A las personas trabajadoras asalariadas con empleo fijo en el sector privado, muchas de las cuales apenas ganan el salario mínimo y a otras, muchas más, ni siquiera les pagan ese bajo salario mínimo.
A las personas asalariadas con empleo fijo de ingresos decentes, medios y bajos, en el sector público.
A las personas que trabajan en el sector informal de la economía, por cuenta propia, prácticamente sin seguridad social y que representan casi el 50% de la población económicamente activa (PEA), en edad productiva.
A las personas trabajadoras que no encuentran empleo, cuya cifra oficial ya sobrepasó el 10% pero que con el subempleo y con el empleo precario-ocasional, sobrepasa el 20%.
A las personas jóvenes que han sido excluidas de los sistemas educativos, o que en su efecto lograron estudiar, pero que el acceso a una oportunidad laboral es muy difícil hoy día. Esta realidad se ve materializada en un 19% de la tasa de desempleo joven, el cual está muy por encima de la tasa (oficial) de desempleo nacional de 10.3%. Esta realidad tiene un marcado rostro de mujer.
A las personas emprendedoras de las micro-pequeñas y medianas empresas (ya sean estas las clásicas, las de economía social, las de carácter cooperativo), que todos los días sudan la gota gorda para pagar la planilla laboral y para honrar, en cuanto a patronos, las responsabilidades tributarias y de seguridad social.
Este lunes 25 de junio, todas las principales corrientes sindicales del país, al unísono, han convocado a ese pueblo trabajador a una huelga que se expresará en distintos puntos del país.
Será la tercera vez en que se envía un fuerte mensaje obrero a la clase poderosa del país, la del poder formal y la del poder real: nadie quiere más impuestos en un país en el cual su robo es de más de 300 millones de colones por hora; y por día, de casi 8 mil millones de colones (8.000.000.000). Las dos pasadas protestas, con igual motivación, se realizaron el 25 de abril y el Primero de Mayo.
Durante las últimas semanas, tanto las del pasado gobierno como las que lleva de gestión el actual, hemos estado bajo un sistemático ataque político-ideológico y psicológico-social de que el paquetazo de impuestos-combo fiscal (expediente legislativo 20.580), resulta “imprescindible”, resulta “fundamental”, es la “vida misma del país”, dada la naturaleza perversa de un déficit fiscal que al final de este año 2018 superaría un “catastrófico” 7% del Producto Interno Bruto (PIB).
Este perverso déficit se fue generando a lo largo de los gobiernos presididos por las siete personas expresidentas de la República que se acaban de reunir en la Casa Presidencial, convocadas por el actual mandatario don Carlos Alvarado Quesada y por su ministro de la Presidencia, don Rodolfo Piza Rocafort.
También, de manera paralela y como parte de esta fuerte ofensiva a favor del combo fiscal, proveniente de los sectores del gran capital y sus fichas dentro del presente Gobierno en contra del sector obrero-trabajador del país; se está desarrollando una especie de operación psicológica en el seno de la población del país, propiciando en las mentes ciudadanas un fuerte odio de clase hacia quienes son personas trabajadoras asalariadas del sector Público.
¡Es espeluznante! Es el fomento perverso de una especie de “apartheid social”. ¡Terrorífico! Algo así como el despliegue mediático de cruzada de “limpieza étnica” pero de corte obrero, contra toda persona trabajadora asalariada del sector público.
Quienes son cotidianamente agredidos, agresión que se extiende a sus propias familias, están ya sobradamente legitimados para reaccionar en su legítima defensa y en defensa de sus seres queridos. ¿Cómo? Acudiendo a su derecho constitucional de ir a la huelga.
Una vez más debemos plantearlo fuertemente: Los sindicatos están conscientes de la gravedad del problema del déficit fiscal. Lo que los sindicatos no comparten es que se le responsabilice de este problema a quienes nada tienen que ver con él. Es decir, el pueblo trabajador tal y como lo categorizamos líneas arriba.
La propuesta sindical sobre el déficit fiscal, distinta a la del paquetazo fiscal-combo fiscal, está ya prácticamente lista. El pueblo trabajador y el país sabrán de ella en fecha muy próxima. ¡Hay alternativa! Pero la misma ocupa de miles de soportes cívicos, expresados en la calle, para que sea considerada con su real dimensión y con verdadera voluntad política.
El Gobierno y sus aliados del gran capital están matriculados con el paquetazo de impuestos-combo fiscal, expediente 20.580; el que, por un lado, no le entra con fuerza al problema del déficit fiscal, solamente quiere que una vez aprobado, le den un nuevo préstamo al país de mil millones de dólares (como si ya el endeudamiento público no fuera algo de verdadera locura). Con ese préstamo, el Gobierno actual “se la jugaría” por todo el resto de su mandato y le hereda al próximo un problema todavía más grave y profundo.
Esto, por una parte. Y, por otra, se pretende sacarle más plata, vía ese IVA, precisamente, a los que ya no tienen de dónde pagar más de lo que ya aportan en impuestos: ese pueblo trabajador que caracterizamos líneas arriba. El llamado a huelga de este lunes 25, ¡es completamente justo!