Somos del criterio de que más allá de las torpezas y pifias del presente Gobierno, el espíritu del cambio manifestado abrumadoramente en las urnas electorales del pasado año 2014, ha sido violentado con el “asalto” al directorio legislativo ocurrido el pasado 1 de mayo; cuando la repudiada política de los pactos al estilo del tradicional y desprestigiado “PLUSC” se impuso en el parlamento; buscando abrirle espacio y viabilidad política a una agenda de proyectos de ley que en nada tienen que ver con el bien común, con la inclusión social y con la lucha contra la creciente desigualdad; tres contenidos estratégicos por los cuales se trabajó intensamente a favor del cambio, al incentivarse el bloqueo electoral a lo tradicional y fomentarse el voto por las dos opciones más definidas según, sus propuestas, en pro del ansiado y necesario cambio.
La especie de “golpistas” del parlamento y la peonada diputadil a su servicio impulsan ya iniciativas de ley que, definitivamente, nos llevarán a un nuevo escenario de polarización social, con potenciales episodios de abierta confrontación que obligadamente habrá que fomentar. Citaremos tres de ellos que sentimos como una provocación contundente al enfrentamiento.
EMPLEO PÚBLICO. El ataque a los empleados públicos y a las empleadas públicas, al sector público y al empleo público, a la propia institucionalidad pública. Las pretensiones de imponer el salario único, de eliminar los pluses salariales (dedicación exclusiva, prohibición, anualidades y otros), de eliminar las convenciones colectivas (incluso las del sector municipal, violentándose la autonomía constitucional del mismo), son “dinamita pura” en la caldera laboral y social harto decepcionada de tanto engaño y estafa electoral.
Agréguesele a este coctel explosivo, la brutalidad de los recortes presupuestarios por venir, las irracionales políticas de austeridad y de contención del gasto, así como diversas disposiciones administrativas para no sustituir el empleo público vacante, teniendo ya casos absurdos de parálisis institucional que se están llevando vidas humanas por ello. Súmele a esta hoguera pretendidas draconianas reglas fiscales ultra-neoliberales y de límites presupuestarios hiperfundamentalistas, todo lo cual nos llevan a la confrontación social completamente abierta. Estamos seguros de que miles y miles de servidores públicos y sus familias defenderán su empleo y sus salarios como jamás se imaginó.
FRAUDE FISCAL. El bloqueo abierto, descarado y perverso contra las necesarias leyes para combatir el sideral robo de impuestos en Costa Rica y la oposición interesada en ello por parte de quienes acumulan desenfrenadamente ganancias excesivas, precisamente, por las debilidades de nuestra administración tributaria para detener el crimen social que cometen los ladrones de impuestos, representa otro potencial ámbito de confrontación social.
Ya se van desnudando quiénes son esos que desean continuar en la fiesta de la evasión tributaria en todas sus formas: desde capitalistas del empresariado bananero con escaño legislativo, hasta la oligarquía mediática coloreada como evasora de sus responsabilidades tributarias, pasando por diputaciones usurpadoras de la filosofía del humanismo cristiano.
Cada empleado público y cada empleada pública que decida, en la calle, defender su trabajo y el pan de su familia, deberá hacerlo con la más clara y firme convicción de que, por un lado, su salario no es el responsable del déficit fiscal, éste es culpa de los ladrones de impuestos; por otro, brindar apoyo activo a esos proyectos de ley necesarios para combatir, con mayor drasticidad y efectividad, el fraude fiscal en todas sus manifestaciones.
PRIVATIZACIÓN ELÉCTRICA. Los “golpistas” parlamentarios quieren la privatización total de los servicios de electricidad que siempre nos ha brindado el ICE. El modelo eléctrico que el ICE desarrolló en todo el país ha sido sinónimo de paz y de inclusión social. Ahora los mercaderes neoliberales pretenden, con el timo de la contingencia eléctrica, avanzar más en su penetración de los servicios públicos de electricidad buscando su objetivo estratégico final: su mercantilización total. Luego de una malintencionada y manipuladora campaña mediática de engaño a la opinión pública de que en Costa Rica se pagan las tarifas eléctricas más altas de toda la región centroamericana, ahora creen tener el terreno abonado para propiciar esta nueva intentona privatizadora de la electricidad pública. ¡No pasarán! Esta discusión de más privatización eléctrica se cerró en las urnas electorales pasadas. Si lo que dijo la urna no se respeta y es violentado, entonces deberemos votar en la calle, masivamente, invocando precisamente, la Democracia de la Calle. El coctel social explosivo está en preparación y le faltan más ingredientes…