos y privados es fundamental para la democracia, el desarrollo y el interés público, todo esto sería afectado si existiese el acuerdo.
La democracia se erosiona cuando las decisiones sobre sectores importantes como los servicios financieros (incluyendo banca, contabilidad, seguros, etc.), venta al por menor, transporte, telecomunicaciones, y turismo, son transferidas de los ciudadanos, asociaciones locales y la jurisdicción municipal, provincial, regional o estadual, a unos negociadores ‘comerciales’ que no rinden cuentas a nadie y que continuamente desregulan y priorizan las ganancias de las grandes empresas.
Basta reflexionar sobre el impacto que tuvo la desregulación del sector financiero en la expansión de las consecuencias de la crisis económica mundial, y cómo esto se ha traducido en sufrimiento para muchos pueblos como resultado del desempleo y la austeridad, para darse cuenta que una sólida reglamentación del sector financiero es totalmente esencial para evitar otra crisis futura.
El desarrollo está en peligro cuando los servicios esenciales como salud, suministro de agua y energía, distribución postal, educación, transporte público, y otros, quedan en manos de corporaciones extranjeras que lo que quieren son ganancias, antes que prestar servicios en beneficio de los ciudadanos del país. Hay numerosos ejemplos que dan cuenta de cómo al privatizarse los servicios públicos las corporaciones extranjeras empezaron a aumentar los precios a cambio de menos servicios dejando a ambos, consumidores y gobiernos, peor de lo que estaban.
El TISA no incluirá cláusulas que dispongan que las inversiones extranjeras en servicios sólo podrán efectuarse si benefician el interés público; o que las empresas privadas tendrán que rendir cuentas de que están cumpliendo con las metas de desarrollo, cuando participan en un proyecto público específico. En su lugar, les dará a las empresas extranjeras más “derechos a obtener lucro”.
Debido a la “competencia” según lo entiende el TISA, el empleo y los derechos laborales podrían sufrir un serio deterioro. Los inversores extranjeros obtendrán protecciones contra lo que crean reglamentaciones restrictivas del comercio; no importa si éstas fueron diseñadas para proteger el medioambiente, la salud, seguridad, estabilidad financiera y el interés público.
Las corporaciones quizás podrán defender sus “derechos a lucrar” demandando directamente a los países, si se aprueba la propuesta de incluir un mecanismo de solución de diferencias inversor-Estados, el cual permitiría a las corporaciones llevar a gobiernos soberanos a juicios ante tribunales elitistas y secretos.
Notarán ustedes que el TISA, según los denunciantes de la red “Nuestro mundo no está en venta”, debe ser un asunto estratégico de la lucha social y cívica nacional en los momentos por venir. Demasiado material al respecto está llegándonos y esperamos compartirlo con ustedes de diversas formas. Reiteramos nuestra aspiración de que el p. COMEX, el “nuevo” COMEX, quiebre la opacidad que en estos temas de libre comercio nos impusieron los gobiernos inmediatamente anteriores al presente. Ojalá sea así.