Dicen las personas especializadas en el tema que el impuesto sobre las ventas, es el más injusto de todos los tributos que una sociedad pueda tener. El mismo lo paga todo mundo al momento mismo de la compra, sin importar su capacidad de ingreso.
Se dice que este impuesto es el corazón de un sistema tributario cuya característica fundamental es la injusticia, lo que la gente experta denomina un sistema tributario regresivo.
Al transformar el impuesto sobre las ventas en impuesto al valor agregado, IVA, más injusto será y más regresivo será ese sistema tributario que castiga a los que menos tienen.
El artículo final que se vaya a comprar ha de costar más, pues el IVA es algo así como un impuestos de ventas cobrado “en pedacitos”, por partes, a lo largo de la cadena productiva de ese artículo; es decir, que se cobra varias veces y, al final, le será más caro ese producto a quien lo compre.
Para el productor, el IVA será una “ganga” pues podrá descontar de su pago de impuesto sobre la renta, tantas veces como invirtió en compras y pagó impuesto sobre las ventas sobre estas compras, para producir ese artículo final.
Uno como consumidor queda “atornillado”: el artículo será más caro porque nos cobrarán el IVA a lo largo de la cadena productiva; es decir, nos cobrarán el actual impuesto sobre las ventas varias veces hasta llegar el artículo final. Y, repetimos, el productor descontará renta varias veces por lo que compró para producir ese artículo final.
Por eso es que los que defienden el IVA hablan de que debe haber exenciones en su aplicación, por ejemplo, para artículos de la canasta básica de alimentos, digamos. Como saben que el IVA es encarecer más el costo de la vida, estiman que los más pobres dentro de los pobres y que consumen lo elemental para llenarse el estómago (que no es lo mismo que para nutrirse), no paguen IVA en esos productos fundamentales para “no morirse de hambre”.
Las exenciones propuestas al IVA no le quitarán el gran sesgo regresivo al sistema de impuestos del país. Este asunto del IVA es un poco complejo de comprender pero con algo de sentido común, así es como entendemos el asunto. Esperamos no estar equivocados.
Por eso es que el nuevo conglomerado de organizaciones laborales costarricenses, la coalición sindical latinoamericanista PATRIA JUSTA ha emitido su contundente posición de oponerse a las pretensiones del actual Gobierno para subir el actual impuesto sobre las ventas, que está en el 13%, llevándolo hasta el 15%, bajo esta modalidad de IVA. El IVA es aumentar la carga tributaria sobre los que menos tienen.
Por el contrario, este grupo de sindicatos PATRIA JUSTA, dentro de los cuales hay agrupaciones de gran renombre nacional y reconocida trayectoria de lucha, planteó que el Gobierno debió, primero, promover cambios en el impuesto sobre la renta, ese que se calcula sobre la capacidad de ingreso de las personas y de las empresas.
Por ejemplo, al establecerse por la ley la renta global o renta universal, es decir, que se sumen todas las fuentes de ingreso y no se graven por separado, puede estarse en mejores condiciones para saber los verdaderos alcances de procesos concentradores de riqueza personal, grupal y empresarial que actualmente no tributan lo justo, que lo hacen a medias y, lo que es peor, lo evaden (robo descarado), o eluden mediando subterfugios vía leguleyadas.
Si el Gobierno se decidiera solamente por enviar este gran cambio en el sistema tributario costarricense que es la renta global, permitiría que en el parlamento, los y las agentes del capital queden al desnudo, defiendo lo indefendible; pues la renta global afectaría a poseedores de grandes fortunas.
A la vez, el Gobierno podría concitar un gran apoyo social y cívico y hasta lograr condiciones de movilización a favor de transformaciones como ésta para que se inicie el necesario camino de “darle vuelta a la tortilla” del, repetimos, injusto sistema tributario costarricense: poner a pagar más a los que más tienen; a los que roban, evaden y/o eluden con trampas jurídicas, sus responsabilidades tributarias.
Porque y como ya lo hemos apuntado en otras oportunidades, la clase trabajadora, asalariada y no asalariada, no evade los dos principales impuestos: el de ventas lo paga al momento mismo de la compra, en la caja registradora, téngase empleo o no, o se esté en la informalidad; si se gana salario por encima del límite exento, se rebaja inmediata e implacablemente de planilla lo concerniente al impuesto sobre la renta.
Igualmente, y hay que decirlo muchas veces, los que roban, evaden y eluden pago de impuestos son otros. El actual gobierno lo ha reconocido: 8 puntos de PIB, sin hablar de los 6 puntos PIB en exenciones y exoneraciones.
Entonces, ¡no al IVA! en tal estado de condiciones. ¡Modifiquémoslas primero! Luego veremos…