Elecciones 2018: de hoy en cuatro meses

Exactamente de hoy en cuatro meses, el 4 de febrero de 2018, se realizarán las votaciones para elegir el nuevo presidente de la República y las 57 nuevas personas diputadas para la Asamblea Legislativa. Será el periodo constitucional 2018-2022 el cual comprenderá las celebraciones del Bicentenario, los 200 años, de la independencia de Costa Rica con respecto a España, el 15 de setiembre de 2021.

Hoy, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) anunciará el inicio de la campaña electoral la cual hace mucho tiempo empezó, por supuesto. Tal anuncio será mera formalidad protocolaria.

Serán las elecciones luego de cumplirse una década de la imposición del tratado de libre comercio con los Estados Unidos, mediando el “frauduréndum” del 7 de octubre de 2007.

El escenario sociopolítico y económico para tales elecciones está caracterizado por varios aspectos: a) casi la mitad de la población con edad para trabajar está desempleada y/o en el mercado informal; b) una deuda pública que se está comiendo más de la tercera parte del presupuesto nacional de la República; c) un déficit fiscal, según los parámetros neoliberales, que nos tiene al borde del precipicio como país y/o de ser víctimas de un ajuste fondomonetarista clásico y draconiano; d) salarios prácticamente congelados que empobrecen más a las familias trabajadoras pues somos (si no el más), uno de los países más caros para vivir de la América Latina; e) un altísimo endeudamiento de la población, especialmente la clase trabajadora, superando los 3 puntos porcentuales de PIB; f) un sistema tributario que extorsiona a los que menos tienen para favorecer a los que más acumulan; f) un proceso de concentración de la riqueza que parece ser el más veloz de la región; g) un robo de impuestos y una evasión fiscal que está llegando a los 9 puntos porcentuales de Producto Interno Bruto (PIB), más que suficientes para que no hubiera déficit fiscal alguno y pararan de atormentarnos todos los días por ello pues habría superávit; h) el crimen organizado, la penetración del narcotráfico, la inmigración incontrolada le están ganando la batalla a la política pública de seguridad ciudadana pues los respectivos cuerpos policiales están debilitados y superexplotados. ¿Seguimos?…

Y la corrupción… ¡Sí la corrupción! Los escándalos de los créditos del cementazo y de la chatarrera hidroeléctrica-cooperativa (2017 gobierno PAC), ya alcanzaron el nivel, el impacto y las dimensiones de los casos del Fondo de Emergencias (1984, gobierno PLN), de los Fondos de Compensación Social (1998, gobierno PUSC); la trocha fronteriza (2012, gobierno PLN) …

¡Hay más, mucho más! No nos extrañemos, por tanto, en que hoy tanta gente no quiere saber nada de elecciones, no quiere ir a votar, nadie le merece confianza porque está harta de tanta estafa política.

¡Sí! Estafa política como esa que cometió el arismo (ese mismo que volverá al próximo parlamento), cuando pidió votos para el TLC con Estados Unidos y que haría las modificaciones tributarias necesarias para reponer el hueco en las finanzas públicas que la eliminación de aranceles de aduanas dejaría ese tratado, de entre 2 y 3 puntos PIB que hoy están haciendo falta para disminuir el déficit fiscal; plata que se ya se le está cobrando al pueblo vía reducciones salariales y deterioro dramático de servicios públicos.

Es bien cierto que las generalizaciones son odiosas. Es bien cierto que, incluso en los partidos pringados por la corrupción y ahora por el cementazo hay gente sana, limpia, honesta. Sin embargo, es real que los que votamos no decidimos.

En la generalidad de los partidos políticos de los tiempos del neoliberalismo y de los TLC’s, lo que hay es competencia electoral por cargos públicos; por demás muy desigual.

Este tipo de elecciones no pone en entredicho la estabilidad de los reales poderes hegemónico-político y económicos que son los responsables directos de los aspectos que caracterizan el proceso electoral ya en desarrollo y que citamos líneas arriba.

En realidad, se va a votar por quien va a administrar el Poder Ejecutivo y cuál es la gerencia ideológico-política-parlamentaria que determinará el caminar de la próxima Asamblea Legislativa en su orientación hegemónico-dominante. Nuestra democracia es formal. Los cambios estratégicos para hacerla real implican el desafío a semejantes poderes que en no pocas ocasiones operan desde una sala de redacción periodística o desde un estudio televisivo de noticias.

El contrapoder, el de corte ciudadano, está por ser construido y ya ha habido varios escenarios en el pasado reciente de nuestra historia que demostraron que sí es posible lograrlo. Aunque hubo “frauduréndum” el 7 de octubre de 2007, el día 30 de setiembre anterior vimos en acción un poder ciudadano en expresión democrática real.

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