Sigue candente la tensa circunstancia de la hasta ahora inconmovible posición de las nueve personas que dirigen la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), con relación a su arbitraria decisión de imponerle a toda la clase trabajadora asalariada de este país, para “salvar” el sistema de pensiones IVM, una rebaja del 1% de los salarios totales devengados, sin importar la liquidez que éstos tengan según los compromisos financieros que carga cada persona trabajadora.
Y es que ha quedado en evidencia la profunda desigualdad entre la situación que nos espera a quienes tengamos que pensionarnos por la Caja (régimen de Invalidez, Vejez y Muerte IVM), comparada con la de quienes están ya cubiertos o en camino de estarlo de lo que se ha denunciado como pensiones de lujo.
A como uno ve las cosas que pretende imponer la actual directiva de la Caja, pensionarse vía IVM-CCSS significa empobrecerse. Por el contrario, vía pensiones de lujo, significa enriquecerse.
Las pensiones IVM-CCSS van para atrás: nos imponen cotizar más (1%), pretenden elevar la edad (65-70 años), y reducir el monto a recibir (40%). Las pensiones de lujo no sufrirán cambio alguno. Sus beneficiarios pueden estar seguros de que cada mes, los 5 millones, los 6 millones, los 7 millones, los 8 millones, los 9 millones, los 10 millones y hasta más, les seguirán llegando.
La gran paradoja de todo esto es que al trabajador le están dando duro por partida doble. Por un lado, le van a rebajar un 1% de su salario para subir el monto de su aporte obrero a IVM-CCSS (pasar del 2.84% al 3.84% de su salario total mensual); por otro, debe seguir aportando, también de su salario, para que se mantenga el sistema de pensiones de lujo con cargo al presupuesto nacional.
¿Cómo? Cada vez que va al supermercado (impuesto de ventas), o cada mes que le rebajan impuesto sobre la renta a su salario, está aportando de su propio ingreso para que el fisco tenga suficiente plata y pague esas millonarias pensiones de lujo.
Y lo peor de todo es que esas personas jubiladas receptoras de esas pensiones de lujo con cargo al presupuesto nacional de la República se niegan a pagar las contribuciones solidarias recientemente impuestas por ley, interponiendo cualquier cantidad de recursos de amparo y/o acciones de inconstitucionalidad para que no se le toque ni un solo cinco de lo que actualmente reciben vía exacción de impuestos que se le sacan a la clase trabajadora.
Y aquí el famoso refrán que plantea que “al que no quiere caldo, dos tazas”, es mejor adoptarlo así para aplicarlo a esta circunstancia: “al que no quiere caldo, tres tazas”. ¡Sí, “tres tazas”! Pues la pretendida rebaja salarial generalizada del 1% que pretende imponer la directiva de la Caja es para rellenar un gran hueco en las finanzas de IVM-CCSS que, según voces sumamente expertas, es del orden del millón de millones de colones; situación ésta en la que nada tuvimos que ver quienes seremos “condenados” a esa rebaja salarial; y, como explicamos, de su menguado salario seguir aportando para el pago de las pensiones de lujo.
¡Qué va! Al pueblo trabajador, en esto de las pensiones, no le están dando palo por partido doble. ¡Es por partida triple!: ¿Y quién está pegando el grito al cielo por toda esta gran justicia? ¡Los sindicatos! ¡Sólo los sindicatos! Ni el movimiento cooperativo, ni el movimiento solidarista, ni los colegios profesionales, ni los partidos políticos, ni los candidatos presidenciales… ¡Sólo los sindicatos!
Por eso los sindicatos merecen el más decidido apoyo obrero en esta noble causa por la verdadera justicia en materia de pensiones. Nosotros pensamos que si todos los sindicatos, de todos los colores y matices, dejan de lado sus diferentes subjetivas y se ponen una única camiseta, la camiseta obrera, debemos apoyarle cuando formulen un llamado unitario de salida coordinada a la calle.