Esa es nuestra Patria, a la cual debemos defender y fortalecer, jamás entregar. Todo lo que se dice acerca del TLC son meras especulaciones, similares a las de quienes predicen el futuro. Lo único cierto es que favorece a quienes como los Arias Sánchez, por ejemplo, son millonarios y grandes empresarios.
Despreocúpese don Hernán por el futuro estudio de sus hijas, usted podrá enviarlas a los mejores centros educativos del planeta. El problema lo tendrán quienes no cuentan con los recursos necesarios, ni siquiera para poder enviar sus niñas y niños a las escuelas públicas, peor aún si con ese tratado se reactiva el Proyecto de “Municipalización”. Para que se ubique mejor en el concepto de la educación en un país con más de 12 años de un TLC con EE.UU. se le recomienda darse una vueltita por barrios de algunos estados mexicanos.
Tampoco es cierto, lo que parecido a usted manifestó por TV un dirigente del solidarismo, quien le dice sí al Tratado aduciendo no querer que sus hijas tengan que irse, en el futuro, a buscar trabajo a otro país. Igual que a usted, lo referimos a nuestro mayor exponente de un TLC con EE.UU., México, donde la gente hace lo imposible para pasarse a su vecino del norte, buscando qué hacer, pero los retienen con un muro, armas, persecución y deportaciones masivas.
No debemos imitar a un país como México, el cual siendo mucho más fuerte que nosotros, en todo, investigaciones hechas, por el noticiario de TV Primer Impacto, con motivo del programa “Los hijos de Fox”, sobre adictos e indigentes, concluyó en que, no solo esta población se incrementó sustancialmente, sino que existen 50 familias multimillonarias, encabezadas por Slim, pero 50 millones de personas pobres. Concentración de la riqueza se llama esa figura. Por su parte, el programa “Sábados Gigantes” de don Francisco, reveló según estudio hecho que la desocupación mexicana supera, en mucho, los 2 millones de personas.
No podemos, ni debemos abrir las puertas de nuestro país a un tratado con antecedentes criminales contra las sociedades de otros países. Los mexicanos le dijeron sí hace más de una década, sin derecho a arrepentirse.
Nosotros hoy, tenemos una gran responsabilidad.
Yo, al menos, sin presiones, sin que nadie me dé un colón, pero con conocimiento de causa, consciente de mis deberes, derechos y libertades, con la gran responsabilidad del bienestar social de las futuras generaciones, pensando en el legado para ellas de todas las instituciones, garantías y servicios sociales, le voy a decir NO al TLC en el referéndum, al igual que toda la clase trabajadora.
No quiero decir sí, para después de pasados unos años arrepentirme, teniendo que decir: ¡Qué torta!, había que decir NO. Ya para qué.
Medford, mejor dedíquele su tiempo a la “Sele”.
*Educador jubilado
Fuente: Diario Extra