FRENTE A UNA DEMAGÓGICA POSICIÓN DE COMBATE A LA POBREZA

Señor
Alejandro Urbina
Director de La Nación
Presente

Estimado señor:
Reciba, en primer término, un respetuoso saludo de nuestra parte.
Estamos plenamente convencidos de que el siguiente comentario no saldrá publicado en el periódico que usted dirige; y, si “por chiripa” sale, será mutilado, como es usual en los derechos de respuesta que reclamamos, pese a que la ley nos asiste, cuando La Nación ataca a la ANEP.

En esta ocasión nos referimos a la principal “información” resaltada en la primera página de la edición del pasado jueves 9 de marzo, la cual aparece con el título de “Administración consume 28% de dinero para pobres”; precedida del antetítulo, “IMAS destina 7.500 millones a planilla, materiales y alquileres”.

Al respecto, nos pareció importante indicar lo siguiente:

Primero: No hay duda de que es más que obvia la intencionalidad manipuladora de dicha “información”, para indisponer a la persona lectora en contra del IMAS y de su personal. De buenas a primeras, se procura el enojo de la población lectora de La Nación (dicen que en reducción, por cierto), para que haga conclusiones inducidas de que la “burocracia” del IMAS (como despectivamente La Nación califica a la clase trabajadora del Sector Público), se “gasta” la plata de los pobres.

Segundo: Tenemos en este caso un nuevo ejemplo de cómo la posición ideológica de La Nación impregna, completamente, su línea “informativa”; descalificando los mínimos preceptos de objetividad que presupone la profesión periodística. En su loca carrera por la neoliberalización completa de la sociedad costarricense, La Nación, como es su costumbre, la arremete contra la institucionalidad de la Seguridad Social costarricense, haciendo víctima en esta ocasión al IMAS, dentro su estrategia en tal sentido.

Tercero: El proceso de ideologización informativa de La Nación, la lleva a invisibilizar el Estado de Derecho en el caso del IMAS; pues, como indicaron las autoridades consultadas para tal “información”, la ley de creación de esta noble institución, la obliga a una relación presupuestario-financiera de 70 % en inversión social y de 30 % para su operación. La intencionalidad de desprestigiar al IMAS, a través de la manipulación informativa, lleva a La Nación a destacar, con letras grandes, en la primera página y en la interior, la cifra de “…7.500 millones a planilla, materiales y otros en el 2005”, minimizando al máximo la cifra de los 19.500 millones que se destinaron a ayudas directas a familias pobres.

Cuarto: ¡Claro que hace más falta plata para combatir la pobreza!; pero, ¿qué quiere La Nación?, ¿Qué se cierre el IMAS, ahora que su candidato asumirá la Presidencia de la República? ¿Será que los “7.500 millones a planilla, materiales y otros”, que quedarían “libres” con el cierre del IMAS, es toda la plata que ha de necesitar el nuevo gobierno para atender la pobreza de las zonas marginales que le dieron muchos votos al candidato de La Nación?

Quinto: La Nación, pese a la profunda carga ideológica que la está atosigando cada día más, debería ser un poquito más racional, políticamente hablando, para que comprendiera que, todo lo contrario, lo que corresponde en una revitalización estratégica del IMAS en el nuevo escenario gubernativo que se avecina. Se trata de impulsar un combate a la pobreza de otra perspectiva más integral, que el mero asistencialismo o la “caridad institucionalizada” que el bipartidismo histórico concibió como política pública en el combate a la pobreza, en tiempos de neoliberalismo.

Sexto: La plata que le falta al IMAS, que es mucho más que ese 28% de su presupuesto, malsanamente destacados como gastos operativos; está en otro lado y La Nación muy bien lo sabe. Para citar tan solo uno de esos lados, ella misma ha publicado los espantosos datos de la evasión tributaria en el país (por cierto que “La Nación S. A.”, recientemente tuvo un lío al respecto porque, presuntamente, habría incurrido en una irregularidad de este tipo, según la administración tributaria del país); cifras siderales que cambiarían, radicalmente, la calidad de vida del más de millón de compatriotas que viven en la dolorosa pobreza.

Sétimo: Finalmente, la ANEP, cuya presencia laboral en el IMAS está legitimada por una importante membresía, no puede más que repudiar este tipo de enfoque noticioso de La Nación que lesiona no solamente la institucionalidad de una entidad como el IMAS; sino que golpea la autoestima de todo su personal que, silenciosamente, haciendo gala de un gran compromiso solidario y con salarios cada vez más restrictivos porque no son nada estimulantes, todos los días debe lidiar con esa pobreza, generada a partir de las políticas económicas neoliberales que tan ardorosamente defiende La Nación.

Muy atentamente,

Albino Vargas Barrantes
Secretario General

Édgar Morales Quesada
Secretario General Adjunto

Yamileth Céspedes Garro
Directiva Nacional – Presidenta Seccional ANEP-IMAS

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