“Ganar menos… pagar más”. Es esta la más apropiada expresión que hemos escuchado para resumir la condena social que le quiere ser impuesta a la abrumadora mayoría del pueblo trabajador de nuestro país, con el combo fiscal-paquetazo de impuestos actualmente en trámite aventurado en la Asamblea Legislativa. Esto, por un lado.
Por otro, tal condena se agrava a raíz del congelamiento y de la rebaja salarial que, prácticamente, ya se está viviendo en los sectores privado y público. Y, adicionalmente, en este último caso, la estocada de la reducción de derechos conquistados a lo largo de los años, violentándose principios de Derechos Humanos y constitucionales en materia de negociación colectiva, torciéndose descaradamente los propios fundamentos del Estado de Derecho.
“Ganar menos… pagar más” es una expresión nacida desde la propia base laboral de la clase trabajadora. Una distinguida profesional en Ciencias Sociales nos la compartió convirtiéndose este criterio sin saberlo ella misma en un emblemático grito obrero ante una descomunal ofensiva de la nueva reconfiguración de fuerzas que se le ha venido encima a las personas trabajadoras asalariadas y no asalariadas de este país.
“Ganar menos… pagar más” significa la apertura de un peligroso sendero en el largo tránsito de la escabrosa ruta de la desigualdad que le fue impuesta al país, por una serie de políticas macroeconómicas que han sido establecidas para dar fundamento estratégico a un no menos peligroso proceso de concentración de la riqueza.
“Desigualdad: retrocedimos 40 años” es el impactante titular del reportaje del Semanario Universidad, de su edición No. 2232 (semana del 13 al 19 de junio de 2018). Indica este reportaje en su primera página lo siguiente: “En 1994 éramos el país menos desigual de Latinoamérica, hoy regresamos a los índices de hace cuatro décadas. El 20 % de los más ricos tiene 15 veces más de lo que tiene el 20 % más pobre. Son ciudadanos del mismo país, pero unos viven en condiciones similares a las de África y los otros a las de Europa central”.
De 1990 a 1994, nos gobernó Rafael Ángel Calderón Guardia. De 1994 a 1998, José María Figueres Olsen. De 1998 a 2002, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría. De 2002 a 2006, Abel Pacheco de la Espriella. De 2006 a 2010, Óscar Arias Sánchez. De 2010 a 2014, Laura Chinchilla Miranda. De 2014 a 2018, Luis Guillermo Solís Rivera. A partir de este 2018, Carlos Alvarado Quesada.
Los seis señores expresidentes y la señora expresidenta se acaban de reunir con el actual mandatario, recomendando todos al unísono que se apruebe el paquetazo de impuestos-combo fiscal, expediente legislativo 20.580; como si no fuese más que urgentemente histórico que rindieran cuentas de su “aporte” a la terrible situación de desigualdad que enfrentamos en estos momentos. En menor o en mayor grado, cada cual tiene su propio nivel de responsabilidad.
¡Qué crueldad! Apoyar un proyecto como el combo fiscal que está cargado de inequidad y que agravará más el estado tétrico de la desigualdad en que nos encontramos. La propia señora ministra de Hacienda, doña Rocío Aguilar Montoya, ha reconocido que el expediente legislativo 20.580-paquetazo de impuestos, con su estratégico objetivo del Impuesto al Valor Agregado, IVA, ¡es injusto!
Ni una sola palabra, ni una sola frase, ni un solo párrafo dijeron esas 7 personas expresidentas de la República sobre la imperiosa necesidad de transformar el injusto sistema tributario que es la base fundamental del grave problema de la desigualdad en este país: pagan más los que proporcionalmente ganan menos; y los que ganan más, no pagan lo justo y/o no pagan del todo. Tan solo, una leve y “light” alusión a la evasión fiscal.
Contando ahora con el aval de esas siete personas, expresidentes del país, el ala neoliberal del Gobierno, encabezada por la parte de la coalición que la dirige, el Partido Unidad Social Cristiana, se va por el camino facilista de una verdadera expropiación de ingresos salariales a los puntuales pagadores de impuestos: la clase trabajadora asalariada de ambos sectores, el público y el privado. La aplicación del IVA mermará el poder adquisitivo del salario, ya congelado y a la baja. “Ganar menos… pagar más”, se llama esta figura.
Además, todas esas micro, pequeñas y medianas empresas, cargadas de tribulaciones económicas para subsistir y que se hacen enormes malabares económicos para cumplir con sus responsabilidades de Seguridad Social, verán aumentarse sus sufrimientos financieros con un IVA implacable que, sin duda alguna, incrementará la realidad de la evasión de impuestos. “Ganar menos… pagar más”, se llama esta figura.
Con la pretendida imposición del paquetazo de impuestos-combo fiscal, especialmente el IVA, se incrementará, sensiblemente, esa desigualdad crónica y crítica que hoy amenaza la misma convivencia democrática del país: habrá mayor pérdida del poder adquisitivo del salario, habrá más aumento del ya de por sí alto costo de la vida, habrá mayor concentración de la riqueza, habrá más corrupción por el robo de impuestos, habrá mayores niveles de competencia salvaje por la sobrevivencia y la existencia misma de las personas y de las familias.
¿Cómo es que, en consecuencia, los seis señores expresidentes y la señora expresidenta, los actuales mandatarios (el presidente Alvarado y el “adjunto”, señor Piza) pretenden que el combo fiscal se apruebe sin resistencia popular?
En consecuencia, también, la gente trabajadora, ¡tiene el legítimo derecho de defenderse! Es de esto de lo que se trata la huelga del próximo lunes 25.