La “Doctrina Mora Mora”: La ética y la justicia son contradictorias

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Don Luis Paulino Mora Mora, Presidente del Poder Judicial y magistrado integrante de la Sala Cuarta (exministro de Justicia y Gracia en el primer gobierno de Oscar Arias Sánchez); estableció un antes y un después de su paso por uno de los puestos que más honor se supone depara para un o una costarricense: alcanzar la presidencia de la Corte Suprema de Justicia.

En primer lugar, el Dr. Mora Mora se destapó y confesó que votó a favor de la tesis del dúo presidencial de los hermanos Arias Sánchez; a favor del magistrado suplente de la Sala Cuarta, el señor Federico Sosto López, en cuanto a que no ve nada malo en que una persona en tal condición, sea asesora del gobierno de turno, en el tanto no hay “_violación_” a la ley que rige al Poder Judicial.

En segundo lugar y de mucho mayor impacto que la confesión anterior, es el establecimiento que el Dr. Mora Mora plantea, de una línea fronteriza entre lo que es la ética y lo que es la ley. Fue categórico al afirmar que “_no soy un juez ético, sino de legalidad_”. Nació así la “_doctrina Mora Mora_”.

Esta afirmación nos causó un profundo impacto, no solamente por ser sostenida por un funcionario del calibre del señor Mora Mora, sino por las repercusiones sociopolíticas y jurídicas que tiene el que ahora se la diga a la sociedad que, la ley va por un camino y la ética va por otro; y que ambos aspectos de las relaciones humanas en sociedades civilizadas, con relación al Derecho establecido, nada tienen en común.

Se trata de dos señales que podríamos conceptuar como la nueva “_doctrina Mora Mora_”, a la hora de aplicar el Derecho. Enfatizamos en que quien marca la pauta es el mismísimo Presidente del Poder Judicial.

Por un lado, su voto en este caso (que no es cualquier voto en la situación que estamos comentando), marca el fin de la división de poderes según lo establecido en la Constitución Política de Costa Rica, la del 7 de noviembre de 1949 (y en su fundamento predecesor, la de 1871). Por otro, abre una verdadera “_caja de Pandora_”, al dictaminar que a la hora de impartir justicia, la ley y la ética son como el agua y al aceite: no se mezclan.

Lo que podríamos denominar a partir de ahora como la “_doctrina Mora Mora_” en el ejercicio de la alta magistratura judicial, habría sido “_estrenada_” por él mismo, ensayándola en el caso del señor Sosto. Para burlar la limitación que establece la misma Ley Orgánica del Poder Judicial, de que un abogado ejerciendo una magistratura suplente no puede pasar del período continuo de tres meses en ambas situaciones a la vez, debiendo renunciar a la primero (abogado), para seguir siendo lo segundo (magistrado suplente); “_curiosamente_” y según su decir, el señor Sosto no llegó a tal límite de tiempo, con lo cual podía asesorar al dúo presidencial de los hermanos Arias.

Según nuestros informes, habría sido el propio señor Mora Mora, usando nuevas potestades asumidas por él como parte del cargo de Presidente del Poder Judicial, quien nombró al señor Sosto como magistrado suplente en la Sala IV, para después prolongarle ese nombramiento; aplicando su nueva “_doctrina_”, de que la ética y la justicia son cosas completamente separadas.

¿Qué pesó en la decisión del señor Mora Mora al darle un nuevo período de magistratura suplente en Sala IV, al señor Sosto?; ¿por qué no nombró a otro abogado en tan sensible posición, en un momento tan neurálgico y en unas condiciones de alta polarización política?…

De ahora en adelante, si un magistrado “_suplente_” del Poder Judicial quiere ser “_consultor_” del gobierno de turno, lo que debe hacer es: 1) jugar con la ley (no traspasar el período mínimo de tres meses continuos en ambos cargos, el de abogado privado y el de magistratura suplente); 2) olvidarse de la ética, pues ésta no es complemento de la ley; y, si alguien le reclama, 3) esperar que su caso caiga en manos de jueces inspirados en la “_doctrina Mora Mora_”.

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