Acaba de concluir un proceso de reflexión obrero-social que no merece pasar desapercibido y que tiene que ver con la imperiosa necesidad del fortalecimiento del papel del sindicalismo como parte esencial del sistema democrático.
Es bueno insistir en que no puede haber Democracia sin Sindicalismo y que sin la existencia del Sindicalismo una sociedad no se puede de preciar de ser democrática.
La Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Central, Haití y República Dominicana, cuya sede está en nuestro país, se acaba de apuntar un gran éxito de enorme relevancia y creemos que sin precedentes en los últimos tiempos; al crear las condiciones para un ejercicio de formulación de propuesta desde el ámbito sindical en estos delicados ámbitos de los desafíos que tiene una sociedad en búsqueda de una plena inclusión social, de reducción de las desigualdades, a favor del bien común y con pleno respeto a los derechos humanos integralmente concebidos y universalmente reconocidos.
Representantes y dirigentes de la Central Social Juanito Mora Porras (CSJMP-ANEP), de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN) y de la Central del Movimiento de Trabajadores Costarricenses (CMTC), todas estas asociadas a la Confederación de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA), junto a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en un ámbito de confraternidad unitaria de nuevo tipo, atendiendo convocatoria de la OIT y bajo la dinámica metodológica participativa de los grupos focales generaron valiosísimas Propuestas sindicales sobre el empleo y sobre el desarrollo productivo para el diálogo social.
“Políticas de empleo en Costa Rica”, “Economía Informal y Economía Social Solidaria”, “Empleo y Políticas de Empleo Juvenil” y “Formación Profesional” son los temas de esos cuatro grupos focales y que muestran un gran esfuerzo intersindical por superar, por un lado, los estrechos márgenes de un sindicalismo corporativo-gremial de cortedad de visión; por otro, dejar de depender de eslóganes y muletillas político-ideológicas muy gastadas, atreviéndose a incursionar en los difíciles terrenos del sindicalismo propositivo y su sustentación primordial según se viene planteando como sindicalismo sociopolítico y, en nuestro caso, con contenido de sindicalismo ciudadano.
Para que se tenga una noción de este extraordinario esfuerzo de propuesta obrero-social y de las repercusiones que pueda tener si logramos una articulación eficiente para la incidencia y para la operatividad del esfuerzo mancomunado de estos cuatro grupos focales sobre las Propuestas sindicales sobre el empleo y sobre el desarrollo productivo para el diálogo social; únicamente con un vistazo a los puntos abordados en cada uno de los cuatro da una idea de la magnitud de este esfuerzo que, reiteramos, hay que agradecer a la oficina regional de la OIT por su promoción.
En el grupo focal “Políticas de empleo en Costa Rica” se reflexionó sobre que el horizonte del país es el desarrollo productivo con ámbitos tan potenciales como la soberanía y la seguridad alimentaria; el fortalecimiento y el acompañamiento productivo a las pymes y a las organizaciones de la economía social solidaria; la afirmación positiva para el empleo de personas con discapacidad; la necesidad de vincular la macroeconomía y el empleo (papel del Banco Central); y, el empleo público como estrategia de promoción, de inclusión y de articulación de políticas sociales y productivas para el bien común y para la reducción de las desigualdades.
Además, se propuso el desarrollo de un sistema de formación técnico-profesional, definiendo con claridad su orientación, su intermediación y su colocación; además de lograr una articulación de impacto entre el sistema de formación técnica y la educación formal.
No podía faltar el tema de los trabajadores migrantes y su papel en el desarrollo productivo del país. Además, se incluyó en este esfuerzo de integración de propuesta sindical, el apoyo a la producción social, laboral y ambientalmente limpia, como nuevo paradigma del desarrollo productivo.
Y, por supuesto, si tal desarrollo productivo pretende, estratégicamente hablando, la inclusión social, la ya casi encima reforma procesal laboral, la política salarial, la equidad de género, la libertad sindical y la negociación colectiva, son temas fundamentales del diálogo social; diálogo social que debe incluir el fortalecimiento de la seguridad social, así como el seguimiento y la institucionalización de la política de empleo.
Prácticamente todos estos temas están en varias agendas político-partidistas y hasta institucionales, así como en otros agrupamientos sociales y civiles.
Sin embargo, lo notable es que se están planteando en un esfuerzo de articulación esencialmente sindical abarcando varias corrientes del movimiento que, hasta ahora, vienen trabajando por separado, con todo y con parte de esta temática del empleo y del desarrollo productivo.
En cuanto al grupo focal “Economía Informal y Economía Social Solidaria”, resalta el cuidado que tuvo el proceso para conjuntar un diagnóstico sobre la informalidad con una definición muy acertada: la informalidad debe ser un tema de la agenda sindical; considerando que la base para la construcción de esta debe ser la Recomendación 204, adoptada a nivel global en el seno del tripartismo gobernante de la OIT, en el 2015; quedando claros los lineamientos de esta articulación sindical en este ámbito.
En cuanto a la economía social solidaria, el sindicalismo la define como una herramienta que favorece el desarrollo local y que promueve valores humanos fundamentales.
Además, que el Estado debe destinar un fondo específico para su financiamiento mediando la creación de un organismo único de alto nivel para promover su desarrollo; incluyendo disposiciones normativas para facilitar el acceso prioritario de las agrupaciones de la economía social solidaria al sistema de compras públicas estatales.
“Empleo y Políticas de Empleo Juvenil”, fue un novedoso tema para una agenda sindical articulada; esfuerzo que se nutrió mucho de la experiencia que se viene desarrollando desde la agrupación ANEP-JOVEN y desde los ámbitos en los cuales esta viene incidiendo.
Tenemos que hacer esta mención específica porque aunque sabemos de esfuerzos en esta línea desde otras corrientes sindicales, ANEP-JOVEN está a la cabeza de los procesos de incidencia y de propuesta en materia de empleo público y sería injusto y mezquino invisibilizar que esto es una realidad de hoy. Ahora ha quedado un producto muy enriquecido con este esfuerzo unitario-sindical en este campo del empleo juvenil.
Finalmente, el cuarto grupo focal “Formación Profesional” determinó que Costa Rica enfrenta una grave brecha de competencias laborales; destacándose que las competencias de las personas, particularmente las de los jóvenes, no coinciden con las que demandas las empresas.
Aparte de definir los principios que deben animar esa Formación Profesional con perspectiva sindical, las propuestas en este campo tienen que ver con mejorar la equidad, mejorar la calidad y mejorar la pertinencia.
Debemos felicitar a los compañeros y a las compañeras dirigentes y representantes sindicales que tuvieron la enorme responsabilidad de llevar a buen término y con tanto contenido analítico-propositivo este esfuerzo articulado de Propuestas sindicales sobre el empleo y sobre el desarrollo productivo para el diálogo social.
He aquí, sin duda alguna, un extraordinario componente para integrar al debate, a la reflexión, a la propuesta de lo que hemos denominado como Sindicalismo del bicentenario.
Es importante recalcar que se trató de un esfuerzo intenso y exitoso de las centrales que en Costa Rica responden a la más grande y a la más representativa corriente sindical en la América de hoy, la Confederación Sindical de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA): CSJMP-ANEP, CTRN y CMTC, junto a su compañera fraterna, la CUT.