El Día viernes 8 de abril del presente año, se suscitó uno de los hechos más graves que puede darse en la actividad ferroviaria, el choque de dos trenes. En el contexto que este evento se ha dado, y a pesar que todo hace pensar que fue provocado por un error humano, consideramos necesario y procedente externar, por parte de la Seccional ANEP-INCOFER algunos criterios al respecto, por cuanto en el sentido indicado en el evento están involucrados compañeros trabajadores, que conforman la tripulación de los trenes. En primer término, es necesario retrotraerse a los inicios de la prestación del servicio, hace aproximadamente 10 años. En ese entonces el primer servicio que se brindó, fue el de Pavas San José. La institución venía de un lapso de no operación, cuando desde finales de 1998, se comienza a transportar nuevamente carga tanto en el Pacífico como en el Caribe, posteriormente desde el cierre técnico acaecido en 1995. Tras décadas de franco declive de la actividad ferroviaria, cuando el cierre se dio, dejó una infraestructura con un grado altísimo de deterioro y una institución organizacionalmente hablando sumamente débil. Se puede decir, haciendo una analogía con el Ave Fénix, que el tren resucita en 1998, no de sus cenizas, sino en el buen sentido del término de la chatarra que había quedado. Y en esta gestión con mucho orgullo decimos, el poco personal del INCOFER, que había quedado después del cierre, jugó un papel fundamental, crucial y definitorio. Sin temor a equivocarnos, si no es por la respuesta que los funcionarios institucionales dieron, no se hubiera “resucitado” la actividad ferroviaria.
Cuando se inició el primer servicio habilitado: Pavas – San José, no había quien cobrara en los trenes. El personal de INCOFER (todo el personal ubicado en San José), asumió esta función. Se llegaba entre 4 y 4:30 de la mañana, se desayunaba en la institución y a las 5 en punto, se estaba en los trenes listos para realizar la gestión de cobro. El servicio terminaba a las 8:30 y a esa hora el personal se integraba a sus labores habituales. Por la tarde la labor de cobro se iniciaba a las 3:30 y concluía a eso de las 9 de la noche. El personal salía a esa hora, para integrarse nuevamente al día siguiente a las 4 de la mañana. Esto durante casi un mes, tiempo en que ¡absolutamente nadie cobro ni un “cinco” por concepto de horas extras, o viáticos!, esto podemos llamarlo como el fervor ferroviario en su máxima expresión. Se demuestra así la mística laboral que tiene el personal que trabaja en el INCOFER. ¡Ese es su carácter¡
Han pasado 20 años, después del cierre, pero la situación de debilidad organizacional de la empresa persiste, la situación de descuido, prácticamente abandono de la red ferroviaria que, desde la década de los años 70 se dio, cuando las políticas de desarrollo de la infraestructura de transporte, cambiaron su rumbo hacia el transporte por carretera, todavía hoy cobra la factura y muy cara. A pesar de que se ha retomado el tema ferroviario, los esfuerzos realizados en este sentido desde la Administración de don Abel Pacheco a la fecha, no han sido suficientes. Hoy día se apuesta a una ley de fortalecimiento del INCOFER, que a nuestro juicio tiene un nivel de incertidumbre muy grande y, mientras se espera la aprobación de dicha ley, las condiciones dentro de la cuales se da el servicio, tanto de mantenimiento de vías, como de equipo y de los controles de la operación de los trenes, mas bien se complican cada día más, ante la indolencia e inanición de la Presidencia Ejecutiva de nuestra institución. En este sentido podemos afirmar que si hubiese habido una preocupación real, por dotar de personal debidamente capacitado, al centro de control con sistema GPS, que se instaló con la finalidad de ejercer una mejor vigilancia de la operación de los trenes, este evento tan lamentable muy posiblemente se hubiese evitado. No se debe olvidar que los que operan los equipos, son humanos y como tales están expuestos a fallos. Así vemos como en países súper desarrollados, ocurren también este tipo eventos, no obstante es de forma muy esporádica, dado el nivel alto de control que se tiene.
El tema de los trenes varados y/o descarrilados y ahora que chocan entre sí, es “la punta del iceberg” del problema de la institución que regenta el transporte por tren. Debajo de la línea de flotación de este “Iceberg ferroviario”, persisten una serie de problemas institucionales, que inciden negativamente en la prestación del servicio. Es necesario y ya es hora de resolver esta problemática a través de una voluntad y gestión política clara, de cara a la realidad actual de la actividad ferroviaria. Que fortalezca la parte sustantiva de la institución en vez de debilitarla, para que esta se convierta en el precursor de aquel sistema ferroviario de primer mundo que todos los costarricenses soñamos.
La problemática institucional fue señalada a las altas autoridades del INCOFER, mediante un documento enviado por la jefatura del Departamento Electromecánico, responsable del mantenimiento de los trenes. Dicho documento se denomina: “Mejoramiento de la gestión de mantenimiento de equipo ferroviario en el sector operativo del pacífico una propuesta”, en este documento se señalan los factores exógenos y endógenos que afectan la gestión de mantenimiento de los equipo rodantes para dar un buen servicio de transporte de pasajeros y se plantea su solución. Sin embargo cuando este documento se expuso ante el Consejo Director, fue demeritado por el señor Presidente Ejecutivo, y descalificado tiempo después por él, durante su comparecencia ante los diputados de la Comisión de Asuntos Hacendarios, donde hasta se atrevió a culpar a los mandos medios, de la problemática del servicio, en un intento desesperado de encubrir su falta de compromiso y liderazgo. Ojalá que, dada la ocurrencia de este choque, no se le ocurra decir al señor Santana, que este evento es también parte de un boicot o un complot interno y/o externo para perjudicar su gestión, mediante el sabotaje del servicio prestado. Triste argumentación que ha venido esgrimiendo; que afortunadamente nadie le ha creído.
Los trabajadores de INCOFER, amamos nuestra institución, queremos verla surgir, fortalecerse. Nuestro único afán, es el de brindar el mejor servicio a los usuarios a los que nos debemos. Con seguridad, puntualidad, confort. No obstante necesitamos recursos para esto. No para realizar estudios que no hacen falta ni para contratar a dedo consultores carísimos; sino para mejorar sustancialmente lo que nos ha costado casi 20 años de esfuerzo y de lucha. Si bien es cierto que se debe pensar y trabajar en el ferrocarril del futuro, es inadmisible que esto se realice a costillas del sacrificio de los hasta ahora logrado, gracias en gran parte al aporte de los trabajadores, directos e indirectos del INCOFER.