La famosa familia de políticos costarricenses oriunda del cantón de Palmares, provincia de Alajuela y conocidos en el ambiente nacional como los Araya Monge, ha perdido por estos días dos de sus integrantes quienes fallecieron de causas naturales mediando entre ambos decesos pocos días.
Don Luis Alberto Monge Álvarez, Presidente de la República en el período 1982-1986, fue el primero en partir; y, don José Fabio Araya Monge, sobrino del mismo y quien fuera Secretario General de la ANEP por tres períodos consecutivos (cuando éstos eran de tan solo un año de duración): 1979-1980, 1980-1981 y 1981-1982, le siguió.
Expresamos sinceras condolencias por el sensible fallecimiento de ambos a la familia de los Araya Monge.
Don Luis Alberto también tuvo que ver con la ANEP. De él se han estado escribiendo por estos días anécdotas, panegíricos, loas y análisis (especialmente en el contexto de su mandato presidencial).
Tuvo una trayectoria sociopolítica intensa: el diputado más joven de la asamblea constituyente de 1949 (y el último de ellos en morir), sindicalista internacional en el marco de la Guerra Fría y como parte de la confrontación político-ideológica Este-Oeste, hasta Presidente de la República; dando en su gestión un giro de 180 grados hacia la derecha recalcitrante reaganiana en el marco de tal confrontación, lo cual muchos interpretamos como el principio del fin de la vigencia en el país de los ideales socialdemócratas clásicos que en nuestro país instauró el caudillo José Figueres Ferrer (“Don Pepe”).
Méritos los tuvo don Luis Alberto y ya han sido señalados en el marco de su deceso por sus correligionarios y por diversos analistas. Humildad, don de gentes y sencillez le caracterizaron y eso todo el mundo se lo reconoce. Su llegada en los últimos minutos de su vida al servicio de emergencias de Hospital San Juan de Dios, el centro médico de servicio público más emblemático del país, podría ser certificado de esa sencillez como ser humano y de su origen y pertenencia a los sectores populares.
Pero como figura política trascendente que fue también protagonizó episodios altamente controversiales, considerando que las etapas más intensas de su vida política estuvieron marcadas por el conflicto geopolítico que desplegaron los Estados Unidos y la hoy extinta Unión Soviética (URSS), hasta 1989 y desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este período histórico, 1949-1989, es el escenario donde él de desenvolvió, básicamente. De seguido les comentaré uno de esas cuestiones controversiales que nadie ha contado hasta el momento.
En noviembre de 1983 el otrora legendario Partido Comunista de Costa Rica-Vanguardia Popular se dividía y a partir de ahí las dos fracciones confrontadas iniciaron una batalla campal por dejarse el control de los sindicatos que influenciaban y que tenían como correas de transmisión de las directrices e imposiciones del partido.
ANEP no fue la excepción y en sus elecciones de julio de 1984 ambos bandos se dieron de garrotazos, literalmente hablando. El Presidente Monge tomó partido en esas elecciones de la ANEP apoyando al bando de los hermanos Mora Valverde y en contra del grupo Vargas-Ferreto que, finalmente, fue el ganador.
Sin embargo, el Presidente Monge y su gobierno no reconocieron esa elección, se negaron a inscribir la directiva triunfadora, se le cerraron las cuentas bancarias a la organización y se le retuvieron las cuotas deducidas a la afiliación. ANEP estuvo al punto del estrangulamiento económico-financiero durante muchos meses pero resistió y fue una acción judicial interpuesta con esa sapiencia insuperable del Lic. Mario Alberto Blanco Vado (q.d.D.g.), la que puso en cintura al gobierno del Sr. Monge y a su sicario político de entonces en esta materia, el señor José Calvo, su ministro de Trabajo. La ANEP volvió a la normalidad y desde entonces se sentó un precedente jurídico vigente hasta la fecha: los gobiernos no tienen que meterse en la vida interna de los sindicatos.
Muchos años después don Luis Alberto pidió sostener una conversación con quien esto escribe. Mediando su respetado sobrino, don Rolando Araya Monge, fuimos hasta la casa de éste. Larga tertulia sociopolítica esa noche y le agradecí su indicación de que era lector asiduo de nuestros artículos para el Grupo Extra, expresándome que como sindicalista que él fue, era importante que el movimiento auténticamente laboral de la clase trabajadora como lo es el sindicalismo, estuviera de manera persistentemente difundiendo sus pensamientos; y, por otro lado, que nuestros propios planteamientos en esos artículos, él los compartía, por lo general. Dos entrañables compañeros de ANEP fueron testigos de este nocturno conversatorio con don Luis Alberto en la casa de don Rolando, su sobrino.
De sus palabras y análisis entendimos que resentía la circunstancia histórica de que su adorado partido hubiese abjurado y renegado de los valores y principios socialdemócratas; reivindicándose él mismo (según nuestra perspectiva), con su manifiesta oposición al TLC con Estados Unidos según fue notoriamente público.
Por su parte, don José Fabio, como Secretario General de la ANEP, respondía a intereses de “comité central ordene”, lógicos en esas épocas militantes en el seno de la izquierda (o izquierdas, más bien), emitidos por el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) al cual él pertenecía. Poco tiempo antes de que este grupo partidario perdiera el control de la ANEP ante Vanguardia Popular en anteriores tormentosas elecciones, las de 1982, dos años antes de la intervención de la ANEP ejecutada por el gobierno del tío de don José Fabio, don Luis Alberto.
En esas complicadísimas elecciones de 1982 de la ANEP otro Araya Monge se involucró, don Johnny (excandidato presidencial en el 2014 y actual alcalde de San José). Don Johnny hacía proselitismo a favor de la tendencia en la que militaba su hermano don José Fabio para esas elecciones sindicales, se llamaba Avance. Ellos y sus compañeros tenían un proyecto político.
Si recordamos bien esa tendencia sindical a lo interno de la ANEP, denominada Avance, respondía a un lineamiento estratégico formulado por el MRP, conocido en ese entonces como “La Nueva República”. ¡Qué curioso! Muchísimos años después, la ANEP aparecía como gestora y promotora de la propuesta de “La Tercera República”, junto a la organización sindical colega la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN) y otros sectores.
Igual y muchísimo tiempo después, otro Araya Monge se cruzaría en la vida de la ANEP: don Rolando Araya Monge, un prestigioso intelectual y estudioso de la realidad nacional e internacional a quien le guardamos muchísimo respeto. Don Rolando estuvo de nuestro lado y del lado de la más grande gigantesca coalición cívico-ciudadana de todas las luchas patrióticas contemporáneas de nuestra república: la del NO AL TLC y esa maravillosa experiencia de los comités patrióticos, ilusión de articulación para una nueva vida patria que alimentó y todavía alimenta nuestras vidas militantes en la lucha social.
Además y en lo específico para ANEP, don Rolando nos ha dado sus valiosísimos aportes en procesos de formulación de propuesta alternativa al neoliberalismo, como parte de los enormes esfuerzos que hemos desplegado en los últimos años para generar un sindicalismo de otro tipo, más ciudadano y profundamente sociopolítico.
Notarán ustedes que hemos formulado pinceladas de un pasado reciente en el cual la familia de los Araya Monge ha tenido, de un modo u otro, vinculaciones con el mundo obrero, con el mundo de lo social, con lo sindical.
Es nuestra visión de aquel entorno en aquel entonces. Y también habrán notado que para las matrices hegemónicas mediáticamente dominantes estos episodios no existieron. Paz a los restos de don Luis Alberto y de don José Fabio. Nuestro sincero sentimiento de solidaridad para con sus familiares.