La iniciativa de venta de la cartera del INS es la más sobresaliente estupidez de la que tengamos memoria en temas relacionados con nuestra nstitución. Los contratos de seguros no se pueden vender por dos razones obvias:
1. Son contratos personalísimos que al cambiar de empresa aseguradora automáticamente se resuelven o terminan.
2. Son contratos la gran mayoría a un año plazo, por lo que, al vencimiento del término, el asegurado queda liberado de irse a otra compañía. ¿Quién compraría una cartera así?
Además, los contratos de seguros son mitigaciones de riesgo que implican también pérdida. Caso distinto son las hipotecas bancarias, que son garantías y que obligan a un pago por años. La propuesta en realidad es una venta disfrazada del INS a un pésimo precio y con el engaño de no pasar por la reforma constitucional que da vida al INS.
No contentos con haber abierto el mercado, La Superintendencia de Seguros y los libertarios pretenden acabar con el INS por su permanencia como líder del mercado. Hemos demostrado que somos capaces de cambiar y competir a todo nivel. Tenemos solidez y cada día los trabajadores hacemos un gran esfuerzo por mejorar los servicios y productos. Como no pueden ganarnos en el ring de la llamada libre competencia, utilizan estas estupideces para pretender crear preocupación entre los funcionarios y los clientes. Los libertarios buscarán siempre para sus patrocinadores un Estado más débil, mayor desigualdad y más dinero para sus grandes capitalistas.