¿Para qué Mesa de Diálogo? ¿Qué le pasó al fondo de IVM?”. Noten ustedes que estas dos preguntas están entrecomilladas y en cursiva porque no son nuestras. El periódico oficial de la Iglesia Católica costarricense, el Eco Católico, se las acaba de formular en un editorial dirigido a toda la comunidad practicante de esta fe religiosa, la mayoritaria de nuestro país; que, a su vez, es la religión con la cual se identifica una gran cantidad del pueblo trabajador costarricense.
Por la importancia de este acontecimiento, que la Iglesia Católica tica esté del lado obrero en estos momentos cruciales del más importante sistema de pensiones del país, el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) administrado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), les compartiremos seguidamente frases textuales de ese histórico editorial del Eco Católico.
Recordemos las dos preguntas que se hace el Eco Católico: “¿Para qué Mesa de Diálogo? ¿Qué le pasó al fondo de IVM?”. De seguido, les transcribimos los impactantes argumentos de la Iglesia Católica a propósito de esas dos preguntas claves:
“Estas y muchas otras dudas quedan luego de la decisión unilateral de la mayoría de miembros de la Junta Directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) de aumentar en un punto porcentual el aporte de los trabajadores al Fondo del Régimen de Pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Incluso antes de que la Mesa de Diálogo conformada para analizar el tema diera resultados a partir de la escucha de las distintas posiciones, los directivos decidieron por su cuenta escalonar el aumento de la cuota obrera, medio punto porcentual en julio, y el resto en enero próximo.
¿Para qué entonces llamar a una Mesa de Diálogo si la decisión estaba tomada? Queda la impresión de que se trató de una jugada para apaciguar los ánimos sindicales y darles cauce a inquietudes muy válidas expresadas por actores como la propia Iglesia Católica, a pesar de que su participación histórica en la fundación de la misma CCSS, fue reducida dejándola en la Mesa como un actor secundario con una mínima posibilidad de intervención. Atolillo con el dedo llaman nuestros campesinos a esta figura.
Cuestiones muy delicadas quedan en el aire, entre ellas la justicia social y la solidaridad aplicada a la medida, porque, ¿por qué solo un aumento en la cuota obrera? ¿Y los patronos? ¿No contribuye con esto la propia Caja a profundizar la desigualdad social en el país? ¿Por qué no tocar el aporte patronal? ¿Enfrenta la Caja la presión de sectores que buscan la satisfacción de sus propios intereses?
Y lo más grave: se sacan del foco de atención las responsabilidades estructurales, políticas y administrativas que llevaron a la crisis al Fondo de Pensiones, cuyas consecuencias se intentan maquillar ahora con medidas que quienes conocen el tema, catalogan de paliativas ante la gravísima situación que se enfrenta.
¿Dónde están dando cuentas de sus actos los que años atrás tomaron decisiones irresponsables en relación al Fondo del IVM? ¿Qué tienen que decir sobre esta crisis los que dispararon el gasto y las contrataciones en la CCSS y que ahora guardan silencio?
El argumento de que hace poco se aumentó el aporte del Estado al Fondo se cae solo, porque ni un céntimo de ese aumento ha entrado a las arcas de la Caja, y es muy probable que siga siendo así mientras el país no posea una nueva estructura tributaria.
Entonces, ciertamente se están recargando sólo sobre los trabajadores las consecuencias de decisiones y omisiones que no les corresponden. Otra cosa sería si, en el espíritu del bien común que animó el nacimiento de la Caja en los años 40, todos los actores sociales contribuyeran por igual y de buena fe. Pero lo que vemos es exactamente lo contrario.
Lo grave es que se está jugando con la paz social del país, con la estabilidad institucional y en el fondo con el orden democrático. Nos preguntamos, ¿lo entenderán así los miembros de la Junta Directiva que están tomando estas decisiones?”.
Como ven ustedes, la propia Iglesia Católica nacional a través de su medio de prensa, el Eco Católico, ha cuestionado la rebaja salarial generalizada del 1% que castigará al mundo obrero a partir del próximo primero de julio si no hacemos algo grande e impactante para evitarlo.