Tenemos que hacer todos los esfuerzos, desde cualquier punto del planeta, para evitar que la locura de una guerra nuclear no acabe con la Humanidad.
También, desde el territorio costarricense debemos alzar la voz todas aquellas personas y organizaciones de toda naturaleza, en contra de la eventualidad de una hecatombe de tal calibre que puede poner en camino de extinción a la totalidad de la población del planeta Tierra, a todas las otras formas de vida que en él existen… al planeta mismo.
Aunque para muchos de nosotros el Premio Nobel de la Paz, en los últimos años, se ha desprestigiado en cierta medida, este galardón sigue siendo el número uno en su género y es muy reverenciado en las más diversas comunidades del globo.
Para este año 2017 resultó sumamente significativo, oportuno y apropiado que se haya premiado a la organización denominada en nuestro idioma Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares; entidad que en idioma inglés responde a las siglas ICAN: International Campaign to Abolish Nuclear Weapons.
La ICAN, ubicada en la ciudad de Ginebra (Suiza), nació en el 2007 con la preocupación central de que todos los países de la Tierra firmen el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares. A hoy, 122 países lo han rubricado. Curiosamente potencias de gran poder destructivo-nuclear, como Estados Unidos, Rusia y China, no han querido suscribirlo.
Expresamos nuestro júbilo y una sincera felicitación a las personas que desde hace ya bastante tiempo decidieron emprender esta noble cruzada a favor de la especie humana, hoy con este gran reconocimiento internacional más que merecido.
Visitando el sitio de noticias de la British Broadcasting Corporation (BBC), BBC Mundo, la prestigiosa televisión británica, la señora Directora Ejecutiva de la ICAN, Beatrice Fihn, indicó que nuestro mundo de hoy está enfrentando una crisis nuclear producto de “un ego herido”. Amplió su criterio con esta escalofriante frase: “las muertes de millones de personas podrían estar a sólo una pequeña rabieta de distancia”.
Es decir, la malacrianza, la soberbia, la arrogancia de un locazo buscapleitos con otro locazo haría que uno apriete el botón nuclear en contra del otro y, el horror indescriptible sobrevendría: en pocos minutos millones de seres serán borrados (asesinados) de la faz de la tierra; otros millones sufriendo dolores inenarrables; otros millones conducidos al camino de la extinción por las derivaciones múltiples de la contaminación del aire, de las aguas, de los bosques, etc.
Este diabólico y macabro de juego, escenificado en la actualidad por los autoritarios gobernantes de Estados Unidos y de Corea del Norte, debe ser detenido por la acción de millones alrededor del orbe y por una multiplicidad de eventos masivos por la paz y contra la guerra, especialmente contra la guerra nuclear.
El duelo verbal entre ambos locazos, cuyos inmensos egos ameritarían todo un tratado de trastorno de la personalidad, puede detenerse por la acción cívica planetaria plena de sensatez y en movilización general.
“Lideres irresponsables pueden llegar al poder en cualquier estado nuclear”, dijo la Presidenta del Comité del Nobel de la Paz, la señora Berit Reiss-Andersen, cuando presentó el premio 2017 a favor de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares. Nosotros pensamos que ya sucedió, que ya hay líderes gobernantes que están en el poder en estados nucleares. El duelo verbal entre los dos locazos que hemos estado presenciando en los últimos meses así lo constata.
Como costarricenses tenemos un ineludible deber de unirnos a la cruzada mundial de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares. Que nuestro silencio no cohoneste nuestra propia liquidación como especie humana.