Estamos viviendo un cambio de época en América Latina y el Caribe. El proceso de tomar el destino de los pueblos en manos propias avanza en el continente. Después de largos años de pérdida de autodeterminación se fortalece el sujeto colectivo que construye su propio futuro. El ALCA ya fue enterrada en 2006 en el Mar del Plata, Argentina. En lo que falta de aquí al 29 de febrero de 2008 está en juego el destino de los TLC, fecha que expira la autorización del Congreso Norteamericano a su gobierno de negociar tales tratados sin que dicho congreso tenga la opción de cambiar su contenido. Aunque en diferentes países dichos tratados ya entraron en vigencia, la lucha contra los TLC continúa en América Latina y el Caribe.
Varios países se han resistido contra ellos, destacándose recientemente el caso de Costa Rica. Bajo presión popular se logró reivindicar someter el TLC a consulta popular mediante un referendo. La Alianza Continental convirtió el referendo sobre el TLC en Costa Rica en una Campaña Continental por el NO al TLC, dado que ahí se jugaba una derrota de la estrategia de los TLC. Con un trabajo popular arduo de años, el NO al TLC estaba ganando terreno en ese país. Según una encuesta representativa realizada una semana antes del referendo el No al TLC estaba ganando incluso con 12% de ventaja sobre el Si. Con 98,47% de las mesas electorales escrutadas, sin embargo, el “Sí” en el referéndum de Costa Rica realizado el 7 de octubre obtuvo 51,57 por ciento, mientras que el »No’’ obtuvo 48,42 por ciento en una votación cerrada donde participó el 60% del electorado.
Ahora bien, si a pocos días del referendo el NO ganaba por 12%, ¿como se explica el revés? En respuesta a la situación desesperante, el gobierno desató una descarada ofensiva publicitaria y propagandística. Para chantajear a la población costarricense y coaccionarla a votar a favor del Tratado, el gobierno de Estados Unidos amenazó a través de los medios de comunicación costarricenses con eliminar los beneficios de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, que en realidad beneficia al sector exportador, en gran parte de capital norteamericano. Lo que no publicaron esos medios es la respuesta de unos miembros del partido Demócrata que esa potestad no la tiene el gobierno, sino el Congreso. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no guardó la neutralidad en ningún momento del proceso, al admitir que el gobierno pudo invertir durante toda la campaña deuda política en el Si, dejando sin financiamiento a los movimientos sociales en busca de una política alternativa.
El llamado proceso “democrático” en realidad fue una lucha popular contra el poder imperial que desde EEUU y su embajada en Costa Rica mandaba intimidaciones y amenazas, el poder económico local que solo financió la campaña del SI, el poder político local que hizo toda clase de chantajes e intimidación del caso y el poder de los medios de comunicación que solo apoyaron la tesis del SI y manipularon toda la información.
La victoria del NO en Costa Rica es de haber construido poder popular. Hubo un proceso de politización nueva que se desarrolló en torno al referendo en general y a través de la labor del los comités patrióticos en particular. Se demostró que los movimientos sociales pueden presentar proyectos políticos alternativos que no representan los intereses del poder local y del imperio. De ahí podrán emerger futuras campañas más radicales en el país. Es de esperar que de aquí a Febrero de 2008 la lucha se intensificará tanto en el asamblea legislativa como en la calle en torno a las leyes que ha de aprobar dicha asamblea legislativa de Costa Rica en torno a la “liberalización” de las telecomunicaciones, los seguros, los patentes y los derechos de propiedad intelectual, entre otros. Si cualquiera de esas leyes no cumple con las exigencias impuestas por EEUU en las negociaciones del TLC, el tratado no entrará en vigencia. La lucha social por una alternativa a los tratados de libre comercio ha perdido una batalla importante en Costa Rica, pero aun no la guerra.
Asimismo son de esperar reivindicaciones en el continente de que ningún gobierno adhiera a un TLC sin una consulta popular democrática. La coyuntura internacional se torna cada vez más favorable al proceso de desconexión, incluso en EEUU. Las tesis proteccionistas suelen sonar cada vez más en el Congreso norteamericano ante la pérdida de competitividad de su economía norteamericana y ante la amenaza de una recesión a partir de la imperante crisis en el sistema financiero. Es de dudar que las tesis de libre comercio se sostengan en el Congreso norteamericano después del 1 de marzo de 2008 ante la campaña política en EEUU. Con las grandes derrotas militares en Medio Oriente y una crisis económica encima, la política se tornará cada vez más proteccionista, un entorno donde la desconexión tendrá la coyuntura más a su favor.
Wim Dierckxsens es investigador del DEI en Costa Rica, representante del Foro Mundial de Alternativas (FMA) para América Latina y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Latinoamérica de Economistas Políticos (SEPLA)