En nuestra anterior columna abordamos la triste realidad del Concurso Docente 2014, en síntesis manifestamos que existe una sobre oferta de docentes (cerca de 50 mil para este año), pocas plazas (1500 si descontamos unas 700 que por lejanía o pocas lecciones no serán asumidas por docentes en propiedad) y un milagro de Jesús al reproducir los títulos universitarios en docencia (más de 10 mil nuevos docentes por año).
Los y las docentes, inocentes o ignorantes, irán con esperanza de obtener una plaza en un sistema laboral donde hay, promedialmente hablando, más de 40 personas concursando por cada plaza. En conclusión, estimado docente interino o desempleado, es más probable que usted vea la segunda llegada de Jesús a que obtenga la plaza en propiedad durante este concurso, y ante este escenario nadie ofrece una salida.
Durante las últimas décadas hemos contemplado a los sindicatos impávidos ante el tema del interinazgo y las grandes reformas educativas que necesita el país, COLYPRO es una empresa que sabe cobrar la filiación pero ha sido incapaz de generar un atisbo de debate o ideas sobre estos temas, las facultades de educación de las diferentes universidades realizan una masturbación académica que pocas veces la acercan a la realidad y al gran debate educativo, las ONG educativas están dispersas y concentradas en temas muy específicos, es decir, no hay cara en la cual persignarse.
Ante este escenario, sólo hay un camino: seguir el rumbo de la ANEP. Esa organización comprendió perfectamente los retos estructurales del momento histórico y actuó con inteligencia para lograr posicionarse y conquistas importantes.
Durante la primera década del siglo XXI, el país vivió una convulsión política (casos de corrupción, imposición de la reelección y ruptura del bipartidismo), económica (rupturas, desigualdad e insatisfacciones producidas por el modelo neoliberal y lucha por imponer el TLC con Estados Unidos), sociales (una juventud más activa y con nuevas formas de organización) y sindicales (nuevas demandas, conflictos entre organizaciones y debates sobre la forma de acción).
En ese escenario, la dirigencia de la ANEP tomó tres medidas para enfrentar un escenario tan convulso. La primera medida fue el fortalecimiento interno de la organización para asegurar un músculo que le permitiera subsistir (como organización) y ejercer presión desde diferentes instancias; no hablamos sólo de sumar personas sino sumar personas estratégicas que sean promotoras de reflexión-acción en las bases.
La segunda acción se sustento en la construcción de una agenda país mediante la creación de una red de intelectuales, de la organización y externos, que deliberaron sobre diferentes temáticas y construyeron una columna teórica-acción para la elaboración de propuestas concretas (como el caso de las 10 medidas frente a la crisis económica del 2008), esto convirtió a la ANEP en un referente sindical, social y político, un interlocutor con legitimidad y con un rumbo país.
Por último, al tener asegurado su músculo interno y la construcción de la agenda país, elaboró las redes de coordinación con otras organizaciones para realizar algunas de las luchas en coordinación, y digo algunas pues en otros casos la agenda de la defensa de trabajadores de la ANEP no ha sido compartida por otras organizaciones pero gracias a su claridad en la construcción, le permite luchar con coherencia y transparencia por esos puntos.
Gracias a estas acciones, la ANEP logró que el gobierno de doña Laura Chinchilla acordar una amnistía para los funcionarios interinos del gobierno central, es decir, los que tenían más de dos años interinos podrían solicitar esa plaza en propiedad. Durante los gobiernos de Arias, Chinchilla y el actual gobierno, se han posicionado como referentes para el debate nacional, consultados para toma de decisiones y actores en luchas específicas (destacándose los temas de los trabajadores municipales).
El gremio educativo necesita, exige, reclama y pide de rodillas por una organización que realice estas tres acciones. Una revolución total en la forma simplista y mercenaria con que se manejan nuestros dinosaurios representativos.
Esto exige no sólo la toma de decisión sino la entrega total a la construcción de un proyecto educativo integral que exige la inversión de recursos humanos y económicos (el dinero necesario sobra si juntamos las cuotas que cada mes aportan los trabajadores de la educación a las diferentes organizaciones), así como la inclusión de voces, académicos, actores sociopolíticos, entre otros.
No basta con exigir la eliminación del interinazgo. El gremio educativo debe construir una propuesta basada en el serio estudio de la realidad, en los márgenes positivos y negativos que pueda tener (por ejemplo, en caso de dar todos los puestos en propiedad, prácticamente se condena a desempleo permanente a quienes no queden nombrados) y, principalmente, debe ser coherente con una macro propuesta educativa que contemple inversiones en infraestructura, formación, calidad docente, evaluación del personal, currículum y otros elementos, es decir, debe ser una propuesta similar a las elaboradas por la ANEP durante los últimos años.
De no actuar así, el interinazgo continuará junto a todos los males educativos que tan fácilmente se critican, e incluso podríamos cometer errores tan espantosos como el de 40 lecciones (los sindicatos pidieron aumentar a 40 lecciones la propiedad de los docentes de secundaria y el gobierno lo concedió, pero omitieron las 4 lecciones restantes para tener el tiempo completo, lo que degeneró en un caos y carnicería en los centros educativos).
Fortalecer la organización y la capacidad de reflexión-acción de las bases, crear una agenda país clara (con objetivos y medidas a corto o mediano plazo) y establecer redes de colaboración con otras organizaciones, esa es la respuesta que el gremio educativo necesita.
Si la ANEP pudo, ¿por qué nosotros no?