¡150 mil nuevos empleos! Nos dicen, por un lado. Por el otro, ¡200 mil! Las dos alas del viejo, desacreditado y desprestigiado PLUSC (Liberación-Unidad) están compitiendo en cuanto a la oferta del tamaño de la mentira en esto de la dolorosa y conmovedora situación dramático-social de la gente sin trabajo, sin empleo.
El próximo periodo presidencial de cuatro años, entre el 8 de mayo de 2018 y el 30 de abril de 2022, nos da un total de 1.460 días de gestión gobernante del nuevo mandatario, a razón de 365 días por cada uno de esos 4 años.
Esto quiere decir que en el caso de la promesa electoral del señor Álvarez Desanti, del ala derecha del PLUSC-Liberación, un eventual gobierno de él debería crear unos 103 empleos diarios, lo cual significa ¡4,29 empleos por hora!
En el caso de la otra rama del PLUSC, también de derecha, el PLUSC-Unidad, su promesa de 200 mil empleos implica la creación diaria de 137 empleos, a razón de ¡5,70 trabajos nuevos cada 24 horas!
¿Usted cree eso? ¡Yo no! Quisiera creerlo. Sinceramente esto nos suena a demagogia, a estafa política en perspectiva, porque no basta con decir que impulsando la reactivación económica se va a generar esta cantidad de empleos según estas dos ofertas; por demás, muchísimos menos que lo que implica la absorción anual que debería realizar el mercado laboral según la incorporación a este de nuevas personas en edad de trabajar.
Según datos del Partido Frente Amplio, la justicia social y el desarrollo económico con inclusión estaría demandando la creación de unos 60-70 mil nuevos puestos de trabajo en cada uno de esos 4 años del nuevo periodo gubernativo-presidencial: 280 mil en total; cifra que no significa promesa electoral alguna en materia de creación de empleos de parte de esta colectividad política, como erróneamente afirmara quien esto escribe en nota de prensa de días pasados, de lo cual nos disculpamos oportunamente.
La sana aspiración de muchos costarricenses por una Costa Rica realmente inclusiva y verdaderamente solidaria implica impulsar unas políticas macroeconómicas con un sano equilibrio entre crecimiento y distribución. Esto no está pasando ahorita. En los últimos tiempos, los tiempos de los TLC neoliberales, es el crecimiento el énfasis y no la distribución, la cual genera que la riqueza se haya venido concentrando cada vez más en pocas manos, haciendo cada día más sistemática (y sistémica) la desigualdad.
Estas ofertas electorales del PLUSC para la creación de esos números “alegres” de empleos prácticamente pueden catalogarse de mentiras. Lo que desesperadamente pretenden es allegar votos a sus papeletas en las elecciones del domingo 4 de febrero, en momentos que las encuestas parecen que no auguran nada bueno a las dos ramas de la derecha del vetusto PLUSC.
En realidad están compitiendo ambas entre sí nada más en lo electoral, pues se mantienen en estado simbiótico, unidas hegemónicamente en lo político, bajo la tutela del imperio del latifundio mediático que les apadrina.
Por otra parte, al ser responsables directas ambas derechas PLUSC del espantoso déficit fiscal con el cual se nos aterroriza todos los días; la magnitud de este agiganta sus mentiras de los miles de empleos que crearían si una de ellas es gobierno.
Sin atender el problema del déficit fiscal con profunda seriedad y con justicia, descartando los fundamentalismos dogmáticos, no es posible crear condiciones para la creación de empleos en los niveles ofrecidos y/o requeridos.
Ese viejo, desacreditado y desprestigiado PLUSC sigue insistiendo en la extremista tesis neoliberal de la regla fiscal, propuesta por el expresidente Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, con el nombre de “garantías económicas”; y al igual que él, quieren que tenga rango constitucional.
Ambas ramas actuales de ese PLUSC (Desanti-Piza) plantean la contención del gasto, cuando saben que no hay forma alguna de hacerlo sin generar una catástrofe socioeconómica, más grave que la que podría generar el propio déficit fiscal si no se atiende por el lado correcto: el de la gente.
Las dos partes del PLUSC de hoy, el que va a las elecciones del domingo 4 de febrero, no quieren enfrentar el hegemonismo del capital bancario-financiero que les protege, como para impulsar algún tipo de transformación tributaria estructural por el lado de la progresividad que permita nuevos ámbitos de inversión pública, fundamentales para creación de nuevos empleos, de manera directa y/o indirecta.
Ese PLUSC no va a poder cumplir esas promesas de la creación de tantos empleos como están ofertando; están mintiéndole al electorado; y estafarían políticamente a este porque no tienen interés alguno en transformación estructural tributaria alguna por el lado correcto, el de la progresividad.
Ir por esta ruta sería cambiar el modelo que adoptaron luego de que, respectivamente, el uno renunciara a seguir siendo socialdemócrata y el otro renegara del humanismo cristiano para pasarse ambas ramas al neoliberalismo.