Estamos plenamente convencidos de que Costa Rica es un país bendecido por Dios, Nuestro Señor. No nos cansamos de darle gracias al Creador, por habernos dado el privilegio de haber nacido en esta maravillosa tierra. Tantos años de resistencia, contra la implementación total de una concepción de “desarrollo” excluyente, egoísta y sin alma, han valido la pena.
Pareciera que el concubinato escandaloso entre cierta prensa corrupta (que degeneró en negocio meramente, renegando de todos sus principios de democracia y equidad informativas), con una buena parte de la menos corrupta clase política tradicional, está llegando a su fin.
Aunque quizás no se tiene claro cuál es la naturaleza de lo nuevo que se quiere, mucho de lo viejo fue repudiado con ocasión de las elecciones del pasado domingo 5 de febrero. Esto sigue sin ser comprendido por esos que siempre han vivido en lo viejo, sin poder entender que la historia que ya está cerca, se ha de escribir por nuevos actores. Por eso es que nos atacan tanto.
La gente quiere Patria no la nación que unos pocos han pretendido imponernos. La ciudadanía quiere información y poco a poco, al día, va dejando de comprar las “noticias” publicadas en pasquines rosa. La prensa responsable, participativa, alternativa, equitativa, militante con la democracia, va imponiéndose.
Los gritos histéricos y los insultos vulgares han puesto, en vela, el cadáver todavía insepulto de los que en otros tiempos, imponían cuando hablaban; condenaban cuando señalaban; ungían cuando nombraban. Hoy, ese tipo de gacetilleros asalariados, amanuenses de planilla, forma parte de todo lo viejo que va muriendo. Esa putrefacción que muestra esa perversa forma de hacer periodismo, pronto quedará enterrada.
Lo nuevo va naciendo. Una sociedad que, pese a tanta adversidad, continúa soñando. Una sociedad que se resiste a renegar de su legado histórico. Una ciudadanía que va cobrando autonomía y que no se traga los cuentos del falso “libre” comercio. Una sociedad civil organizada, que ha sido capaz de imaginarse un país en el que quepan todos, hasta esos gacetilleros asalariados y esos amanuenses de planilla.
Fuimos originales como país. Seguimos siendo especiales como Patria. Esa visión de la nación que algunos quieren tener (e infructuosamente nos han intentado imponer), no es la de la inmensa mayoría.
Como costarricenses supimos tomar elementos positivos de las más diferentes filosofías políticas. Hay algo de liberalismo en nuestra rebelión al autoritarismo; hay algo de humanismo cristiano en nuestra sensibilidad; hay algo de socialismo científico en nuestra sociabilidad; hay algo de socialdemocracia en nuestra solidaridad. El extremismo no pasará.
Es todo esto lo que nos hizo distintos y por eso el fracaso mediático de quienes, pese a tener tanto dinero a su haber, no han podido doblegarnos. Sigamos adelante para seguir construyendo lo nuevo que va naciendo, porque ya hemos empezado a enterrar lo viejo que está muriendo.
Albino Vargas
Secretario General
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)