Los narcodólares afectan la economía nacional

El asunto, en verdad, se las trae. El sector exportador costarricense está siendo fuertemente afectado pues por cada dólar que genera, son menos colones los que se convierten en rentas dentro del circuito financiero nacional, afectando la competitividad de tal sector.

Cualquiera podría decir que ¡qué bueno que el empresariado exportador reciba menos plata y tenga menos ganancias pues, de por sí, mucha gente trabajadora que labora en tal sector es superexplotada!, lo cual es cierto.

Como sabemos, la superexplotación laboral es parte central del proceso sistemático de crecimiento de la desigualdad. Ello se profundiza si, además, se ponen en peligro empleos en el sector exportador y nada más doloroso en estos tiempos que quedarse sin empleo.

La esencia de la lucha sindical no solamente es por la libertad sindical y el trabajo decente y digno, sino para que se conserven los empleos mejorando su calidad. Con tanto dinero narco ingresando a la economía nacional, sin control alguno, en el sector exportador son muchos los empleos en riesgo y esto debemos denunciarlo.

Aquí lo más grave es el papel del Banco Central de Costa Rica (BCCR), que está de manera sospechosamente conveniente, “mirando para otra parte”. La lavadora narco suena fuerte en sus propias puertas pero en el BCCR no escuchan nada.

Esta actitud de “complicidad pasiva” con el funcionamiento de esa lavadora, queda más evidente cuando el máximo jerarca de la ABC (la Asociación Bancaria Costarricense), don Franco Naranjo, recientemente comentó que “los movimientos de capital de corto plazo que están llevando a la apreciación del colón no están ingresando por medio de los bancos, ni forman parte del fondeo del crédito bancario comercial”.

¿Significa esto que estos movimientos son de lavado de dólares? Pues parece que sí. La ABC es contundente al indicar, por una parte, que el gran movimiento de dinero que se observa todos los días no se da por medio de los bancos; y, por otra, ese montón de dinero no es parte del fondeo del crédito bancario con fines comerciales. En otras palabras, los dólares del narco andan sueltos en la calle, sin control alguno, dislocando la actividad productiva nacional y el Banco Central, ¡muy bien, gracias!, mirando para otra parte.

En consecuencia, lavado de dólares y movimientos de capital externos aprecian el colón, lo sobrevaloran frente al dólar y, por tanto, afectan la competitividad de las exportaciones costarricenses. El lavado influye en el tipo de cambio porque los dólares narco se cambian en el país generando una sobreoferta que abarata el tipo de cambio del colón por el dólar. Esto afecta la competitividad de la economía costarricense.

Adicionalmente, los Estados Unidos, con su política fiscal y monetaria, busca inundar de dólares el mercado mundial y de esa forma abaratar el dólar y mejorar la competitividad de ese país. En el caso nuestro, significa que capitales de corto plazo también llegan al país y aprecian nuestra moneda. Aquí, además, queda en evidencia la doble moral del gobierno gringo en cuanto al narco, dice combatirlo pero los trillones de dólares que el comercio de la droga genera le sirven a su propia economía.

En esto de la apreciación del colón por el ingreso masivo de los narcodólares a Costa Rica, quienes están felices, más que felices, son los importadores. Tienen que aportar menos colones para importar más. Y con el desastre fiscalizador aduanero, pues están doblemente felices: importan más, más barato y cero impuestos, prácticamente.

El poder hegemónico dominante no hará nada para controlar tal situación. Tendrá que ser la gente, la ciudadanía, los movimientos sociales de todo tipo y los partidos políticos decentes todavía. Aún hay tiempo. Todavía el narco no nos ha convertido en un “Estado fallido”, como ya lo ha hecho con México y con Guatemala. Hay que emplazar al Banco Central, hay que pedirle cuentas, hay que exigirle que tome medidas como el registro de capitales, la acreditación previa para compra de bonos en bolsa, la reestructuración fiscal aduanera, entre otros aspectos preventivos de urgencia, antes de que la economía costarricense termine por ser, del todo, una economía narco.

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