La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, más conocida como Sala Cuarta, ha dado un nuevo golpe a la institucionalidad republicana de Costa Rica, que nació a partir de la vigencia de la Constitución Política de 1949. Otra vez, en un corto período de tiempo, la Asamblea Legislativa, el hasta hoy conocido como “Primer Poder de la República”, fue desconocido en la práctica y anulado en su legitimidad.
La que ya podemos ir llamando como_ “Sala Legislativa”_ decidió eliminar el monopolio de la comercialización del alcohol de 30 grados (el popular guaro) que, desde que todos vinimos al mundo en esta adorada Tiquicia, había estado en manos de la Fábrica Nacional de Licores (FANAL). “Más y mejores negocios” parece ser el lema de la famosa sala.
Se puede o no se puede estar de acuerdo con esta situación (monopolio del guaro); pero lo que no se puede dejar pasar desapercibido, sin por lo menos pegar el grito al cielo, es que la Sala Cuarta se extralimitó en sus potestades, invadió la esfera legislativa, anuló al parlamento y le dio un nuevo impulso a la entronización definitiva en Costa Rica del proyecto neoliberal, que tiene a su anticristiano, ateo y deshumanizado tratado de “libre” comercio (TLC), como la máxima meta a alcanzar.
La “Sala Legislativa” impulsa ese proyecto neoliberal, prácticamente de manera descarada. Primero: la reelección presidencial; segundo, el ataque a la Negociación Colectiva violando los compromisos internacionales del país con las Naciones Unidades (OIT, en este caso); y ahora, contra el monopolio de la FANAL.
¿Qué sigue?… No hay duda: el ataque mortal a los monopolios de servicios públicos universales expresados en las telecomunicaciones (ICE), en los seguros comerciales (INS) y en los combustibles (RECOPE). Es más, bajo tal lema, “más y mejores negocios”, es casi una realidad de que dirán que el TLC se aprueba con mayoría simple. Es decir, bastaría que 20 legisladores de 38 presentes lo voten favorablemente.
Pero, no esperemos que la “Sala Legislativa” la emprenda contra el monopolio de la revisión técnica vehicular, por ejemplo. No, este no es un monopolio. Porque como está en manos privadas, se trata de_ “más y mejores negocios”_, el lema de la “Sala Legislativa”. Igualito que en el caso del INCOP: legitimaron la compra de conciencias obreras, no encontrando que fuera “privilegio” la doble indemnización en la convención colectiva, a cambio de que se aceptara la privatización de esta entidad. Igualito que lo harán con JAPDEVA. Ya verán…
Los neoliberales están felices: Ya no “hace falta” el parlamento porque ahora está la “Sala Legislativa”. Los diputados y las diputadas son figuras decorativas, en el juego de poderes que presupone una institucionalidad democrática de carácter republicano. La política, luego de que se ha desprestigiado tanto, ahora se ha “judicializado”. Cuatro o cinco “dioses” del Olimpo, cuales selectos integrantes de una especie de senado divino, dictan sobre el bien y sobre el mal; pero en materia de negocios, claro.
El problema es que esas decisiones no están encaminadas al bien común. Por el contrario, potencian el proceso de concentración de la riqueza, fomentan la exclusión e incrementan el descrédito sobre la “independencia” del Poder Judicial. Como vemos, no nos va quedando nada, nada de nada, nada… tan sólo la autodefensa cívica de forma creativa ante tanto relajo.